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Atención primaria y salud para todos

Carolina Gómez Vinales

Carolina Gómez Vinales

El 7 de abril se conmemoró el Día Mundial de la Salud. La Organización Mundial de la Salud (OMS) propuso que el tema fuera la cobertura universal de salud, para comunicar cómo es la vida de quienes no tienen atención asequible en salud y defender la igualdad. Este día brinda una oportunidad para centrar la atención en importantes cuestiones de salud pública que afectan a la comunidad internacional.

La OMS nació en 1948 con una meta ambiciosa: un mundo en el que todas las personas disfrutaran el más alto nivel de salud posible, pero 71 años después, el propio director general de la OMS, Dr. Tedros Adhanom, reconoció como inaceptable que aún no se haya podido alcanzar este objetivo. En nuestro país, con base en datos del Coneval, el reto es cubrir a casi 20 millones de mexicanos que no tienen acceso a la salud, particularmente en los estados de Baja California, CDMX, Jalisco, Michoacán, Puebla, Quintana Roo y Veracruz.

También se cumplen 40 años de la Conferencia de Alma-Ata, donde por primera vez se habló claramente de que “la atención primaria de salud es la atención sanitaria esencial, basada en la práctica, en la evidencia científica y en la metodología y la tecnología socialmente aceptables, accesible a los individuos y a las familias en la comunidad a través de su completa participación, y a un coste que la comunidad y el país lo puedan soportar”. Esta declaración amplió el modelo médico para incluir los determinantes sociales, económicos y ambientales que definían en esa época la salud pública. Este evento fue patrocinado por la URSS en plena guerra y resultaba atrevida para su época. También se enlistaron componentes de la atención primaria a la salud basados en la prevención, recuperación y rehabilitación, como: la vacunación contra enfermedades infecciosas; planificación familiar; surtimiento de medicamentos; fuentes de agua potable y salubridad básica y aumento de la participación ciudadana en la salud de sus comunidades.

Nuestro país pertenece a esa comunidad internacional y debe procurar participar activamente, y extender los servicios de salud a todos los mexicanos. Nuestras fronteras constituyen una viva expresión de la multiplicidad de condiciones sanitarias y problemas de salud pública que se deben enfrentar con estrategias precisas. Las zonas fronterizas son regiones prioritarias para el desarrollo nacional y son permeables a los virus. México lo confirmó con la epidemia de influenza por el virus H1N1, en el año 2009.

La permeabilidad de las fronteras debe mantenernos en alerta. Hace un par de meses, se declaró un brote de sarampión en el estado de Washington, en Estados Unidos, específicamente, en el condado de Clark, donde las autoridades sanitarias declararon una emergencia de salud pública. Adicionalmente a este brote reciente, el estado de New York, desde el otoño pasado, hace frente al que se considera el peor brote de sarampión en su historia reciente. Las autoridades atribuyen esta epidemia al rechazo a las vacunas y la importación del virus desde otros países.

Las vacunas son, en efecto, una decisión individual, pero con un alto impacto para la salud de las comunidades y los países. La fiebre amarilla, la tuberculosis, el paludismo y el Síndrome de Inmunodeficiencia Adquirida (Sida) son una muestra de cómo las enfermedades no tienen fronteras. Las fronteras constituyen una viva expresión de una multiplicidad de condiciones sanitarias y problemas de salud con características que deben enfrentarse con un reforzamiento del sistema de vigilancia epidemiológica. La frontera norte de México, añade, además, peculiaridades para configurar una problemática muy puntual: indocumentados, transculturación de los estilos de vida, adicciones, cruce y tránsito intenso de personas y, ahora, hasta una enfermedad altamente contagiosa como el sarampión. Las vacaciones son un momento dramático para esta epidemia.

La salud es un derecho social y genera la obligación del Estado de desarrollar acciones positivas tendientes a proteger la salud o remediarla cuando ha sido afectada. El gobierno federal enfrentará el reto de hacer una adecuada promoción del cuidado de la salud, prevención y tratamiento de enfermedades, y la participación social será indispensable para lograr salud para todos. El conjunto de los compromisos de la nueva agenda de la salud global así nos lo demanda.

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