De la tierra del mejor marisco y de los emigrantes

CIUDAD DE MÉXICO.

En el año 1972, de un pueblo llamado Santa Marta de Ortigueira, en La Coruña, emigraron casi todas las hermanas Yañez a Venezuela en búsqueda de oportunidades de trabajo, lugar dónde se casaron y a su vez tuvieron hijos. Allí mantuvieron sus costumbres y cultura por años, especialmente en la comida. En cada reunión familiar no podía faltar una empanada gallega, de bacalao, de atún, de lomo, de pulpo, de zamburiñas, de berberechos, entre otros.

Treinta y cinco (35) años después, la si tuación política de Venezuela hizo que tuvieran que emigrar de nuevo. Tanto las hermanas Yañez como sus hijos buscaron nuevos horizontes y una de sus hijas está hoy en México para transmitirnos esos sabores de familia que han pasado de generación en generación.

María Carolina Rodrigo Yañez decidió traer a México una de sus tradiciones familiares, La Empanada Gallega. Su emprendimiento, Capricho Gallego, es un obrador que hace que la gente que pasa por sus alrededores se pregunte de dónde sale ese aroma tan maravilloso que desprenden las empanadas cuando se están horneando.

El origen de la Empanada Gallega data desde la época de los Godos, en el siglo VII, era ideal para viajeros, ya que una masa servíría de tapa para el guiso y así no entraría el polvo de los caminos. En la Catedral de Santiago de Compostela está plasmada en el Pórtico de la gloria, un demonio se la está comiendo, simulando el pecado capital de La Gula.

“Nunca el diablo hizo empanada que no quisiera comer la mejor parte”, refrán gallego que se refiere a la avaricia, siempre alguien quiere llevarse la mejor parte. Actualmente se hacen pedidos personalizados y ya los puedes encontrar en las apps de delivery más utilizadas. Próximamente se venderán en tiendas gourmet en formato congelado para solo calentar y servir.