Periodismo siglo XXI

El País, versión digital del 27 de octubre, nos lleva, en un parpadeo, a un viaje por la inhóspita, para las mujeres, edad media siglo XXI:“Una ginecóloga contra la prueba de los dos dedos. Tamana Asey asesora a abogados, fiscales, médicos y familias en Afganistán sobre la injusticia e inutilidad del test de la virginidad, que aún se practica en 20 países y que muchas mujeres definen como “tortura”.

Pero, afortunadamente, no estamos en esa parte de Asia, ni en la cruel edad media, y sí, en la América del siglo XXI: “Las mujeres ganan en Morelia. El festival de cine mexicano premia a dos mujeres en las categorías estrella de una edición con amplia representación femenina”. La camarista, de Lila Avilés, cineasta amateur, ganó el premio Ojo al mejor largometraje de ficción, mientras que el documental El sembrador, de Melissa Elizondo, se alzó con el mayor número de distinciones de la noche. El galardón al mejor documental lo logró Una corriente salvaje, de la española Nuria Ibáñez.

Y, también, nos informa que aún en este siglo XXI, paradas en la más occidental de las Europas, las mujeres debemos recordar que “El silencio es un lujo que no podemos permitirnos. La autora del manifiesto Todos deberíamos ser feministas sacudió la pasada Feria del Libro de Fráncfort con este discurso”.

 Las mujeres entendimos las profundas palabras de Chimamanda Ngozi Aidichie, nigeriana, cuando alzamos la voz y hubo repercusiones con el movimiento #Metoo. Su nuevo libro, “El peligro de la historia única, reivindica la utilidad de la literatura para ampliar los límites de la imaginación como forma de combatir el machismo y el racismo”.

¿Alguien duda de que el líder nazi de nefasta memoria era machista? Además de sus terribles KKK aplicadas a las mujeres arias, hubo historias como la que rescata Rosella Postorino: “La catadora. La mujer que se jugaba la vida por Hitler tres veces al día. Una novela resucita el caso de Margot Wölk, única superviviente del grupo de 15 catadoras organizado para que el dictador no muriera envenenado”. Muy valiente él, que pone a mujeres a catar sus alimentos. ¡Uf!

En esa misma edición, el libro de Samanta Schweblin, Kentukis, cuentista argentina, multipremiada por su creatividad, le habla de tu a la tecnología, aclarando lo que a veces se nos olvida,“El mal no es la tecnología; es quien está al otro lado”.

Y al otro lado de la creatividad, la destrucción, el horror, lo insoportable: “La violación múltiple de una joven de 16 años en el centro de Roma enciende de nuevo el debate migratorio sobre el que cabalga Matteo Salvini”. El machismo. El racismo. Lo intolerable porque ofende, profundamente, la dignidad humana.

La muerte tan temida, la muerte tan celebrada en estos días y en este país, la muerte que para algunas personas puede ser, como dijera un poeta del romanticismo mexicano del siglo XIX, Manuel M. Flores, Ninguno puede aclarar el enigma del vivir, tal vez vivir es dormir y morir es despertar. Para Ana González, la llamada Pasionaria chilena, muerta a los 92 años tras la búsqueda incesante de su esposo, dos hijos y una nuera embarazada, desaparecidos por el general Pinochet, no habrá quien se atreva a declarar qué significó la muerte, después de la audacia de reclamar por más de 32 años tan tremenda injusticia.

Reinventar el periodismo en tiempos de crisis, otro de los artículos de esa edición. Y éste es para colmar el orgullo a muchas y muchos mexicanos. “La reportera mexicana Lydia Cacho inaugura el curso de la Escuela de Periodismo UAM-El País”. Mujer valiente e inteligente, que ha puesto el punto en las íes sobre el maltrato infantil, las redes de trata, sobre la indignidad de muchos considerados grandes personas. “Busquen y descubran cuánto pagan los poderosos para crear noticias falsas”, les dio, entre otros consejos, a las y los estudiantes.

Es claro que las noticias sobre mujeres son tan universales como las noticias “neutras” o sobre hombres. O ¿no?

Licenciada en pedagogía y especialista en estudios de género

clarasch18@hotmail.com