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Tratamiento, el objetivo: Anthony Wayne, embajador de EU

Opinión del experto nacional

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Día Internacional de la Lucha contra el Uso Indebido y el Tráfico Ilícito de Drogas: esfuerzos para remediar las adicciones a las drogas en los Estados Unidos

En pocas palabras, la drogadicción es primero un problema de salud y luego un problema de justicia penal, y no al revés

“Al principio, el hábito te ata con hilos de seda pero, ¡sorpresa!, las hebras finalmente se transforman en eslabones del acero más resistente”, expresó un adicto a la morfina hace más de 100 años. Todos aquellos que han luchado contra las adicciones a las drogas o que han presenciado cómo un ser querido queda atrapado en esa telaraña mortal, reconocerán la verdad que esta frase encierra y sentirán que se identifican con la persona que la expresó. Y el día de hoy, 26 de junio, tiene un significado muy especial, ya que se celebra el Día Internacional de la Lucha contra el Uso Indebido y el Tráfico Ilícito de Drogas, designado así por las Naciones Unidas. Aunque el propósito oficial de este día es “fortalecer la acción y la cooperación… para alcanzar la meta de una sociedad internacional libre del abuso de drogas”, a nivel individual simboliza las batallas cotidianas que enfrentan los adictos, sus familias y sus amigos.

Por fortuna hemos evolucionado mucho desde el siglo XIX, cuando por primera vez se reconoció la adicción a las drogas como un problema social. Durante muchos años, la sociedad navegó bajo la suposición aparentemente lógica, pero finalmente errónea, de que el abuso de algunas drogas era un tema meramente de justicia penal. Era muy fácil suponer que, dada la ilegalidad del consumo de narcóticos, la única solución era encarcelar a los adictos. Los primeros intentos de “tratamiento” para los consumidores fueron, por consecuencia, altamente punitivos, aunque no particularmente eficaces para tratar la adicción subyacente.

En la actualidad estamos mucho mejor informados. En palabras de Gil Kerlikowske, director de la Oficina de Política Nacional para el Control de Drogas (ONDCP, por sus siglas en inglés) de la Casa Blanca, la ciencia ha demostrado que “sencillamente no podemos utilizar las prisiones como solución al problema de la drogadicción”.  Ahora entendemos que es una enfermedad que se puede prevenir y tratar. Los resultados de las investigaciones muestran que los adictos viven en una especie de esclavitud regida por la dependencia psicológica y física de los químicos, provocada por las drogas. En pocas palabras, la drogadicción es primero un problema de salud y luego un problema de justicia penal, y no al revés.

Estas conclusiones han forjado un mar de cambios, no sólo en la manera como los médicos estadunidenses ofrecen ahora tratamiento para las adicciones, sino también desde el punto de vista del sistema de justicia penal. Quizá la representación más tangible para expresar este cambio es la creación de “tribunales de tratamiento de drogas” en todos los Estados Unidos, que derivan a los acusados de delitos no violentos relacionados con las drogas a tribunales que de manera compasiva tratan el problema subyacente de la adicción, aunque ello no los libera de la responsabilidad de sus acciones. Generalmente la sentencia es el tratamiento supervisado en lugar del encarcelamiento, teniendo acceso a ayuda médica y servicios sociales. De no cumplir con el plan de tratamiento impuesto por el tribunal, existen otras opciones de sanción, aunque el objetivo primordial es el tratamiento y no el castigo.

El concepto de compasión con responsabilidad ha dado buenos resultados. En la actualidad existen en los Estados Unidos cerca de 2 mil 600 tribunales de tratamiento de drogas, cuyo número sigue aumentando debido a su éxito. La Asociación Nacional de Profesionales en Tribunales de Tratamiento de Drogas de los Estados Unidos observó que 75% de los acusados que concluyó el programa de tratamiento permaneció alejado de las prisiones durante cuando menos dos años, y que estos tribunales reducen los delitos relacionados con los narcóticos hasta 45% más que otras opciones de detención.

En 2009, la Casa Blanca estableció la División de Recuperación de la ONDCP como apoyo a los 23.5 millones de estadunidenses en recuperación de adicciones. El año siguiente, la ONDCP presentó su innovadora Estrategia Nacional para el Control de las Drogas. Este documento se apartó de la política estadunidense anterior respecto a la demanda de drogas, que se centraba principalmente en la procuración de justicia, y dio un giro hacia los aspectos de salud y de seguridad públicas del uso indebido de las drogas y de las adicciones. Es más, al reconocer que las adicciones son una enfermedad que requiere atención médica, el presidente Obama firmó una ley que exige a las aseguradoras, a partir del año 2014,  incluir la cobertura de tratamiento de enfermedades por abuso de sustancias bajo el rubro de enfermedades crónicas. De hecho, en el año fiscal 2012 el Gobierno de los Estados Unidos gastará más fondos en la prevención y tratamiento de las adicciones —10 mil 100 millones de dólares— que en los esfuerzos de reclusión.

Este enfoque nuevo e integral está dando resultados. La tasa de consumo de drogas en general en los Estados Unidos descendió aproximadamente 30% desde 1979, y el porcentaje de estadunidenses que consume drogas se redujo cerca de dos tercios desde los años 70. Durante la última década, el número de consumidores de cocaína en los Estados Unidos disminuyó aproximadamente 40% y el de consumidores de metanfetaminas la mitad. Aun así podemos mejorar, y lo vamos a hacer. Por eso el presidente Obama solicitó 10 mil millones de dólares adicionales para el tratamiento de las adicciones y programas educativos para el año fiscal 2013. Estos fondos se añadirán a los 30 mil millones de dólares ya erogados durante los últimos tres años en prevención y tratamiento del abuso de drogas.

En abril de este año, el presidente Obama dio a conocer la Estrategia Nacional para el Control de las Drogas para el año 2012, la guía principal de la Administración en la política antidrogas en los Estados Unidos. Esta nueva estrategia apoya un enfoque de “tercera vía” a la política sobre las drogas, que incluye alternativas a una “guerra contra las drogas” centralizada en la procuración de justicia o en la legalización de narcóticos. Describe 113 acciones específicas que el Gobierno Federal llevará a cabo para la reforma de la política antidrogas estadunidense, que incluyen reformas al sistema de justicia penal, en el sentido de derivar a tratamiento a los delincuentes adictos no violentos, en vez de recluirlos; abordar los trastornos por abuso de sustancias a través del sistema de salud y el apoyo a la juventud, y continuar combatiendo a las violentas organizaciones transnacionales del crimen.

Para concluir, me gustaría hacer mención de algo que queda claro para todo aquel que ha vivido con un adicto, pero que con frecuencia se pierde en los discursos sobre el abuso de drogas: las adicciones dañan no sólo al consumidor, sino también a sus familiares y amigos. Recientemente la ONDCP publicó varias historias muy conmovedoras de adictos en recuperación y sus familias, recuentos que sirven como recordatorio del precio que pagan los seres queridos de los adictos. Por ello, este 26 de junio les pido que dirijan sus pensamientos y sus oraciones no sólo a aquellos que luchan contra su propia adicción, sino también para quienes viven con ellos y velan por ellos.

* Embajador de Estados Unidos en México

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