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Narcos toman el control de un pueblo de la sierra tarahumara

Hasta las autoridades seccionales de Jicamórachi y los policías han huido de sus viviendas y se han refugiado en cuevas

Redacción | 12-04-2011

CHIHUAHUA, 12 de abril.- La lucha entre los cárteles de la droga llegó a un punto crítico en un pueblo de la sierra tarahumara de Chihuahua, donde bandas rivales se disputan el poder y se han adueñado del poblado de Jicamórachi.

Los pocos habitantes que no se dedican a labores del narcotráfico, han tenido que huir de sus viviendas y se han refugiado en cuevas de la sierra tarahumara, incluidos los policías, las autoridades seccionales y maestros de la única escuela primaria que hay en la localidad.

Jicamórachi es un pequeño poblado del municipio de Uruachi, enclavado en plena sierra tarahumara, colindante con el estado de Sinaloa, el cual no tiene más de dos mil habitantes.

Para llegar desde la capital de Chihuahua hay que recorrer seis horas en carretera pavimentada y otras seis por terracerías y brechas.

Este poblado ha sido utilizado desde años atrás por grupos locales de narcotraficantes para la siembra y trasiego de mariguana y amapola, ya que es una amplia zona de bosque espeso, ideal para la siembra de droga, pero también hay varias pistas clandestinas donde bajan avionetas para transportar la carga.

Sin embargo, desde el pasado 26 de marzo la situación se tornó crítica al darse un enfrentamiento armado entre bandas rivales de narcotraficantes, que dejó un saldo de tres hombres muertos.

El vocero de la Fiscalía Estatal, Carlos González, dijo que este enfrentamiento y la quema de seis viviendas por los mismos hechos es lo único que puede confirmar hasta el momento, dado que la comunicación es lenta por lo alejado de la comunidad.

Maestros, mujeres y niños ajenos a la lucha entre narcos han denunciado esta situación, pero los delincuentes tienen el control pleno de la zona y atemorizadas a las autoridades municipales, por lo que no los han detenido.

Luego que el fin de semana estos enfrentamientos los obligaron a dejar sus viviendas y refugiarse en la sierra, las autoridades estatales y militares enviaron pelotones para vigilar la zona y detener a los facinerosos, pero hasta el martes no han tenido ningún resultado, por lo que los pobladores no han bajado de la sierra.

Radiodifusoras de la región noroeste de Chihuahua, que se ubican a ocho horas de este municipio, han transmitido el llamado de auxilio de los habitantes a través de llamadas telefónicas que hacen familiares cercanos.

Diferentes corporaciones municipales de ayuntamientos aledaños a Uruachi informaron que durante la tarde de ayer reportaron a siete hombres levantados en el poblado de Samachique, municipio de Guachochi, y unas horas más tarde un campesino encontró y reportó los cuerpos en Bahaurichi, del mismo municipio.

Hace unos momentos dejaron Jicamórachi, municipio de Uruachi, alrededor de 15 camionetas de la Policía Única, aseguran habitantes del poblado, quienes manifestaron que los agentes tomaron fotografías por lo menos de ocho casas quemadas, entre éstas la del médico que se fue de la región por la inseguridad. Piden que vayan por las mujeres que se han quedado sin casa.

El 1 de abril fue el primer día que llegaron al pueblo los integrantes del grupo delictivo que los tiene asolados. Son por lo menos ocho casas quemadas y cuatro saqueadas.

“Al doctor le quemaron su casa el primer día que llegó la gente mala y a la maestra del Telebachillerato la agredieron físicamente; ya se fue del pueblo. Ella es de Chihuahua, de la capital o de por allá”, narran los habitantes.

La gente que vive en Jicamórachi, gran parte de origen indígena, es muy humilde, viven en condiciones de pobreza; no hay carros propiedad de ellos. Y es que de un tiempo a la fecha han matado a varios varones; hay decenas de mujeres viudas y solteras que ahora hacen frente a la situación.

“La primera vez que vinieron llegaron disparando a bordo de siete camionetas, una era roja, una gris y dos carros negros. Había también un carro beige, una camioneta negra y un carro azul, todos de reciente modelo. En esa ocasión hubo un muerto; lo levantaron y a los cuatro días apareció su cuerpo con señales de tortura y en estado de descomposición. Este señor era casado y tenía tres niñas”.

Los sicarios se escaparon por la cabecera municipal y salieron por Maguarichi.

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