Chiapas, Oaxaca y Guerrero, los más rezagados del país; destacan “profundas desigualdades”

Si algo revela la nueva medición del Índice de Rezago Social, 2020, no sólo es el nivel de carencias que se viven en los hogares de México, sino también las profundas desigualdades que existen entre las entidades de la República. Y aún en estados donde se habla de alto crecimiento económico, como en Guanajuato, hay indicadores, como la inasistencia de niñas y niños a la escuela, en los que se ubica como los peores del país. No hay, en síntesis, un solo estado de la República que pueda presumir un modelo integral de desarrollo y cumplimiento de los derechos económicos, sociales y ambientales de su población.

CIUDAD DE MÉXICO.

El Consejo Nacional para la Evaluación de la Política de Desarrollo Social presentó la nueva estimación del Índice de Rezago Social (IRS) del país, un indicador compuesto de 11 variables, mediante la cual se estima el grado de rezago que presentan las entidades, los municipios y sus localidades, el nivel de privación que enfrenta la población en rubros esenciales, como la educación, la salud y la calidad de la vivienda, así como su nivel de equipamiento.

En ese sentido, el índice incluye al porcentaje de población de 15 años y más analfabeta; el porcentaje de la población de 6 a 15 años que no asiste a la escuela; el porcentaje de la población de 15 años y más sin educación básica completa; el porcentaje de población sin derechohabiencia a servicios de salud; porcentaje de viviendas con piso de tierra; porcentaje de viviendas sin excusado o sanitario; porcentaje de viviendas sin agua de la red pública; porcentaje de viviendas sin drenaje; porcentaje de viviendas sin electricidad; porcentaje de viviendas sin refrigerador y porcentaje de viviendas sin lavadora.

Los cinco estados con mayor rezago

De acuerdo con el Coneval, con base en los datos de 2020, hay cuatro entidades con un grado de rezago social “muy alto”: Chiapas, la cual obtiene los peores puntajes en el IRS; en segundo peor lugar está Oaxaca; en el tercer sitio Guerrero, y en cuarto sitio, Veracruz.

Hay, además, otras cuatro entidades que son clasificadas con un alto grado de rezago social; éstas son Puebla, la cual se encuentra en el quinto peor sitio en el índice en el país; Michoacán, el cual ocupa el sexto sitio; Hidalgo, el cual aparece como el séptimo peor en este indicador, y San Luis Potosí, el cual es ubicado como la 8ª entidad con mayor rezago social en México.

Una década perdida

Destaca que estas entidades son las mismas que en 2015 ocupaban los ocho peores lugares en el índice, sólo que algunos de ellos en distinto orden. Cinco años atrás, la entidad de mayor rezago era Oaxaca, seguida de Guerrero, Chiapas, Veracruz, Puebla, Michoacán, San Luis Potosí e Hidalgo.

Lo mismo ocurre si se compara la posición relativa ocupada por las entidades federativas respecto de la medición de 2010: la peor en ese año fue Guerrero, seguido de Oaxaca, Chiapas, Veracruz, Puebla, Michoacán, Hidalgo y San Luis Potosí.

Los municipios más marginados

Es importante señalar que en el interior de las entidades de la República hay profundas desigualdades y, a pesar de que algunas de ellas no sean consideradas como de alto grado de marginación, sí son espacios donde algunos de sus municipios presentan severos niveles de privación.

Así, entre los 50 municipios de mayor rezago social del país, seis son del estado de Chiapas; nueve de Chihuahua (el cual es considerado como de bajo grado de rezago social), y donde se registra la mayor desigualdad interétnica del país, pues los municipios altamente rezagados son de la sierra Tarahumara; uno de Durango; siete de Guerrero; uno de Jalisco, uno de Nayarit; 22 de Oaxaca, y tres de Veracruz.

Donde habita el olvido

En México hay municipios literalmente en el olvido. En ellos, el acceso al agua, a un refrigerador, a una lavadora, a una escuela, del tipo que sea, es un lujo que se percibe como prácticamente imposible. Son los municipios que nos recuerdan las enormes fracturas de la desigualdad, pero que, sobre todo, nos increpan en el modelo de desarrollo que sigue imperando en el país, y en la errática política de desarrollo económico y social que impera desde hace varias décadas en el país y que en la presente administración no se ha hecho sino prolongarlas.