Recibe las últimas noticias y mantente siempre informado
CIUDAD DE MÉXICO.
Tres padres de familia comenzaron hace meses una lucha burocrática en busca de que la escuela pública de sus hijos fuera reabierta después de un largo periodo de abandono por la pandemia. Su esfuerzo ahora disfruta de una dulce recompensa cuando un 50 por ciento de los 500 alumnos ha vuelto a clases presenciales para recuperar sus habilidades académicas debido al tiempo perdido.
Sus nombres son: Luz María Espinosa, Óscar Arturo Rodríguez y Concepción Fuentes Murillo.
Luego de 528 días sin que los estudiantes regresaran a las aulas, lo único que estos padres de familia escuchaban por parte de las autoridades escolares y de la comunidad estudiantil era que no había condiciones para volver, pues la cisterna que abastecía de agua a las instalaciones estaba dañada porque la había perforado la raíz de un árbol, sin posibilidad de que los alumnos siquiera se pudieran lavar las manos.
La urgencia de volver la planteó Luz María Espinosa. Es una abogada que también junto con su esposo perdió la mayoría de sus ingresos en la pandemia cuando se decretó el cierre de los juzgados y tribunales de la Ciudad de México.
Por más que guardó los uniformes de su hija Luz Sofía de 8 años y de su nieto Oliver de 9 años y por más que continúo en los chats de la primaria particular en la que estaban inscritos, aferrándose a mantener una educación privada para ellos, al inicio del ciclo escolar 2021-2022 tuvo que tomar la dolorosa decisión de cambiarlos a una escuela pública, porque de lo contrario sería seguir incrementando las deudas económicas.
Lo que más lamentaba es que en la escuela pública de su colonia, sólo 106 padres de familia de los más de 500 que integraban la comunidad estudiantil habían votado por regresar a clases presenciales, mientras que la terapeuta de Oliver, su nieto, la única posibilidad que le daba para que recuperara sus habilidades matemáticas y de lectura, que había perdido era volver a las aulas.
El primer año de la pandemia, Oliver regresó a vivir con sus padres y cuando volvió con Luz María, había perdido la capacidad de sumar, la fuerza en las manos para escribir, siendo antes de la emergencia sanitaria, uno de los mejores alumnos de su clase.
Oliver, mi nieto, no podía pensar en cosas simples, siendo un niño sobresaliente en las clases antes de la pandemia. Operaciones muy básicas de matemáticas para su edad, como sumar carritos, no podía hacerlas. Lo cual me preocupó muchísimo. La terapeuta detectó que tenía pereza mental, porque su cerebro se había acostumbrado a que toda la información que se le presentaba por computadora era digerida, a través de los videos, series y caricaturas. Así que nos dijo que había que llevarlo a clases presenciales para que volviera a socializar y obligarlo a pensar y a recuperar los deseos de ocupar su mente”, aseguró Luz María, en entrevista con Excélsior.
Lo mismo sucedió con las hijas de Óscar Arturo Rodríguez y de Concepción Fuentes Murillo. Se dieron cuenta de que la más pequeña, de seis años, y en tercero de kínder, sentía nulo interés por las clases en línea o por aprender.
Comparaban las habilidades con las que se había graduado del kínder su hija mayor, quien lo había estudiado de manera presencial. Salió sabiendo las letras, leyendo sílabas, conociendo canciones infantiles, mientras que a la más pequeña le costaba trabajo aprender las vocales.
A pesar de que yo estuve con mi hija pequeña constantemente en sus clases en línea de kínder, no logré que tuviera la misma capacidad que la mayor yendo a clases presenciales”, contó Concepción Fuentes.
La falta de capacidades y de desarrollo académico que comenzaron a percibir en los niños, los obligó a emprender una lucha por salvar la educación pública y rehabilitar la escuela para que regresaran a clases presenciales.
Frecuentemente estoy escuchando decir, tanto al personal directivo como académico, que además de la dificultad para concentrarse, se observa en bastantes estudiantes, un retraso de dos años en sus procesos de maduración, es decir, los comportamientos que antes se observaban en primer año de primaria ahora se observan en tercero, por poner un ejemplo. Cuando escucho que esto sucede en instituciones privadas, que no han dejado de trabajar a distancia desde el inicio de la pandemia en un promedio de seis horas diarias, no dejo de cuestionarme qué estará pasando con aquellos alumnos que no teniendo posibilidad de pagar, han tenido que continuar su formación en la educación pública que ni de lejos, estaba preparada para atender a sus alumnos en un formato a distancia limitándose, en el mejor de los casos, a ofrecer unas escasas horas de clase semanales a la población infantil.
La brecha educativa que ya se ha abierto con ocasión del año y medio de confinamiento educativo, se seguirá ampliando mientras las autoridades educativas no se decidan a actuar con decisión. Por un lado, garantizando las condiciones para que la niñez regrese segura a las aulas y por otro, siendo fuertes para que los profesores regresen una vez que ya han sido vacunados. Es de terror escuchar que hay escuelas en zonas urbanas que no cuentan con lo mínimo, como agua, o que obliguen en los protocolos a una doble toma de temperatura.
La primera al ingresar a las instalaciones escolares, y la segunda, antes de ingresar al aula al tiempo que proporcionan un único termómetro para toda la escuela”, comentó Rogelio Vega, representante en México de Intermedia Consulting y asesor de instituciones educativas de educación básica, media y media superior.
Así que en contra de lo que votó la mayoría de la comunidad estudiantil de no regresar a clases presenciales, Luz María, Óscar Arturo y Concepción ingresaron escritos diarios a la alcaldía Azcapotzalco, para que les devolvieran los servicios básicos, como agua potable y retirarán la raíz del árbol que había perforado la cisterna.
En lo que la alcaldía respondía o las autoridades de la escuela, ubicada en Clavería, daban alguna solución. Estos tres padres de familia y Anaí Violeta Durán Calzada la limpiaron. La primera vez que barrieron las banquetas sacaron 12 bolsas negras de puro excremento de perro, pues los alrededores se habían convertido en el excusado de mascotas de la colonia.
En México, 60 mil primarias y secundarias fueron abandonadas o vandalizadas durante pandemia, de acuerdo con Mexicanos Primero.
Finalmente, la alcaldesa de Azcapotzalco, Margarita Saldaña, los atendió, visitó la escuela y les dio apoyo.
Consiguieron que en los próximos 20 días naturales, la alcaldía vaya a retirar el árbol que perforó la cisterna y que la alcaldesa Margarita fuera a la escuela a escuchar a alumnas, como Luz Sofía de tercer año de primaria, quien le dirigió el siguiente mensaje:
Seguramente, cuando usted fue niña, como nosotros los alumnos de esta escuela, tuvo un sueño. Mi hermano Oliver quiere ser basquetbolista de grande, mi amiga (la hija mayor de Óscar Arturo y de Concepción) va a ser veterinaria, yo un día me graduaré de ingeniera química y todos los niños de esta escuela tienen su propio sueño, muchas gracias por estar aquí, porque sé que nos ayudará a impulsar nuestros sueños”.
Desde que Oliver, Luz Sofía y las dos hijas de Óscar Arturo y de Concepción regresaron a la primaria a clases presenciales con 40 alumnos (hoy ya son casi 250), la vida cambió.
Oliver se convirtió otra vez en el mejor alumno, Luz Sofía ya tiene mejores amigas, y la hija menor de Concepción logró escribir los nombres de sus compañeras para invitarlas a su cumpleaños. Hoy, sus padres saben que toda la lucha por recuperar la escuela ha valido la pena.
*En el siguiente enlace encontrarás las noticias de Última Hora
*También checa nuestras Galerías
Conoce lo más viral en Facebook Trending
Lee a los columnistas de Excélsior Opinión
clm