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Nacional

Porfirio Muñoz Ledo y Martí Batres buscan un nuevo rumbo del país

Los presidentes de la Cámara de Diputados y de la Mesa Directiva del Senado de la República ayudaron a cambiar el rostro de México. El destino les trazó el camino, seguros de que el triunfo de la izquierda estaba cada vez más cerca

Vanessa Alemán y Tania Rosas | 02-09-2018
FRATERNIDAD. En un discurso celebrado por todos como presidente de la Cámara de Diputados en la LVII Legislatura concluyó: “Remontemos las comarcas de la intolerancia; mostremos a todos que somos capaces de edificar, en la fraternidad y con el arma suprema de la razón, una patria para todos”.

CIUDAD DE MÉXICO.

Muñoz Ledo y su resiliencia

Sin herencias familiares suntuosas, apellidos de abolengo y en medio de escándalos que le costaron importantes cargos internacionales y hasta la candidatura presidencial, Porfirio Muñoz Ledo logró en más de 50 años de carrera ser uno de los políticos más relevantes de la historia moderna del país, observador cercano y engranaje de las transiciones de México.

Su madre, Ana Lazo de la Vega Marín, maestra en una primaria pública, le decretó el destino. Con la consigna de que él debía formar parte de la historia de su país, el actual presidente de Mesa Directiva de la Cámara de Diputados está a punto de escribir uno de los capítulos más importantes el próximo 1 de diciembre, cuando entregue la banda presidencial a Andrés Manuel López Obrador, el primer mandatario emanado de izquierda.

Desde niño el destino le trazó el camino pues compartió el aula del Jardín de Niños con Cuauhtémoc Cárdenas, más tarde volvería a ser compañero del hijo del general Lázaro Cárdenas, pero esta vez en la lucha contra el fraude electoral.

La resiliencia para Porfirio fue su mayor cualidad, se supo adaptar al sistema cuando el presidente Luis Echeverría nombró a José López Portillo como candidato presidencial, tras ello asumió la dirigencia nacional del PRI y la coordinación de la campaña.

Tampoco se extinguió en aquel diciembre de 1987 tras renunciar al PRI tildado de traidor para conformar el Frente Democrático Nacional, construyó con Cuauhtémoc Cárdenas la candidatura presidencial de éste para enfrentarse a Carlos Salinas de Gortari y se postuló como abanderado del Frente al Senado de la República, cargo que ganó.

Como legislador interpeló al presidente Miguel de la Madrid en su último informe presidencial ante el Congreso, obligando al mandatario federal a suspender el ritual, entre golpes e insultos, el Frente Democrático tuvo que abandonar el Pleno de San Lázaro, posteriormente en esa Legislatura conformada por mayoría priista, el hoy morenista sorteó los vacíos totales del Pleno e impuso el récord del mayor número de intervenciones, 746 en seis años.

Fue fundador del Partido de la Revolución Democrática (PRD) y su presidente nacional y se consolidó por una década como una de las figuras más influyentes de la izquierda hasta su renuncia en 1999 cuando se postuló por tercera vez a Cárdenas como abanderado presidencial por tercera vez consecutiva.

Con el aval de su partido, el dirigente perredista encabezó las negociaciones de la reforma electoral que ciudadanizó al IFE en 1996 y abrió la puerta a la primera elección del Jefe de Gobierno del Distrito Federal, no obstante, en 1997 comenzó el distanciamiento de Cárdenas, cuando ambos compitieron por la candidatura a jefe de Gobierno capitalino en donde se impuso el excandidato presidencial, fue entonces cuando Andrés Manuel López Obrador, como dirigente nacional del PRD lo propuso para encabezar la lista de diputados federales.

Las diferencias entre Cárdenas y Muñoz Ledo las plasmó Adolfo Aguilar Zínser en su libro “Vamos a ganar” publicado en 1995, en donde definió a uno como líder moral y al otro como político, con diferencias de fondo en cómo debía darse la transición en el país.

“Para Muñoz Ledo, la transición se alcanzaría sólo si después de combatir al régimen y medir fuerzas con él, se edificaban los puentes, las amarras y los compromisos por los cuales cruzar, más o menos de acuerdo con los vencidos.

Cuauhtémoc entendía ese desenlace como la aniquilación definitiva del contrincante. Porfirio es un hombre político, Cuauhtémoc es un líder moral”, acotó el analista.

Muñoz Ledo contendió por la Presidencia de la República Mexicana en el 2000, como candidato del Partido Auténtico de la Revolución Mexicana (PRM), pero al ver diluidas sus posibilidades declinó en favor de Vicente Fox, con el argumento de la necesidad de un cambio de régimen en el país y su fractura personal con el candidato del PRD.

En las decisiones que Porfirio lamenta está la que tomó en 1999, cuando rechazó la propuesta de López Obrador de ser el candidato del PRD a la jefatura de Gobierno del DF, su negativa respondió al desgaste que le generaron las corrientes afines al ingeniero Cárdenas, en tres ocasiones se reunieron y en todas se negó a participar.

En su pragmatismo político, Muñoz Ledo se sumó al equipo del presidente panista como coordinador de la Comisión de Estudios para la Reforma del Estado, un grupo de trabajo convocado por Fox, pero antes de concluir el sexenio rompió relaciones con el mandatario, por la intención de éste de intervenir en la campaña electoral de 2006.

Fue en aquel año cuando Porfirio Muñoz Ledo decidió apoyar a López Obrador en la búsqueda de la Presidencia, con la certeza de que el triunfo de la izquierda estaba más cerca que nunca, sin embargo, se vio en la necesidad de enfrentar dos derrotas, pero tenía razón, en tres meses estará imponiendo la banda presidencial a Andrés.

Trayectoria

  • Fue fundador del Partido de la Revolución Democrática (PRD) y su presidente nacional; se consolidó por una década como una de las figuras más influyentes de la izquierda.
  •  Muñoz Ledo contendió por la Presidencia de la República Mexicana en el año 2000, como candidato del Partido Auténtico de la Revolución Mexicana (PRM), pero al ver diluidas sus posibilidades declinó en favor de Vicente Fox.
  • Entre sus logros al frente de la Cámara Baja, promovió el diálogo y la creación de instituciones internas en el recinto legislativo: la transmisión en vivo de las sesiones ordinarias en el Canal del Congreso, el acercamiento entre los coordinadores parlamentarios y los ministros de la Corte y el diálogo con el Ejecutivo para definir una agenda legislativa común.

Batres, una vida en la política

Cuando en la radio mexicana sonaban a diario las tonadas de la cantante Crystal y su canción Suavemente y José José lograba nuevos éxitos con Gracias, en el final del gobierno de José López Portillo, con crisis económicas, devaluaciones y corrupción, Martí Batres
Guadarrama se convirtió en un adolescente poco común, al inaugurar su activismo político como fundador del Partido Socialista Unificado de México (PSUM).

Sólo tenía 14 años. Todavía no terminaba la secundaria, pero la innegable influencia política de sus dos maestros del activismo de izquierda, sus padres, don Cuauhtémoc Batres y doña Rosario Guadarrama, maestros de la Normal Superior, y tan adentrados en la lucha de izquierda, que decidieron ponerles a todos sus hijos nombres de figuras de la izquierda internacional: Valentina, Martí, Vietnika y Lenia, así como Olinamir.

Martí Batres tiene 51 años y  73 por ciento de su existencia, es decir, 37 años, los ha dedicado a la política, desde su barrio en la colonia Doctores, de la Ciudad de México, hasta convertirse en presidente de la Asamblea Legislativa del Distrito Federal, diputado federal de oposición durante el primer tercio del gobierno de Vicente Fox y ahora como presidente del Senado de la República.

Sin cumplir los 18 años de edad, es decir, sin el ejercicio pleno de todos sus derechos políticos como ciudadano, Martí Batres ya los ejercía. Es el fundador más joven de un partido de izquierda, el PSUM. Mientras la gran masa de adolescentes de los ochenta prefería cantar las canciones de Menudo, consumir Siempre en Domingo y tener prácticamente nula participación política, él decidió apoyar la campaña presidencial de
Arnaldo Martínez Verdugo en 1982, cuando el priista Miguel de la Madrid ganó la Presidencia de la República.

México era un país de monopolio político del PRI y de una oposición minimizada, perseguida, reprimida y testimonial. Desde esas trincheras, Martí Batres formó parte de las protestas contra la política económica de De la Madrid, a quien le correspondió pagar las consecuencias económicas de las decisiones políticas y económicas de sus antecesores y debió enfrentar el momento más crítico de crisis económica y financiera de México.

Pero Martí Batres fue parte de una generación de jóvenes que comenzaron a cambiar el rosto de México y que poco a poco, a punta de crisis económicas, represiones y dominio político priista, comenzaron a activarse políticamente, a raíz del sismo del 19 de septiembre de 1985, que en el caso de Martí Batres lo llevó al activismo por la reconstrucción de la colonia Doctores.

Toda esa generación de jóvenes que renunciaron a repetir lo inevitable tuvieron en la UNAM un punto de encuentro que los llevó en 1986 a retomar la lucha estudiantil que había quedado dormida desde 1972, para formar el Consejo Estudiantil Universitario (CEU), que frenó el plan del rector Jorge Carpizo y mostró a una juventud participativa y políticamente interesada en  la definición de su futuro.

Martí Batres fue parte del CEU, como estudiante de la Escuela Nacional Preparatoria (ENP) Ezequiel Chávez, plantel 7, turno vespertino, pero su personalidad lo llevó a chocar con los dirigentes del CEU, conocidos ya como Moderados, liderados por Carlos Ímaz, Imanol Ordorika, Claudia Sheinbaum y Óscar Moreno, entre otros.

Batres Guadarrama decidió entonces hacer equipo con los integrantes de la Corriente por la Reforma Universitaria (CRU), que eran más dialoguistas.

Fue parte de la Comisión Organizadora del Congreso Universitario (COCU), pero al pertenecer ya a la Facultad de Derecho, que entonces era totalmente priista, Batres pierde las elecciones y no logra convertirse en integrante del Congreso.

Ya como pareja de Miroslava García, Martí Batres deja truncos sus estudios en la Facultad de Derecho de la UNAM e intensifica su activismo en el PRD. Formó parte del equipo de Rosario Robles, pero su inclinación a trabajar con los Moderados del CEU los alejan; él forma en la UNAM un grupo activista con Roberto López, ya en los noventa, mientras que en el PRD se suma al equipo de René Bejarano y Dolores Padierna.

Logró la dirigencia del PRD en la capital del país y en la Asamblea Legislativa, aunque al final de su encargo como presidente fue señalado de contratar a su familia y a su grupo político para operar la Asamblea.

Renunció al partido para irse con Andrés Manuel
López Obrador y es conocida la anécdota de que se convirtió en el primer presidente nacional de Morena, aunque sin el respaldo abierto del ahora presidente electo. Cuando Yeidckol Polevnsky asumió la presidencia nacional, él se convirtió en el dirigente del partido en la capital del país.

Activismo

  • Martí Batres Guadarrama tiene 51 años y 73 por ciento de su existencia, es decir, 37 años, los ha dedicado a la política, desde su barrio en la colonia Doctores, de la Ciudad de México, hasta convertirse en presidente de la Asamblea Legislativa del Distrito Federal, diputado federal de oposición durante el primer tercio del gobierno de Vicente Fox y ahora como presidente del Senado de la República.
  • Fue un adolescente poco común al inaugurar su activismo político como fundador del Partido Socialista Unificado de México (PSUM).
  • Renunció al Partido de la Revolución Democrática para irse con Andrés Manuel López Obrador y se convirtió en el primer presidente nacional de Morena, aunque sin el respaldo abierto del ahora presidente electo.

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