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Nacional

Así se formó la crisis económica en 1932; vivió México época difícil

La economía nacional tocó fondo: el PIB cayó 14%; factores económicos internos y externos se juntaron y dieron forma a la que hasta entonces había sido la debacle financiera más grande en la historia del país

ANDRÉS BECERRIL | 01-09-2020
El 5 de febrero de 1930 asumió como presidente de la República Pascual Ortiz Rubio, cargo que tuvo hasta el 2 de septiembre de 1932, cuando el país atravesaba su peor crisis económica posrevolucionaria.

CIUDAD DE MÉXICO.

La crisis económica que vive en la actualidad México —a causa fundamentalmente de la pandemia por el covid-19— fue comparada ayer por el presidente Andrés Manuel López Obrador con la ocurrida en 1932.

El 18 de mayo de 2020, Excélsior publicó, con base en hechos registrados en sus páginas, una reconstrucción sucinta de cómo se formó aquella debacle con una pérdida de 14% del Producto Interno Bruto (PIB) y proporciones de bancarrota  para el país.

“Nosotros —dijo ayer López Obrador en su conferencia mañanera— no habíamos caído en lo económico como ahora desde 1932, precisamente por la crisis económica de Estados Unidos. Entonces, sí, es una crisis profunda”.

En ese contexto, presentamos hoy una versión de la reconstrucción hemorográfica publicada aquí hace tres meses y medio.

Amalgamados crisis económica —hasta entonces la más severa en la historia del país— y turbulencia política —producto del reacomodo posrevolucionario. El 2 de septiembre de 1932, el presidente constitucional de México, Pascual Ortiz Rubio, renunció a su cargo en el que llevaba 2 años, 6 meses y 26 días.

La caída financiera de 1932, con una pérdida del 14% del Producto Interno Bruto (PIB) y proporciones de bancarrota del país fue el resultado de un coctel de factores internos que inició en 1926 y se agravó tres años después con la Gran Depresión.

La Gran Depresión que estalló en Estados Unidos en dos tiempos, uno el 24 y otro el 29 de octubre de 1929, empeoró tanto la situación económica de México y se imbricó con decisiones políticas, que terminaron de fundir las finanzas del país.

La onda expansiva de lo ocurrido en Wall Street en 1929 llevó al gobierno de México a tomar varias decisiones que desestabilizaron aún más sus finanzas:

En 1930 firmó un convenio sobre su deuda externa, que se rompió dos años después.

En 1931 hizo una reforma monetaria, conocida como Ley Calles: desmonetizó el oro; la plata tomó su lugar y propició devaluación del peso frente al dólar de 2.50 a 4 pesos en una semana; nueve meses después, la Ley Calles fue sustituida por una nueva Ley Monetaria, en marzo de 1932.

En enero de 1932, México declaró moratoria a su deuda externa; hubo reducción en  partidas de gastos, como en la de sueldos, servicios y despidos en la administración pública y el PIB cayó 14 por ciento.

Entre los factores económicos internos amasados desde 1926 y que alcanzaron su mayor intensidad cuando Ortiz Rubio renunció —ésa fue la última vez que en México un presidente no terminó su mandato—, destaca que la producción petrolera y minera hizo implosión; la exportación de oro y plata cayó igual que la venta de petróleo y sus derivados; además, las compañías petroleras rompieron un acuerdo con el gobierno para el pago de impuestos, lo que estuvo a punto de desatar una invasión de Estados Unidos a México, en 1927.

DEVASTADOR EL CRACK BURSÁTIL

A esos hechos se sumaron los efectos del crack bursátil en la Unión Americana, que fueron devastadores e inmediatos; se extendieron por el mundo como un virus implacable. La economía mexicana no quedó inmune a sus efectos devastadores.

Datos del Banco de México indican que Producto Interno Bruto (PIB) entre 1925 y 1932 tuvo un retroceso de 22 por ciento en términos corrientes, pasando de 3 mil 621 a 2 mil 821 millones de pesos.

Otros datos señalan que entre 1929 y 1932 el PIB tuvo una pérdida de 20.55 por ciento. Para cualquier efecto, la caída del PIB es consistente y por eso la historia registra este periodo como la peor debacle económica de la historia de México. Aunque 2020 se perfila como el sustituto de 1932 en materia económica.

Uno de los puntos más álgido de la crisis económica de 1932 está contextualizado, entre otras cosas, por la actitud de los sindicatos petroleros y las empresas extranjeras del ramo que le escamoteaban el pago de impuestos al gobierno mexicano, mientras que los sindicatos mantenían una actitud beligerante, dificultando la gobernabilidad. (La expropiación petrolera fue en 1938).

El acuerdo que tenía el gobierno de México con las compañías petroleras extranjeras que operaban aquí consistía en que el pago de impuestos por la exportación de crudo lo harían en Nueva York. Esto le servía al gobierno para un ajuste cambiario y le aseguraban una oferta de dólares para poder cumplir con sus compromisos internacionales. Fue roto en septiembre de 1926.

Aparejado a estos hechos, está el intento de invasión de Estados Unidos a México en 1927. El 29 de marzo de 1927, el titular principal de Excélsior dice: “Infame maquinación para que México y los Estados Unidos rompieran sus relaciones”. Se trata de una noticia sobre el intercambio de información que funcionarios de Estados Unidos tuvieron, en preparación de una invasión militar por los desacuerdos entre el gobierno de México y las empresas petroleras. El plan estadunidense estaba en documentos que fueron interceptados por el presidente Plutarco Elías Calles y revelados por The New York Times un día antes.

1929: CATÁSTROFE FINANCIERA

Con mayúsculas y a ocho columnas, Excélsior publicó el 25 de octubre de 1929 el inicio de la crisis económica mundial “Catástrofe financiera”. Quizás es la más parecida a la que ya se fraguó a partir de la pandemia por el covid-19 y que fue reconocida por el secretario de Hacienda, Arturo Herrera, el sábado 29 de agosto de 2020 y ayer, por el presidente López Obrador.

En mayo de 2020, cuando se redactó este texto, analistas del Banco de México calculaban que el 2020 cerrará con una contracción de 7.1%, la mayor desde 1932, que fue de 14 por ciento.

El sábado 29 de agosto de 2020, el secretario de Hacienda, Arturo Herrera dijo que el primer trimestre pasó prácticamente fuera de la pandemia por el covid-19; pero que en el segundo, la economía cayó 18.7 por ciento. Hay indicios de recuperación para el tercero y cuarto ciclos, que podría hacer cerrar el año con una caída de 7.4 por ciento del PIB, la más fuerte desde las crisis de 1932, 1994 y 2009, dijo Herrera.

La información de hace 88 años subraya que “El desastre hizo que millares de personas, ayer millonarias, hoy estén en la miseria”. Refiere la nota que “escenas patéticas se desarrollaron en Wall Street, y los bolsistas arruinados estaban a punto de perder la razón”.

Cuando el mundo estaba a la expectativa de lo ocurrido el 24 de octubre, cinco días después, el 29 de octubre, también desde Nueva York, la economía mundial recibió una estocada profunda.

“Millares de personas en la miseria por el pánico financiero en Estados Unidos”, se lee en el ejemplar de Excélsior del 30 de octubre de 1929. “La desmoralización y el pánico continuaron ayer en la bolsa de New York”.

Al cataclismo económico mundial, más los factores internos, quedó amarrado el destino de Ortiz Rubio, uno de los tres mandatarios del llamado Maximato —los otros fueron Emilio Portes Gil y Abelardo L. Rodríguez—, donde el poder tras la silla presidencial lo ejecutaba Plutarco Elías Calles, como jefe máximo de la Revolución Mexicana.

El 24 de julio de 1930, un cablegrama exclusivo para Excélsior, con lugar de origen en Nueva York, informaba: “Son esperadas declaraciones sobre la deuda”. La información se refería a lo que la historia registró como el convenio que firmó el secretario de Hacienda de la época, Luis Montes de Oca, y el presidente del Comité Internacional de Banqueros, Thomas W. Lamont.

La nota informativa señala: “No se pudo hoy en la noche confirmar en esta ciudad la información exclusiva de EXCELSIOR publicada hoy, en la que se adelanta que el Comité Internacional de Banqueros interesados en México, habían aceptado la oferta del Ministro de Hacienda, señor Luis Montes de Oca, para renunciar a los intereses sobre los bonos hipotecados de los Ferrocarriles de México que no han sido pagados desde 1914…”.

Aunque el punto clave era que se esperaba de un momento a otro una declaración conjunta sobre el resultado, por parte de ambos personajes, sobre la deuda externa de México.

MONTES DE OCA-LAMONT

Al día siguiente, 25 de julio de 1930, la expectativa crecía. Excélsior publicó una información titulada, “Habrá convenio con los banqueros”. Desde Nueva York, en el despacho informativo se lee: “Aún no se ha celebrado un acuerdo final sobre la reanudación de pagos de la deuda exterior de México entre el Comité Internacional de Banqueros y la delegación mexicana de la deuda que vino a esta ciudad desde hace un mes: pero el  corresponsal de EXCELSIOR enterose hoy en la noche en una fuente próxima a los delegados, de que tanto el ministro de Hacienda, el señor Luis Montes de Oca, como el presidente del Comité, Mr. Thomas W. Lamont, esperan llegar a términos concretos “mucho más pronto de lo que parecía posible”.

El acuerdo llegó al día siguiente. El 26 de julio de 1930, la información principal de Excélsior informó: “Se firmó el convenio de la deuda mexicana”.

La nota, firmada por el Luis Ladrón de Guevara, corresponsal especial de la Associated  Press, señala que “El convenio intitulado ‘Plan de Reajuste y Consolidación de la Deuda Mexicana’ fue firmado hoy, a las tres de la tarde, en las oficinas de J. P. Morgan & Company. Estuvieron presentes, además del ministro de Hacienda de México, señor Luis Montes de Oca, y de Mr. Thomas W. Lamont, presidente del Comité Internacional de Banqueros, que fueron los signatarios….”.

“Como resultado de estas discusiones, el Secretario de Hacienda y el Comité Internacional han llegado a un convenio, bajo el cual el Comité recomendará a los tenedores de bonos que se extiendan facilidades a México para que reanude el servicio de su deuda extranjera, mediante la reducción de las sumas que se deben por intereses atrasados, y mediante la extensión del periodo de pagos a cuarenta y cinco años”, dice la nota.

MORATORIA MEXICANA

El 11 de enero de 1932, año y medio después de la firma del convenio Montes de Oca-Lamont, el Congreso de la Unión empezó a analizar la viabilidad de éste. En la primera plana de Excélsior se publicó la nota informativa titulada “Hoy comienza a ser discutido el convenio de la deuda exterior”.

En ese mismo periodo extraordinario de sesiones se alistaba para ver asuntos relacionados al presupuesto.

Al día siguiente, 12 de enero de 1932, el encabezado principal de Excélsior, a ocho columnas y en mayúsculas se lee: “Los servicios de la deuda se posponen para el año 1934”.

El párrafo inicial de la nota sobre esta moratoria dice: “El señor presidente de la Republica, ingeniero Pascual Ortiz, envió a la consideración del Congreso de la Unión -que abrió ayer tarde su periodo extraordinario de sesiones al que fue convocado por la Comisión Permanente- una interesantísima iniciativa de ley relacionada con los convenios celebrados para el pago de la deuda exterior.

“En la referida iniciativa el primer magistrado pide se dé un aplazamiento para fijar nuevas fechas a las obligaciones contraídas por nuestro gobierno en virtud de las convenios celebrados el 25 de julio de 1930 y el 29 de enero de 1931, respectivamente, entre el secretario de Hacienda y Crédito Público, señor Luis Montes de Oca y el Comité Internacional de Banqueros con Negocios en México, aplazamiento aceptado ya por el referido Comité de Banqueros, según último contrato celebrado con el propio secretario de Hacienda en representación de los Estados Unidos Mexicanos, con fecha 22 de diciembre de 1931”.

El viernes 14 de enero de 1932, el Senado de la República había aprobado la iniciativa de moratoria. El texto de la nota principal de Excélsior del 15 de enero señala: “Ayer, a las doce horas, celebró el Senado de la República una sesión secreta de bloque, en la que se ratificó la iniciativa enviada por el primer magistrado de la República, sobre el aplazamiento del pago de la deuda exterior, tal y como lo solicitó el Ejecutivo, concediéndose la dispensa de trámites, tanto a esta iniciativa, como a las otras que envió la Cámara de Diputados y con cuyo estudio y discusión declaró clausurado el periodo extraordinario de sesiones”.

En el contexto de moratoria mexicana renunció el secretario de Hacienda, Luis Montes de Oca.

Excélsior tituló en la primera plana la noticia publicada el 21 de enero de 1932 así: “Quedó integrado un nuevo gabinete presidencial”.

Junto con Montes de Oca, que había ocupado el mismo cargo en la presidencia de Plutarco Elías Calles, Emilio Portes Gil y Ortiz Rubio, salieron del gabinete Aarón Sáenz, secretario de Industria y Trabajo, y Genaro Estrada, secretario de Relaciones Exteriores. En Hacienda quedó Alberto J. Pani, que volvía a ocupar la cartera; la cancillería fue ocupada por Manuel Téllez e Industria por Abelardo L. Rodríguez, que a la postre sería el sucesor de Ortiz Rubio.

La renuncia de esos tres secretarios obedeció a la crisis política, con perfil de las modificaciones de orden económico que se había dado en el gobierno mexicano.

ADIÓS, TRAS EL INFORME

Días antes del informe presidencial del 1 de septiembre de 1932, había versiones de que el presidente Ortiz Rubio estaba inquieto, sobre todo después de los cambios en su gabinete en enero anterior.

El jueves primero de septiembre de 1932 todo transcurría en aparente calma. Se registró que ese día se abriría la sesión ordinaria del Congreso de la Unión y que como lo marca la ley, el presidente Ortiz Rubio daría su mensaje a la nación.

Al día siguiente, 2 de septiembre de 1932, la nota informativa fue el informe de gobierno, simple y llanamente.

En decenas de ocasiones, en el informe de Ortiz Rubio aludió a la palabra crisis.

Este recorrido por la hemeroteca de Excélsior en razón de la crisis económica de 1932, tiene como corolario la renuncia del presidente de México Pascual Ortiz Rubio.

“Formuló su renuncia el presidente Ortiz Rubio”, se lee en el titular principal del 3 de septiembre de 1932.

La información de la noticia, acompañada de otras, como que el expresidente haría un viaje al extranjero, o que Abelardo L. Rodríguez se perfilaba para sucederlo; o la renuncia colectiva del gabinete de Ortiz Rubio, arranca así:

“A los cero treinta minutos del día de hoy nos fue entregado en la Secretaría de Gobernación un boletín, en el que se expresa que el señor presidente de la República, ingeniero Pascual Ortiz Rubio, dio a conocer ayer, a los miembros de su gabinete, el texto de la renuncia que ha hecho de su alto cargo, y la cual será presentada al H. Congreso de la Unión durante el día de hoy, por conducto de la Secretaría de Gobernación. El texto de dicho boletín es el siguiente: “A las diecisiete horas del día de hoy se reunieron en el Castillo de Chapultepec los ciudadanos secretarios de Estado, los Jefes de los departamentos administrativos, el procurador general de la República y el procurador de Justicia del Distrito y Territorios Federales, quienes fueron previamente convocados, para el efecto, por el primer magistrado de la Nación. El señor ingeniero don Pascual Ortiz Rubio dio a conocer, en la reunión aludida, el texto de la renuncia que presentará al Congreso de la Unión del cargo de Presidente de la República. El Congreso de la Unión recibirá el día de mañana, por conducto de esta Secretaría de Gobernación, el pliego respectivo que suscribe el ciudadano Presidente Ortiz Rubio. México, D. F., septiembre 2 de 1932. Juan José Ríos, secretario de Gobernación”.

De acuerdo con la información de ese día, la renuncia no era un secreto, ya que desde el inicio de esa semana, ese día era sábado, “venía circulando con desusada insistencia la versión de que se preparaban importantes cambios políticos en la administración pública, y se consignaba, entre ellos, la posibilidad de que abandonara el poder el ingeniero Ortiz Rubio, en acatamiento a imperiosa necesidad de atender a su quebrantada salud”.

Lo cierto es que desde el 13 de octubre de 1931, el general Lázaro Cárdenas, dos días antes de dejar de ser el secretario de Gobernación de Ortiz Rubio escribió en sus memorias que corrían versiones entre funcionarios que aseguraban que el señor presidente Ortiz Rubio “saldría del poder”.

 

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