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Las niñas. Ángela Merkel

Clara Scherer

Clara Scherer

El 19 de diciembre de 2011, la Asamblea General de las Naciones Unidas aprobó la Resolución 66/170 en la que se estableció el 11 de octubre como el Día Internacional de la Niña, con el objetivo de reconocer sus derechos y dar a conocer los problemas excepcionales que afrontan en todo el mundo, principalmente en países no desarrollados.

A pesar de prejuicios y descalificaciones, hoy una mujer es una de las personas más poderosas del mundo. Fue una niña educada en una pequeña comunidad rural de Alemania Democrática. Su madre le decía cada día, al despedirla para ir a la escuela: “Tienes que ser mejor que los demás; si no, nunca te permitirán estudiar”. Y hoy es doctora en Química Cuántica, canciller de Alemania, la mujer más influyente de Europa en el siglo XXI.

En todo el mundo, las niñas enfrentan obstáculos para acceder a la educación debido a la pobreza, las normas y las prácticas culturales, la prestación de servicios deficiente, la falta de infraestructura, la violencia y la fragilidad. Demasiados obstáculos para su pequeño ser. Pero hay quienes, como Ángela, son excelentes patinadoras en esta delicada capa de hielo llamada vida. Es muy consciente de que la educación y la enseñanza, al igual que la voluntad de entablar un diálogo, son los medios más importantes para prevenir los prejuicios, el racismo el sexismo y el antisemitismo. O sea, para el desarrollo armónico de todas y todos.

Merkel, como muchas mujeres que han tenido que probar su valía, hace su tarea. Cuando se le preguntó durante una campaña cómo maneja a los “machos alfa” como Vladimir Putin, su respuesta fue simple: “Para mí siempre ha sido importante, y no me aparto de eso, tratar de ser como soy, y estoy bien preparada”. Nunca habla de feminismo y en Alemania, aún se niegan los feminicidios. Son considerados “dramas de relaciones” o “tragedia familiar”.

Hace dos años, el Sistema Nacional para la Protección de los Derechos de las niñas, niños y adolescentes (SIPINNA), emprendió diversas acciones para revertir las tendencias que las colocan en situación de vulnerabilidad: prevenir la deserción escolar de niñas y adolescentes, erradicación del matrimonio infantil, prevención del embarazo adolescente, política Nacional de Derechos para la niñez con perspectiva de género e instalar la Comisión de Igualdad Sustantiva. Hoy, ya no hay recursos para este sistema y se dice que habrá transferencias directas a las familias. Pero ¿y si son las propias familias las que vulneran los derechos de las niñas? “Allí donde la educación y la información no son suficientes, se requiere el imperio de la ley con toda la consistencia del derecho penal”, dice Merkel. ¿Y en México?

En el mundo, 130 millones de niñas no van a la escuela y 15 millones de niñas en edad de asistir a la educación primaria nunca ingresarán a una sala de clases y más de la mitad de ellas vive en África al sur del Sahara. La pobreza sigue siendo el factor más importante para determinar si una niña puede acceder a educación. En México, “las afectaciones económicas y sociales se sienten más en hogares con niñas, niños y adolescentes”, señaló Christian Skoog, Representante de la Unicef en el país.

Ángela Merkel: “Mis decisiones tienen consecuencias directas sobre mi país y sus habitantes, así que me tomo todo el tiempo preciso para reflexionar hasta que la decisión está madura. La prioridad, en el marco de la pandemia, es que las niñas y los niños no resulten siendo los perdedores”.

¿Cómo ha podido Ángela Merkel sobrevivir en un país poco feminista? Ellen Ueberschär, presidenta de la Fundación Heinrich Böll, observadora del comportamiento de Ángela Merkel, dice que “no hay necesidad de gritar ni de portarse como un simio”. “Ella no se deja seducir por los símbolos del poder que la empoderan”.

Al parecer, las mujeres necesitan usar el camino sutil para llegar al poder. Es la forma más segura, muestran eficiencia sin resultar amenazantes. Aprender a controlar impulsos, aprender a sonreír tragando corajes. La meta es tener poder para favorecer a quienes más lo necesitan hoy en México: las niñas. No al pin parental. Y, ¡ojalá! que llegue pronto el día en que el 50 por ciento de los gobiernos estén encabezados por mujeres.

 

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