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Nacional

'Violencia, delito y miedo paralizan a la sociedad'; problema de salud pública

La difusión de actos fuera de la ley ha provocado que las personas dejen de lado su empatía por el ser humano, se vuelvan indiferentes y se pierda hasta la capacidad de asombro, lamentan especialistas

Arcelia Guadarrama | 17-11-2018
Illustración: Daniel Rey

CIUDAD DE MÉXICO.

El recrudecimiento de la violencia y la alta incidencia de asesinatos en el país han generado una sociedad sin empatía ni asombro que sólo tiene dos opciones: cambiar hábitos para sobrevivir atrincherados o imponer reglas propias para defender lo suyo y a los suyos, generando más violencia.

(Ante los hechos violentos) se ha perdido la capacidad de asombro, el sentido de la empatía. Los medios nos muestran gente decapitada y la constante difusión de esas noticias genera que en lugar de decir ‘no trae cabeza’, se diga, ‘mira, trae tenis Puma’”, explicó la doctora Feggy Ostrosky Shejet, directora del laboratorio de neurosicología y sicofisiología de la UNAM.

En entrevista telefónica, explicó que la violencia se ha convertido en un problema de salud pública muy serio.

(La sociedad se podría definir) como un paciente (que se volvió)  muy violento, a raíz de un mecanismo de defensa a la violencia a la que está siendo sometido y a una falta de reglas. Entonces la gente toma la defensa en sus manos”, dijo.

La consecuencia de ello es que se generan situaciones como los linchamientos, en los que la gente ya está harta y cuando se da el efecto de la sicología en masa ya no razonas. La gente dice ‘no tenemos quién nos cuide’”, explicó.

En México, las cifras de linchamientos se incrementaron 512% en sólo cinco años. Mientras que en 2013 hubo 40 casos, en 2017 ocurrieron 245.

En un estudio realizado por el doctor Raúl Rodríguez Guillén, profesor de sociología en la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM) Azcapotzalco, dedicado desde 1988 al estudio de los linchamientos, dice que la tendencia de estos incidentes muestra que, en este año, también se podrían alcanzar niveles altos, ya que hasta el 31 de agosto se presentaron 162 casos.

MENOS FELICIDAD

Ostrosky Shejet advierte que, con la presencia de la violencia, un individuo tiende a cambiar sus hábitos diarios y se reduce el nivel de felicidad, lo que genera depresión y deriva en acciones violentas

(La violencia) Determina a qué hora sales, qué trabajo tomas, cómo te adornas, porque ya no te pones la joya buena, te pones la de plástico que compraste en el mercado”.

La también autora del libro Mentes asesinas, la violencia en tu cerebro explicó que al presentarse esta disminución de felicidad la calidad de vida del ciudadano se merma.

Datos del Reporte Mundial de Felicidad 2018 ubican a México en la posición 24 dentro del ranking 2015-2017.

Este documento analiza indicadores como el PIB per cápita, apoyo social, esperanza de vida saludable, percepción de corrupción, entre otros, y explica que en los países donde el nivel de felicidad es bajo, existe la creencia de que hay algún nivel de corrupción en el gobierno.

En México, por ejemplo, indica que hay 82% de corrupción.

También señala que muchas personas denuncian ser  víctimas de delitos, “por ejemplo, esta figura alcanza niveles de 20% en México (…) El miedo a la victimización es alto en algunas zonas de América Latina, donde la gente es víctima directa de un delito o conoce a alguien que lo ha sido”.

Es un problema muy serio, tanto que vivimos atrincherados”, expresó Ostrosky Shejet.

VIVIR CON MIEDO

Melissa García Meraz, doctora en sicología social y ambiental por la UNAM, consideró que una de las cosas que se han transformado en nuestro país, a razón de la muerte y violencia, son nuestras actitudes.

Existe un miedo evidente a salir a la calle, señaló la especialista, y el problema es que, bajo esa situación, las personas pueden interpretar de manera errónea la realidad.

Si bien, las sociedades se han vuelto más intolerantes hacia la violencia, por ejemplo con el bullying, lo cierto es que otras formas tienden a normalizarse o a incrementarse. Por ejemplo, ante la inseguridad y la necesidad de defenderse, las personas se organizan en autodefensas y eso conlleva un cambio de mentalidad”.

García Meraz explicó que los individuos se unen en grupos cuando han encontrado en otras personas actitudes, objetivos o metas similares ya que entran en una cierta consonancia mental, que los une en términos de metas.

Surgen líderes y personas que obedecen y ejecutan órdenes. Por supuesto también existe mucha influencia y poder”.

Para René Jiménez Ornelas, doctor en sociología con especialidad en población por el Colegio de México, se ha perdido parte de la libertad y las costumbres por la violencia.

Hay pérdida de ciertas libertades. Se vuelve uno más cauteloso y miedoso, cuidas lo que estás diciendo, principalmente donde hay poder paralelo, donde están los funcionarios, pero también el narco o las pandillas o el crimen organizado”.

Jiménez Ornelas explica que la conducta se ve afectada porque la incidencia delictiva genera que el individuo ya no salga “por miedo de asaltos en mi colonia”. “La gente ya no va a visitar a sus parientes o amigos que viven lejos, muchos dejaron de salir de noche”, explica.

En un año, delitos como el homicidio y el feminicidio registraron alzas a nivel nacional en la estadística del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP).

Entre enero y septiembre de 2017, se registraron 29 mil 934 homicidios. Para el mismo periodo, pero del año 2018, la cifra subió a 32 mil 562 casos. En cuanto a feminicidios hubo 547 en los primeros nueve meses de 2017; en el mismo periodo en 2018 hubo 607.

Un delito que registra alta incidencia es el robo; para 2018, la estadística indica que han ocurrido 528 mil 490 hurtos en nuestro país.

En lo que refiere a niveles de impunidad, de acuerdo con el Índice Global de Impunidad México 2018, realizado por la Universidad de las Américas Puebla (UDLAP), la media nacional de impunidad en México es de 69.84, cifra lejana a la media internacional, estimada en 55.3.

Adicionalmente, el máximo entre las entidades alcanza el 80.063 mientras que a nivel global se tiene un máximo de 74.6.

Ya no salgo de noche y cuando salgo lo hago asustado (por los delitos que ocurren). No es sano vivir así”, dijo el doctor Jiménez Ornelas.

Datos de la la Encuesta Nacional de Seguridad Pública Urbana (ENSU) del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), indican que durante el tercer trimestre de 2018 74.9% de la población de 18 años y más consideró que vivir en su ciudad es inseguro.

La estadística refleja que 65.8% cambió sus hábitos respecto de llevar cosas de valor como dinero, joyas o tarjetas de crédito por temor a ser víctima de algún delito; 61.1% modificó sus costumbres de permitir que sus hijos menores salgan de su vivienda; 55.8% dejó de caminar por los alrededores de su vivienda después de las 20:00 horas y 38.2% cambió rutinas relacionadas con visitar parientes o amigos.

Para Feggy Ostrosky Shejet la estrategia para rescatar a la sociedad de esa reacción es volviendo a sensibilizar a la gente hacia un sentido de empatía a través de programas sociales en zonas donde se presentan estos altos índices de violencia.

Todos nacemos empáticos. Pero la empatía se va cultivando a lo largo de la vida. Sin embargo, actualmente, en lugar de cultivarlo lo estamos apagando”.

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