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Cambios en Guardia Nacional

Armando Ríos Piter

Armando Ríos Piter

Los asistentes coincidieron ampliamente en que, debido a la condición crítica que se vive en la mayor parte del país, en este momento resulta imposible prescindir del apoyo que realizan las Fuerzas Armadas en tareas en este ámbito. De la misma forma, la mayoría de los asistentes confirmaron un amplio reconocimiento al trabajo que han desarrollado las Fuerzas Armadas para enfrentar este flagelo. Sin embargo, la gran mayoría de las preocupaciones expresadas por los asistentes también fue en torno al riesgo de amplias violaciones a los derechos humanos en caso de quedar bajo el mando militar.

La discusión y las participaciones buscaron identificar los riesgos y las oportunidades que abre este instrumento. El ejercicio fue rico en propuestas y derivó en un amplio listado de consideraciones que los legisladores deberían tomar en cuenta para modificar el dictamen. Aquí las más importantes:

1.  La Guardia Nacional se debe establecer con un mando civil, no militar. Deben definirse con toda claridad los delitos que serán perseguidos en la competencia de la Guardia Nacional, así como revisarse acuciosamente las facultades de investigación que hoy están propuestas para este organismo.

2. La estrategia de Seguridad Pública debe tener un enfoque de prevención y garantizar el pleno respeto a los derechos humanos.

3.  Dado que la Guardia Nacional se insertaría en la estructura organizacional de un sistema nacional de Seguridad Pública ya existente, es necesario establecer una coordinación de esfuerzos, definir las competencias entre órdenes de gobierno y, en el momento de ponerlas en marcha, tener en cuenta las características propias de cada entidad federativa.

4.  La creación de la Guardia Nacional debe darse de manera paralela al fortalecimiento y profesionalización de las policías civiles locales. A éstas, se les debe brindar capacitación, preparación y equipamiento. El modelo debe ser de coordinación y no de subordinación.

5.  Es necesario crear un espacio técnico para evaluar el desempeño de la nueva institución y establecer los parámetros en los que se basará la evaluación a cinco años de la Guardia Nacional.

Uno de los puntos más relevantes fue que se debe regular la actuación de las Fuerzas Armadas en materia de seguridad pública, bajo los procedimientos dispuestos en el Art. 29 constitucional, con un cronograma que especifique los tiempos y las condiciones para la participación transitoria del Ejército y la Marina.

El ejercicio ha sido positivo y hay que reconocerlo. Los mecanismos de parlamento abierto han permitido escuchar a la sociedad, incluso en palabras de Alfonzo Durazo, adelantar el compromiso de un mando civil para la Guardia Civil. Pero no basta con ello.

Esperaríamos que se presenten sendas reservas que modifiquen sustancialmente el dictamen. Los cambios sugeridos en los foros ciudadanos no son menores. Incluso, debería considerarse una cirugía mayor y NO modificar la Constitución para evitar caer en excesos como algunos sugirieron.

Pero, en caso de que se insista en cambios al texto constitucional, la exposición de motivos deberá garantizar una ruta crítica clara sobre estas recomendaciones para la legislación reglamentaria. Adicionalmente, se esperaría este mismo tipo de ejercicio abierto y participativo, en el ámbito del Poder Ejecutivo. Hacerlo con organizaciones sociales, académicas y empresariales, gobernadores y presidentes municipales, identificar esfuerzos y coordinar acciones. Los cambios sugeridos deben significar no sólo avances en nuestro modelo de seguridad, sino en nuestra forma de hacer política.

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