Pobladores de Tijuana temen por su salud ante cercanía de crematorios

Sepultureros y el personal de las funerarias que aceptaron recibir estos restos humanos deben extremar sus medidas a fin de evitar contagiarse de Covid-19. Foto: Cuartoscuro

TIJUANA

El olor a muerte que emana de las chimeneas de un horno crematorio ubicado entre las colonias residenciales más viejas de Tijuana se disparó desde el inicio de la pandemia en esta frontera, afectando a más de mil familias de la "zona dorada" de la ciudad.

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Y es que en los hornos de la firma Cremaciones Ecológicas Latinoamericanas han sido incinerados algunos de los 847 cadáveres del total de más de mil 800 víctimas de la pandemia, mientras que otros tantos cuerpos fueron inhumados en el Panteón Municipal número 13, donde los sepultureros y el personal de las funerarias que aceptaron recibir estos restos humanos deben extremar sus medidas a fin de evitar contagiarse.

Pero en las casas de las colonias Gabilondo, Neihardt, Calette y Cubillas, no hay forma de evitar que entre el hedor de los restos de los cadáveres, cuyas cenizas se esparcen desde la sede de la empresa, enclavada desde hace 10 años en el Cañón de la Piedrera, una colonia popular.

Ahí, una de las viejas residentes, la señora Elvira Castro, teme que las cenizas de las víctimas del coronavirus agraven el asma que padece su nieta, o que cause alguna enfermedad entre ella y su familia.

"Desde hace unos 10 años se hizo esta cosa que nunca nos dijeron que iban a hacer y de repente que un crematorio y de ahí para acá esto tiene igual, (pero) desde que pasó la pandemia ahora está exagerado, a veces sale lumbre de los tubos", relata Elvira Castro.

Por su parte, el presidente de la Asociación de Vecinos del fraccionamiento Gabilondo, indica que los humos tienen un olor "a algo picoso, realmente no sabemos qué pudiera ser, estamos muy inconformes con el olor que sale de esta zona".

Agrega que ha enviado escritos y peticiones a los representantes de la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa), a la Comisión Estatal de Protección contra Riesgos Sanitarios (Coepris), pero en estos y otros casos le han indicado que esas dependencias no son las instancias correspondientes para detener la operación del crematorio.

Otro vecino afectado, Enrique Ramírez, asevera que los olores que perciben son de las quemazones del crematorio; relata que en ocasiones huele a cabello quemado, a veces huele a hueso, un olor que no se soporta.