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Sin Maquillaje / arlamont@msn.com

Alfredo La Mont III

Alfredo La Mont III

Sin Maquillaje

 PERIODISMO/SARAM.U

En términos generales, ¿cómo andamos en el tema de los riesgos para los periodistas?

R. Doña Sara, en reciente publicación Paroma Sori, CJR nos comparte que: “En 2021, México fue el segundo país más mortífero del mundo para periodistas, después de la India. Desde fi­nales de la década de 1990, 153 periodistas han sido asesinados y otros 29 han desaparecido”. Sólo en los tres primeros meses de 2022, otros 9 periodistas fueron asesinados, el mismo nú­mero que fueron asesinados en todo 2021.

Poco se puede comentar: en 2021 ocupamos el segundo lugar, pero en el mundo. Para 2022 vamos corriendo por el primero.

COLORES

¿De dónde vienen las palabras que usamos para los colores?

R. La mayoría de los adjetivos que en español empleamos para designar los colores proce­den del latín, como lo hace el mismo térmi­no “color”, heredero del vocablo latino color, coloris, y que ya en la época de los antiguos romanos tenía el mismo significado que aho­ra. Pero hay algunos de los términos que en castellano se usan para nombrar a los colores, sin embargo, tienen su origen en el árabe o en el alemán. (Irene Hernández Velasco, BBC)

Rojo: El término “rojo” procede del adjetivo latino russus. “Pero para los romanos rus­sus era un matiz específico del color rojo: un rojo fuerte, un rojo subido”, explica Cristina Tabernero. Y recordemos los mots en francés, inglés e italiano: rouge, red, rosso.

El naranja no nació como un color en la len­gua española. Fue tomado prestado del tér­mino árabe (que a su vez procedía del persa), que se empleaba para denominar a la fruta del mismo nombre, a las naranjas, y de ahí pasó a convertirse en adjetivo para referirse a esa tonalidad, la segunda en el espectro lumino­so. Es decir, fue primero fruta antes que color.

El adjetivo “amarillo” procede del latín. Con­cretamente, de la palabra amarellus, que a su vez deriva de otro término latino, amarus, que significa amargo, y vemos los del inglés, fran­cés e italiano: yellow, jaune, giallo.

El verde viene del latín viridis, que servía para denominar a ese color verde, pero que tam­bién equivale a vigoroso, vivo, joven. Y, de al­guna manera, ese significado también se ha mantenido en el castellano. Vert en francés y verde en italiano.

El azul llegó por el árabe, que usaba la pa­labra lazawárd para referirse a ese color, ya que al lapislázuli, esa piedra de intenso color azul muy apreciada desde la antigüedad, lo denominaban lāzuward.

El castellano se apropió del término que se empleaba en latín para designar al negro bri­llante, niger, y lo convirtió en el adjetivo ne­gro. Black en inglés, nero en italiano y noir en francés.

La palabra blanco viene del germánico blank, que era como los teutones se referían a sus caballos más claros. La palabra germáni­ca blank viene de blinken (brillar) y éste de una raíz indoeuropea bhel-1 / bheleg- (quemar, chispear, relucir). El white en inglés, blanc (F) y bianco (I).

Y, sin querer, una breve clase de idiomas.

LA TELA INTELIGENTE?/ATYSHA

¿Ya supo de una nueva tela “inteligente” que podrá dar información médica y emocional de nuestros cuerpos, controlada por un chip?

R. Doña Atysha, sí, esta tela está hecha de un material piezoeléctrico y un conductor puede registrar el sonido como ondas mecánicas y convertirlo en ondas eléctricas, ayudando a monitorear los cuerpos, (Spivack).

Un equipo de ingeniería del MIT colaboró con estudiantes de la Escuela de Diseño de Rho­de Island para crear un textil que pueda escu­char y (eventualmente) interpretar lo que está sucediendo en y dentro de nuestros cuerpos. Su trabajo, publicado este mes en la revista Nature, detalla cómo funciona el tejido en las etapas iniciales de su desarrollo. La nueva tec­nología de tejido puede escuchar, o al menos, detectar, el sonido (en forma de ondas mecá­nicas) y traducirlo en ondas eléctricas. Esta ca­pacidad proviene de una fibra especial de 10 centímetros tejida en el tejido y tratar de que esta tela pueda funcionar como un micrófono audible sensible como el oído humano que convierte el sonido (presión) en señal eléctrica.

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