Grave que nada sepan; más todavía, no decírselos

Ángel Verdugo Tal cual
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¿Quién, en las condiciones actuales y las que se ven para los próximos meses, afirmaría que es posible gobernar desde la más completa ignorancia acerca de los temas centrales de la gobernación? Más aún, ¿qué gobernante podría hacerlo con visos de éxito desde el rechazo a reconocer aquélla y estar rodeado de serviles, igual o más ignorantes que él? Si usted pensó en López y su gabinete como los descritos, debo decirle que se equivocó porque, más que en López, pensaba en Nicolás Maduro y los suyos. De haber usted pensado en López habría sido su opinión.

Hoy, en no pocos países de América Latina, es frecuente encontrar gobernantes cortados con la tijera del peor de los populismos; todos ellos manipulan de manera perversa a los ciudadanos para llevarlos —inadvertidamente—, a apoyar cuando no a proponer ellos mismos, la permanencia por tiempo indefinido del gobernante cuyas ambiciones dictatoriales son imposibles de ocultar.

Si otra vez hubiese estado pensando en López y lo que le hemos visto a la fecha, se equivocó rotundamente; tres son los modelos en los cuales yo pensaba: Maduro, Ortega y Morales. De considerar usted que López encaja en ese perfil, respetaría su opinión.

¿Imagina usted a Venezuela, Nicaragua y Bolivia (agregaría a Argentina con la destructora Fernández otra vez en el gobierno) con sus actuales gobernantes, y a los países que deciden el rumbo de la economía mundial en recesión? ¿Imagina qué harían los gobernantes de aquéllos cuatro? Si hubiese usted incluido a México (con López al frente) en ese grupo habría sido, repito, su visión.

Hoy, lo que vemos venir exige —sin miramiento alguno— que el gobernante posea, así fuere mínimamente, conocimientos en materia económica que le permitirían entender la gravedad de la situación mundial. También, conocimiento de la situación internacional para entender la gravedad de lo que van a enfrentar en los próximos meses aquellos cuatro países (Argentina, Bolivia, Nicaragua y Venezuela), y los efectos que todo eso tendrá para México.

Los gobernantes de esos cuatro países tomarían (en el caso de Argentina, probable gobernante), no hay duda alguna, las peores decisiones en las actuales condiciones de incertidumbre e inestabilidad económica. Otra vez, si usted pensó que López sería el quinto gobernante que se comportaría igual que aquellos cuatro (Fernández, Morales, Ortega y Maduro), habría sido su opinión.

Además, de concretarse la eventualidad de que aquellos cuatro países (cinco con el nuestro incluido) entraren en recesión a partir del tercer trimestre del año próximo junto con Estados Unidos y algunos países europeos, y la economía de la República Popular China viere reducida, aún más, su tasa de crecimiento, ¿cuál piensa usted que sería la respuesta de los gobernantes de esos cuatro países y cuál la de López? ¿Algo sensato?

De haber opinado que López tomaría —al igual que los cuatro gobernantes latinoamericanos— las peores decisiones, y propondría las más absurdas ocurrencias y desatinos económicos, habría usted ejercido la libertad que la democracia debe garantizar a los ciudadanos. Ahora bien, de preguntarme usted qué harán los cinco dado lo que se ve venir —casi inevitablemente— para nuestros principales socios comerciales, respondería así: ¿En verdad ignora lo que pienso al respecto?

Por otra parte, las respuestas que en verdad importan son la suya y las de millones de empresarios que podrían perder su patrimonio como consecuencia de las decisiones de aquellos cinco en materia económica y también, las de millones de habitantes de los cinco países que ya han sido y seguirán siendo afectados por las decisiones equivocadas de sus gobernantes y también, por sus propuestas insensatas.

En el caso de México, específicamente, mucho importarían —por el papel decisivo que juegan—, las opiniones y acciones legislativas de quienes integran el Congreso de la Unión; asimismo, las de los gobernadores y por supuesto, importan las de los dirigentes partidarios. Obligado sería que opinaren, quienes dirigen el partido que hoy nos (des)gobierna. Por lo demás, usted conoce bien lo que opino desde hace mucho tiempo, tanto de López como de su gobernación.

Finalmente, la respuesta que más me gustaría conocer es la suya, y la de quienes han escondido su dignidad personal, y preferido inclinarse y callar ante el nuevo poderoso.

 

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