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A un año de la pandemia

Carolina Gómez Vinales

Carolina Gómez Vinales

 

A casi un año del primer caso de covid-19, en México se han acumulado más de 2 millones de contagios y casi 184 mil fallecimientos por causa de esta enfermedad. Si bien hay esperanza de superar la emergencia sanitaria con la llegada de las vacunas, lo cierto es que su aplicación en México está rezagada respecto de otros países y el escenario para conseguir más dosis se ve muy complicado a nivel mundial.

Hoy quiero compartir con ustedes mi balance de cómo ha sido la gestión del gobierno federal en el manejo de la pandemia y qué deberíamos hacer para seguir adelante. Fue un año muy difícil, en donde no hemos dejado de hablar de enfermedad y muerte y hemos relegado por completo pensar en salud. Vivimos en un país con 126 millones de personas. Con un sistema de salud fragmentado, centralizado y sin coordinación de gestión con las 32 entidades federativas, particularmente con las diez que formaron el grupo federalista y que no se alinearon a los convenios de adhesión con el Insabi.

Las pandemias son eventos impredecibles, pero recurrentes que pueden tener consecuencias graves para la salud humana y el bienestar económico. La planificación y los preparativos anticipados eran fundamentales a fin de atenuar el impacto de la pandemia por coronavirus. Es evidente que esta administración ha actuado erráticamente ante esta emergencia sanitaria.

Precisamente debemos tomar en cuenta que de acuerdo con el presupuesto federal del año pasado, la Dirección General de Epidemiología, oficina encargada de mitigar riesgos en la salud pública, recibió un importante recorte de 50 millones de pesos para el ejercicio de sus atribuciones. Así empezó esta pesadilla. Adicionalmente, en marzo nos reportaban que el 90 por ciento de los casos eran ambulatorios, el 60 por ciento de ellos tenía obesidad y diabetes, el 40 por ciento padecía hipertensión, 80 % eran hombres y 20 por ciento mujeres. Digamos que era una primera muestra o radiografía de lo que significaba covid-19 para nuestro país. En ningún momento se logró “aplanar la curva”. Siempre observamos una línea ascendente desde el inicio de la pandemia en México. Con excepción de Campeche, por algunas semanas, el número de contagios siguió activo en todo el país.

Desde mi punto de vista, quiero destacar que una de las fallas principales de esta administración ha sido la comunicación de riesgos en salud pública. La comunicación de la autoridad ha sido fallida e improvisada. El modelo de comunicación actual está agotado porque no ha logrado mitigar los contagios y las defunciones. El semáforo epidemiológico es un sistema para transitar hacia lo que el gobierno federal denominó la Nueva Normalidad. En realidad, era una medida para la regulación del espacio público y la movilidad social. No obstante, fue confuso cuando se les dio a las autoridades estatales la libertad de que funcionara de acuerdo con su capacidad hospitalaria, y cuando los ciudadanos empezaron a confundir y a ignorar los riesgos de cada color.

Posteriormente, el criterio de ocupación hospitalaria fue en el que descansó el semáforo epidemiológico. El dato de camas disponibles era esperanzador y quizás sí fue un éxito.
Pero después de unas semanas, el prestigiado diario The New York Times dio a conocer que miles de mexicanos desafortunadamente murieron en sus casas. La ocupación hospitalaria fue un dato escurridizo en manos de quienes tenían como prioridad cambiar el color al semáforo que iba a ir abriendo la maltrecha economía.

Debemos pensar en salud y dejar de diferir la atención médica para volver a abrir los espacios y atender a los pacientes con enfermedades crónicas. Entre enero y agosto de 2020, las diez principales causas de muerte en los mexicanos fueron: enfermedades del corazón, covid-19, diabetes mellitus, tumores malignos, influenza y neumonía, enfermedades del hígado, enfermedades cerebrovasculares, agresiones, accidentes y enfermedades pulmonares.

Covid-19 va a cambiar el panorama epidemiológico de nuestro país, esta enfermedad ha resultado muy severa y deja secuelas importantes para el organismo. No podemos esperar a que termine la pandemia, hay que ir caminando paralelamente para retomar la atención primaria a la salud. Las autoridades deben voltear a ver a todas las personas que han diferido su salud, y agilizar el acceso a la atención médica y sus medicamentos.

 

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