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Desgasta la 4T el coopelas o cuello

Adrián Rueda

Adrián Rueda

Capital político

 


Ya chole con aplicar el “coopelas o cuello” a los opositores, a fin de alinearlos a los designios de la 4T. La artimaña se desgasta rápidamente, y conforme se acerque la sucesión dejará de ser útil, pues el gobierno irá perdiendo poder y credibilidad.

El tema viene a cuento por el mensajito enviado a Miguel Ángel Mancera desde la Fiscalía de Justicia local, que filtró una supuesta carta de Jaime Slomianski, extitular de la Agencia de Gestión Urbana con él, en la que lo acusa de haber armado un centro de espionaje.

En lugar de enviar una carta a Ernestina Godoy —a quien, por cierto, nadie le cree—, el exfuncionario prófugo, acusado de roedor, tendría que hacer una declaración ante el Ministerio Público y ratificarla ante un juez.

Una vez más, el gobierno de la 4T se vale de presuntos delincuentes para presionar a las bancadas opositoras.

Está claro que el tema sale a la luz pública para que Mancera afloje en el Senado y dé su apoyo a la militarización del país. La estrategia les ha funcionado; el caso más reciente y escandaloso ¡fue el del priista Alejandro Alito Moreno.

Al menos al campechano —que se dobló como palmera en huracán— lo dibujaron como un verdadero mafioso. Como un lavador de dinero y un pillo que se enriqueció con los dineros públicos.

A Mancera lo quieren relacionar con un centro de espionaje que era operado por exagentes de la Procuraduría de Justicia del DF. Y como prueba presentan la carta de uno de sus excolaboradores prófugo.

A otro perro con ese hueso, pues además de doctor en Derecho, antes de ser funcionario, el senador fue litigante y esas bravatas no lo espantan. Si hasta Marcelo Ebrard tenía su centro de espionaje cuando fue jefe de Gobierno, y hoy hasta corcholata es.

Si quieren a Mancera en la cárcel por corrupto, lo pueden acusar de mil cosas, y no de un chisme sobre un centro de espionaje que cuando fue asegurado ya no había ni enchufes. Los morenos no se meten con él porque les sabe sus cositas, y temen que suelte las carpetas.

Además, Slomianski ni siquiera estaba en su gobierno cuando se montó esa guarida, que, por supuesto, sí operó para espiar a todos. Pero ¿por qué este cuate habría de estar enterado, como si fuera un personaje de primer nivel?

El extitular de AGU tiene una bien ganada fama de corrupto y por eso haya huido. El gobierno de Claudia Sheinbaum debería tener cuidado con la persecución judicial en contra de quienes estuvieron antes que ellos, porque la 4T no gobernará eternamente.

Ni derrotas ni victorias son para siempre; si existe el karma, hay riesgo que se les regrese todo. Se nota la desesperación de la 4T por complacer a su líder, pero están quemando pólvora en infiernitos.

Si tienen algo sólido, que desenmascaren a los corruptos, eso se lo deben a los ciudadanos, no a sus jefes políticos. Si no, que cierren el pico, no se les vaya a voltear el chirrión por el palito.

Y que no sea clasista Ernestina y aplique parejo la ley, no sólo a los civiles que trabajan duro por un patrimonio.

 

CENTAVITOS

 

Vaya escenita la de Martí Batres el miércoles pasado ante los diputados del Congreso de la CDMX, a los que pidió una reunión urgente para afinar la comparecencia de Claudia Sheinbaum el viernes de la próxima semana, con motivo de su cuarto Informe. Batres llegó de prisa y les advirtió que tenía poco tiempo; entró a la Junta de Coordinación Política y dijo a los coordinadores: “Ésta es nuestra agenda” y adiós. La reunión no duró ni diez minutos. ¿Será el emperador?

 

 

 

 

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