Proyectos amagan salud de Cabo Pulmo; una familia se encarga de su recuperación

CABO PULMO, BCS.

Ganada la batalla contra los megaproyectos de Cabo Cortés y Cabo Dorado, en 2012 y 2014, respectivamente, que atrajo la mirada de la comunidad nacional e internacional, comenzó la invasión hormiga de Cabo Pulmo, en Baja California Sur, alertó Alejandro Olivera, representante en México del Centro para la Diversidad Biológica.

“Después de aquellos megaproyectos españoles y chinos se empezaron a presentar propuestas de pequeños desarrollos, justo en la pasada administración, y así fueron entrando poco a poco a la zona”, explicó.

El Parque Nacional Cabo Pulmo, que el próximo 6 de junio cumple 25 años de su creación, es la “reserva marina más robusta en el mundo”, gracias al esfuerzo de conservación encabezado por la familia Castro que en 1995 sacó sus redes de pesca del agua y comenzó a cuidar la biodiversidad.

Hoy, la recuperación es de casi 500% de la biomasa de peces y la presencia de especies tope, como el tiburón, lo que demuestra la excelente salud del ecosistema, aseguró Mario Castro, habitante de Cabo Pulmo.

“Nos convencieron para que cuidáramos la riqueza natural, para que la recuperáramos, y ahora sí, a ver quién da más, así lo sentimos nosotros, como comunidad y no se vale”, señaló.

En total, 17 pequeños y medianos proyectos presentados durante la pasada y la actual administración federal, en la zona de influencia de esta Área Natural Protegida, en Cabo del Este, aprovechando la falta de actualización y el nulo cumplimiento del Programa de Ordenamiento Ecológico Local (POEL), comentó Mario Sánchez Castro, director de Centro Mexicano de Derecho Ambiental (CEMDA) Noroeste.

“El Programa de Ordenamiento Ecológico que ya de por sí data de 1995, no se cumple, porque ahí se establece que deben seguirse ciertas pautas, por ejemplo, autoabastecimiento de agua y prohibir ciertas construcciones en dunas, lo que evidentemente se pasa de largo para autorizar los proyectos”.

Las manifestaciones de impacto ambiental que se presentan ante la Semarnat, parten de un proceso debilitado y viciado, sin consultas públicas y evitando, desde hace al menos cinco años, solicitar la opinión técnica del gobierno de Baja California Sur.

“Es facultad de la Semarnat decidir si pide opiniones técnicas y generalmente lo hace, aunque no hemos recibido ninguna solicitud de ningún desarrollo nuevo en la zona de Cabo del Este últimamente”, reconoció Andrés de los Ríos, subsecretario de Sustentabilidad del gobierno del estado.

Hoteles, clubes de playa, centros comerciales, desaladoras y campos de golf son algunos de los proyectos que están en puerta en la región, de acuerdo con Carlos Godínez, director del Parque Nacional Cabo Pulmo.

“Por ejemplo, los campos de golf, por el mantenimiento que requieren y algunos pesticidas que manejan para que el pasto se mantenga en buenas condiciones, causan mortandad de corales alrededor de la costa”, advirtió.

Algunos proyectos también incluyen marinas, espigones o escolleras que cambian la dirección de las corrientes y cortan la conectividad de los corales, que son impactos para Cabo Pulmo, que se deben analizar en su conjunto y no uno por uno.

“Es necesario que la autoridad ambiental haga un análisis de los impactos acumulativos que pueden traer todos estos desarrollos por toda la línea de costa, pues al final es un gran impacto para toda la región, hablando ambientalmente y socialmente”, destacó Reyna Macklis Marrón, coordinadora de Vinculación Regional de Amigos para la Conservación de Cabo Pulmo.

Mario Castro, uno de los fundadores de la comunidad, acusó, además, a la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas (Conanp) de otorgar a diestra y siniestra permisos para guías o prestadores de servicios turísticos, como el buceo, lo que pone al límite de su capacidad de carga al parque marino, al crecer de seis a más de 50 certificaciones en los últimos dos años.

“Se nos está yendo nuestra comunidad, nuestro pequeño rancho, llenándose de tanta gente de fuera, ya es un problema social; qué vamos a hacer, nos vamos a ir nosotros y dejar todo esto, pero con la seguridad de que se va a venir todo abajo”, lamentó.

Por si fuera poco, los recortes presupuestales a la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa) impactan en las labores de inspección y vigilancia de los proyectos, que en muchas ocasiones fueron autorizados con condicionantes que nunca se verifican.

“La Profepa debería estar aquí checando el tipo de autorizaciones, y de condicionantes de todos los proyectos turísticos, pero no se le ve por ningún lado”, indicó Alejandro Olivera, representante en México del Centro para la Diversidad Biológica.

De esta forma, Cabo Pulmo hace un llamado de auxilio para salvar el paraíso, en una nueva batalla en el acuario del mundo.