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Transformar tragedias

Clara Scherer

Clara Scherer

 

Una reflexión para encontrar nuevos caminos en situaciones de muy alta vulnerabilidad y discriminación: “(Es necesario recuperar) el respeto a uno mismo que nace del fondo de la existencia y que también nos sostendrá, inadvertido, en momentos futuros más despreocupados” (Bárbara Mingo Costales).

Las y los niños huérfanos han obtenido siempre una mirada benevolente (que casi nunca los ayuda a superar injusticias, pero al menos, les consuela); a la mayoría de las personas que viven con menos que lo elemental, las iglesias, las “buenas conciencias”, los gobiernos de izquierda o derecha han pretendido apoyarles y aliviarles en alguna medida, su tristeza, su dolor, su frío, su desnutrición.

De unos años (2011) a la fecha, se han diseñado políticas públicas que permitan que todas las personas accedan a sus derechos: alimentación, salud, trabajo, vivienda. Falta mucho en este camino, pero sin duda es el adecuado. Una de las inquietudes en los tiempos actuales son las niñas, los niños y adolescentes de cualquier adscripción sexual. Sí, les menores de edad que pertenecen a la comunidad LGBTI+. Para elles ni las familias han sido recurso de apoyo, solidaridad, auxilio.

Sabemos que la familia es el primer gran obstáculo a vencer. Padres (hombres) a quienes les repudia sólo pensar que su hija, su hijo se enamore de una persona de su mismo sexo, y son capaces de proferir las palabras más hirientes y expresar su más absoluto rechazo. Madres encolerizadas, temerosas, sometidas, incapaces de ser empáticas y defender a sus propias criaturas.

Las escuelas, públicas o privadas, espacios de exclusión, donde las maestras, los maestros se suman a la vocación de humillar mediante la burla y el sarcasmo, donde, si son chavitas o chavitos muy brillantes, les reconocen el mérito, añadiendo: “lástima que seas …”. Acceder al trabajo es también un calvario y si logran obtener algún empleo, será también espacio de exclusión.

¿Se imaginan qué ha sucedido con las personitas LGBTI+ en esta pandemia? Adivinaron, su situación se tornó insostenible. Les corrieron de su casa, no importando su edad, les despidieron de sus trabajos y parece que no hay lugar para elles en este mundo. Unos colectivos abrieron el refugio Casa Frida. Una diputada, Lucía Riojas, los respalda.

“Recibimos mensajes de personas LGBTI+ que, si ya sufrían de violencia, con el confinamiento el rechazo se agravó. Decidimos construir este espacio seguro”, dice Raúl Caporal, director del Centro de Investigación, Diversidad e Incidencia, una de las varias organizaciones que impulsan el albergue.

Quienes requieran de su respaldo encontrarán orientación médica, sicológica y capacitaciones para integrarse a actividades económicas después de la pandemia. También encontrarán actividades recreativas para hacer su estadía más acogedora: cuentan con un área de lectura, una de videojuegos y otra de películas; así como talleres y charlas, que van desde armar un rompecabezas hasta participar en los viernes de baile.

La presidenta del Consejo para Prevenir y Eliminar la Discriminación en la Ciudad de México (Copred), Geraldina González de la Vega, reconoce que la pandemia ha generado impactos diferenciados en la población LGBTI+, a pesar de que las medidas sanitarias aparentemente están diseñadas desde la neutralidad.

La Unidad de Atención a la Diversidad Sexual, de la Dirección de Igualdad y Diversidad, ha incrementado las atenciones sicológicas vía telefónica. Ulises Pineda, su titular, “Sin temor a equivocarme, diría que ya con estos meses como un 250% (se incrementaron las atenciones). Específicamente, la semana pasada atendí 3 llamadas de intento de suicidio”.

A diferencia de los casos de violencia contra las mujeres, la normativa en materia de derechos de la comunidad LGBTI+ no contempla medidas como los refugios para las víctimas en casos de emergencias.

Casa Frida realiza actividades para recaudar fondos que serán destinados a un capital semilla para las personas LGBTI+ que habitan el espacio, con el fin de apoyarlos cuando estén en condiciones de salir. Si quieres apoyar comunícate al 56 1802 8637. Para recuperar la dignidad, el respeto a una/o misma/o, es necesario que alguien crea en ti.

 

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