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Un extraño enemigo

Cecilia Soto

Cecilia Soto

La historia, hecha de miles, millones de decisiones pequeñas o quizá grandes para las vidas de las personas, pero diminutas desde la perspectiva de una civilización tiene, para los protagonistas, el sello de la incertidumbre. Como ejemplo están la última semana de mayo y primeras de junio que condensan aniversarios en los que la decisión de unos cuantos cambiaron el rumbo de la historia. El presidente francés, Emmanuel Macron, resumió hermosamente lo extraordinario de los momentos  vividos hace 80 años, cuando el más joven general del Ejército francés, Charles de Gaulle, no aceptó la rendición de su gobierno frente al ejército invasor nazi.

“Cuna de la Francia libre”, llamó Macron a Londres, al otorgarle la Cruz de la Legión de Honor a la capital británica el pasado 18 de junio. El 26 de mayo de 1940 inició la evacuación hacia territorio inglés, de los ejércitos francés y británico, desde Dunquerque, convirtiendo una “monumental derrota” —como la llamara Winston Churchill— en una épica exitosa de patriotismo y audacia militares. Más 338,000 soldados fueron salvados. Dos semanas después, ante la derrota inocultable de las fuerzas francesas, 17 de junio, el general Pétain aceptó el armisticio impuesto por el ejército alemán. El 18 de junio y desde Londres, el joven  De Gaulle, ya condenado a muerte en su país,  hizo un llamado a la resistencia militar y cívica. La resistencia militar, organizada desde Londres y comandada por De Gaulle; la segunda, la Resistencia francesa en territorio.

Hoy leemos esas historias con la íntima convicción de que hubiéramos hecho lo mismo, pero lo extraordinario de esos caracteres es que tomaron la decisión de resistir frente a un enemigo que, en menos de 8 meses, había dominado la mitad de Europa y se mostraba abrumadoramente superior militarmente. Nada ni nadie aseguraba la victoria. Traumatizados por las inmensas pérdidas y sufrimientos de la Primera Guerra Mundial, muchos en los gobiernos y en la sociedad pedían apaciguar y pactar con Hitler. En su segundo llamado desde Londres, el del 22 de junio de 1940, De Gaulle afirmó que, si bien las fuerzas francesas había sido derrotadas militarmente, “nos quedan las gigantescas posibilidades de la industria norteamericana”, pero en Estados Unidos, el presidente Franklin D. Roosevelt enfrentaba una opinión pública que rechazaba participar en la contienda. Hasta diciembre de 1941 y sólo después del ataque japonés a Pearl Harbor, Estados Unidos entró a la guerra.

La historia no son sólo libros, series y películas en las que las angustias de las grandes crisis y batallas ceden a la tranquilidad de saber que conocemos el final. Pero basta recordar la Guerra Civil española, el triunfo del general Franco y las oscuras décadas que siguieron para España. Hoy, también estamos haciendo historia, bastante más amplia que el regreso en el tiempo que nos propone el gobierno como su versión de “hacer historia”. Y tampoco sabemos cuál será el final de las batallas que se están jugando. Nosotros tenemos que incidir para ser parte positiva del relato histórico.

El  “extraño enemigo” del que habla Francisco González Bocanegra en nuestro Himno ha tenido muchas personificaciones dependiendo del periodo y de los avatares que enfrentamos. Hoy, después de casi 170 años, es el coronavirus, del que ignoramos más de lo que sabemos, y una política pública de salud también extraña. La pulsión autoritaria, la idea de que el fin —un proyecto grandioso según el Presidente— justifica todo atropello a la ley, la Constitución, la economía y el medio ambiente es otro reto del que no sabemos el resultado.

El extraño enemigo es también la posibilidad de que el presidente norteamericano, Donald Trump, pudiera reelegirse. No que la República de Weimar —débil y sin experiencia democrática— pueda compararse con el equilibrio de poderes en Estados Unidos o el presidente norteamericano a Hitler. Pero estos casi cuatro años de desgobierno han exhibido cuán frágil es la democracia, aun en países que fueron “el faro de la libertad”.

“Nunca ha habido en todo el mundo, en toda la historia de las guerras, tal oportunidad para la juventud (como la de participar en la derrota del eje nazi-fascista). Los Caballeros de la Mesa Redonda o los Cruzados no sólo palidecen, sino que parecen prosaicos”, dijo Churchill en su famoso discurso “Nunca nos rendiremos”. En el  primer mitin de campaña del presidente Trump,  los adolescentes de la red Tik Tok dieron un adelanto del papel que pueden jugar en la batalla por impedir que un personaje de la talla minúscula moral y políticamente del actual ocupante de la Casa Blanca permanezca otros cuatro años en ella. ¡Bien jugado!

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