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El cuento de la compra de las pipas

Cecilia Soto

Cecilia Soto

El estado mexicano, heredero de Juárez, que sobrevivió a una invasión francesa, de Madero, que derrotó una dictadura, y de Lázaro Cárdenas, que enfrentó y expropió a las compañías petroleras inglesas y norteamericanas, no supo hacer otra cosa que escandalizarse e ir a Nueva York a comprar las pipas.

Vamos a suponer que la versión sea cierta y que, en efecto, los fabricantes nacionales hayan querido abusar. ¿Podían los fabricantes duplicar los precios de la noche a la mañana como cuando se pierde la cosecha de tomates y estos duplican su precio en los mercados? ¿No existía la Secretaría de Economía para proveer al gobierno precios de referencia? ¿No se agrupan los fabricantes del sector automotriz en Cámaras como la Cámara Nacional de Autotransporte de Carga (Canacar), la Asociación Nacional de Productores de Autobuses, Camiones y Tractocamiones (ANPACT) y Canacintra, con las que negocia el gobierno? ¿El gobierno carece de herramientas para ponerlos en su lugar? ¿Debemos creer que el inmenso poder de compra del Estado mexicano –¡600 pipas en un único proceso de compra!– quedaba anulado por un cochupo de los fabricantes “mexicanos”, la mayoría de ellos filiales de compañías extranjeras? ¿El nuevo gobierno carece de herramientas fiscales, comerciales, económicas y normativas ante el supuesto cártel de la industria automotriz? ¿Dónde quedaron 25 años de experiencia en materia de competencia cristalizados ahora en el excelente trabajo de la Comisión Federal de Competencia Económica, Cofece?

El artículo 41 de la Ley de Adquisiciones, Arrendamientos y Servicios del Sector Público (LAASSP) permite las adquisiciones directas en caso de emergencia, amenazas a la seguridad nacional o para usos militares. En abril de 2009, en medio de la epidemia del virus AH1N1, el expresidente Calderón hizo uso de esas mismas facultades para adquirir en forma directa 30 millones de dosis de vacunas contra la influenza a los dos principales fabricantes que había entonces: Sanofi y Glaxo.

En el caso actual, el gobierno podría haber dado una lección de competencia y transparencia mediante una adquisición directa en México, con precios de referencia máximos conocidos por la autoridad. Podría también haber dividido la compra: una parte adquisición directa y otra, una licitación internacional, en la que proveedores internacionales podrían competir con precios bajos. Otra opción sería la de arrendar una proporción interesante de las unidades. Con el arrendamiento, el gobierno de austeridad franciscana se podría ahorrar la compra de seguros para cada unidad, la ampliación o construcción de talleres para reparación de las unidades, la compra de refacciones así como garantizar el pronto reemplazo de unidades obsoletas. 

Más importante, de haberse apegado al espíritu de la ley y sobre todo, del nuevo Sistema Nacional Anticorrupción, el nuevo gobierno hubiera dado la señal de que le interesa fortalecer y respetar los procesos licitatorios y de adquisiciones públicas más eficientes contra la corrupción, según las mejores prácticas internacionales.

Aproximadamente el 60 por ciento de las unidades, 410 pipas, se adquirió con una sola compañía, Navistar, que tiene una planta en Escobedo, Nuevo León, pero que no fabricará las pipas en ella, sino en Estados Unidos. Navistar ofreció los mejores precios, ¿pero será la mejor? En 2014 y 2017 enfrentó demandas colectivas en Estados Unidos y Canadá por posibles defectos en sus motores.  Por otra parte, apenas el 15 por ciento del total de las unidades será terminado de ensamblar en México, en talleres de Ciudad Juárez y Oaxaca.

Otros estudiosos han demostrado con cifras que el transporte de hidrocarburos en autotransporte es el más ineficiente. No tocaré ese aspecto. Pero la práctica constante del nuevo gobierno de eludir e incluso menospreciar los procesos diseñados para crear y fortalecer capacidades institucionales paradójicamente lo debilita frente a la inercia corruptora. Debemos fortalecer al Estado y sus funcionarios (los que quedan) para ser exitosos tanto si nos gobierna un santo como si cae, por capricho de los votantes, en un sinvergüenza.


Nos vemos en twitter: @ceciliasotog y fb.com/ceciliasotomx

 

Analista política

ceciliasotog@gmail.com

 

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