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Nacional

Alfredo, artesano que 'da vida' a la madera; vejez digna

A sus 95 años, trabaja piezas por encargo y con sus manos hace diversas creaciones

Ximena Mejía | 27-08-2017
Alfredo Mauricio Villamour Cuecuecha ha heredado una creación artística en madera a cada uno de sus hijos, nietos y bisnietos. También se dedica a hacer figuras por encargo. Foto: Elizabeth Velázquez

CIUDAD DE MÉXICO.

En la madera Alfredo Mauricio Villamour Cuecuecha, de 95 años, tiene una profesión que dio sustento a su familia y le brindó la oportunidad de crear piezas que vivían en su imaginación.

Cada escultura que realiza el ebanista de la tercera edad, surge de la mezcla de sus lecturas, fotografías, pasajes de la Biblia e incluso ha representado a una de sus hijas embarazada.

Don Alfredo ya no tiene necesidad de trabajar. Los años hicieron que sus hijos le reconocieran su dedicación como padre y proveedor. Pero, en ocasiones, se dedica a tallar pequeñas piezas.

Doy gracias a dios que me da esta facilidad para poder hacer estas figuras”, declaró.

En su taller, ubicado al norte de la Ciudad de México, pasa las horas tallando figuras de aves, caballos, mujeres, árboles, quijotes, cruces, cristos y figuras humanas.

A los 14 años, aprendió el oficio de carpintería, en su natal Santa Ana Chiautempan, Tlaxcala, y a los 21 llegó a la Ciudad de México, donde se especializó en su profesión.

Pero fue hasta los 65 años que Villamour Cuecuecha aprendió a esculpir; tomó un taller, porque no se conformó con ser carpintero, quería ser artesano.

Carpintero es aquel que corta la madera para las obras, el ebanista hace muebles de toda clase de manera artesanal”, indicó.

Don Alfredo se enorgullece al recordar que obsequió los muebles para sus hijas al casarse; además de que hoy en día conserva su imaginación y coordinación en manos para seguir creando.

Villamour Cuecuecha aseguró que seguirá creando figuras en su taller todo el tiempo que la vida se lo permita. Considera que el ser independiente y productivo lo ha llevado a envejecer dignamente.

Uy, pues lo haría todo el tiempo, porque cada día hago mis cositas. No me gusta estar de ocioso, o leo o hago mis figuras, soy independiente, yo me hago mis cosas”.

El adulto mayor no oculta su entusiasmo al hablar de los tipos de madera. Para él la jacaranda, caoba, cedro y ébano han sido sus mejores aliadas para la materialización de sus sueños.

Alfredo Mauricio Villamour Cuecuecha ha visto crecer a sus seis hijos, sus 14 nietos y 10 bisnietos.  A cada uno le ha dejado alguna obra artesanal en recuerdo de su amor por la familia y su profesión.

 

Media vida de lucha contra las bacterias

Para el químico Gonzalo Colmenares, de 90 años, quien ha pasado más de la mitad de su vida siendo químico bacteriólogo y parasitólogo, la mayor satisfacción de su vida ha sido ser testigo de la evolución del desarrollo científico en los controles analíticos del país.

Él es asesor de las nuevas generaciones que trabajan en el Laboratorio Nacional de la Comisión de Control Analítico y Ampliación de Cobertura (CCAyAC), donde se verifica la calidad de todos los medicamentos, vacunas y alimentos que consumen los mexicanos día con día.

En 1957 nació la necesidad de un laboratorio de Salud Pública que ya no se dedicaría únicamente a lo clínico. Aquí he visto los avances de desarrollo científico, los cuales han sido extraordinarios”, relató.

Colmenares es un elemento fundamental para las nuevas generaciones de químicos, quienes acuden a él para recibir asesorías. A paso lento, apoyado en su bastón, el químico se desplaza por los laboratorios de la CCAyAC.

He visto nuevas generaciones de especialistas en análisis de alimentos, del aire, del suelo, también he estado en momentos históricos, por ello me siento pleno y afortunado”, aseguró.

- Ximena Mejía

 

Sube y baja a gobernadores

A sus 79 años, 62 de ellos trabajando, a Don Fernando Frausto Martínez no se le borra la sonrisa, ni merma su amabilidad y vocación de servicio como encargado del elevador del Palacio de Gobierno del Estado. Él ha visto llegar al cargo y ejercer el poder a 12 gobernadores.

Elevadorista desde sus 17 años en el Palacio de Gobierno del Estado, perfectamente recuerda que, el primer mandatario estatal al que sirvió, fue Horacio Terán Zozaya; le siguió Norberto Treviño Zapata; Praxedis Balboa, Manuel A. Ravizé; Enrique Cárdenas González; Emilio Martínez Manaotou; Américo Villarreal Guerra; Manuel Cavazos Lerma; Tomás Yárrington Ruvalcaba, Eugenio Hernández Flores y Francisco García Cabeza de Vaca.

Estoy agradecido con el actual gobernador quien me dio la oportunidad de seguir sirviendo a la gente”, declaró don Fer.

- Héctor González / Corresponsal

 

Cambia milpa por Congreso

Luciano es un hombre alto, moreno, de espalda ancha y con manos cuya piel curtió el sol de la milpa que trabajó muchos años. Ahora, a sus 66 años, ya sólo se dedica a un empleo: el de vigilante del Congreso local, y con su salario mantiene a su esposa, a su hija y a tres nietos.

Ya estoy grande, ya no puedo navegar la milpa”, responde Luciano Castañón Gómez, cuando se le pregunta si aún tiene dos trabajos, pues hasta hace algunos años sembraba frijol.

Hace tiempo, Chano -como lo conocen en el Congreso- redujo su tiempo como vigilante, ahora sólo trabaja de lunes a viernes, de las 6:30 a 14:00 horas.

Con lo que gana, le alcanza para mantener a cinco personas (su esposa, una hija, y tres nietos de 12, 10 y 7 años) y sacar lo de sus gastos.

Nos programamos bien (...) mi esposa perdió la vista por la diabetes”.  

- Perla Cardoso  / Corresponsal

 

“Somos el presente”

Con libros bajo el brazo, recorre los pasillos del Centro Gereontológico de Pachuca. Anima a quien se le atraviesa a tomar un ejemplar y afirma que si los niños son el futuro, “los adultos somos el presente”.

Se llama Maricela Martínez Martínez, tiene 67 años, es maestra de literatura y plantea que la problemática del estado con el envejecimiento de la población podría ser resuelta con una escuela de artes y oficios dirigida por adultos mayores.

Tenemos maestros, arquitectos, doctores, abogados, ingenieros, cocineras, carpinteros, mecánicos, desde ese espacio podríamos aportar nuestros conocimientos y ser autofinanciables”.

Expone que el proyecto lo presentó al gobierno federal durante el mandato de Felipe Calderón, pero no tuvo eco.

Muchos lo haríamos por amor al arte, por sentirnos útiles, por compartir nuestras experiencias”.

- Emmanuel Rincón / Corresponsal

 

De tostadero a vigilante

Roberto Villalobos López nació en Quiroga; a sus 66 años labora como vigilante en dos turnos consecutivos, en oficinas gubernamentales de Morelia.

Entró a este oficio desde los 19 años, después de haber vendido tostadas en la calle.

Don Roberto, conocido por sus amigos como El Dero, por tostadero, vive solo en una vivienda prestada que no tiene los servicios de agua y luz. Recuerda que ha tenido alrededor de 40 empleos a lo largo de su vida, todos relacionados con la vigilancia, entre ellos el de velador en la Policía Auxiliar, donde logró pensionarse.

Sus actuales trabajos y la pequeña pensión que recibe permiten a El Dero no depender económicamente de alguno de sus nueve hijos, “ya quedé solo, ya mis hijos se casaron todos, ya estoy solo, ya nada más para mí y para mi mami que tiene Alzheimer y trato de ayudarla en lo que puedo”, compartió.

- Miguel García / Corresponsal

 

Labora como viene, viene

Desde hace 20 años, doña Delfina Gómez García acomoda coches en los centros comerciales para tener un sustento, pues desde que enviudó no hay quien la apoye.

Aunque tiene hijos, todos los días, bajo el rayo del sol o bajo la lluvia, tiene que trabajar de 8:00 a 21:00 horas, en el estacionamiento de un centro comercial, pues a su edad, ya nadie le da empleo fijo.

Doña Delfina vive de las propinas que le proporcionan los automovilistas, las cuales no sobrepasan los cinco pesos por carro asistido.

Con ese “sueldo” debe tratar de cubrir sus gastos: comida, luz y gas y debe tener un guardadito, pues si se enferma debe acudir a un médico particular.

Doña Delfina señala que aunque se sienta mal, debe salir a trabajar como desde hace 20 años, “pues qué hago, no tengo a nadie que me ayude o que me mantenga, soy sola en este mundo”.

- Ángeles Velasco / Corresponsal

 

Rafael se vuelve profesor

Al entrar a la tercera edad, Rafael Sánchez Vega ve cada vez más difícil su vida laboral, peor que cuando recién egresó de la carrera en Contaduría Pública, pues ahora no valoran tanto la experiencia y le ponen peros a su edad, cuando en el pasado era al revés.

Después de más de 25 años como contador y auditor en varias empresas, las puertas se cerraron y de pronto tuvo que tomar otro rumbo para mantener a su familia, por lo que empezó a dar clases de contaduría.

En la actualidad trabaja en la Universidad Tecnológica de Puebla (UTP)  y en el Instituto de Estudios Universitarios (IEU), tanto en nivel superior como en posgrado, a razón de entre 100 y 170 pesos por hora.

Entre los dos planteles suma de 30 a 35 horas semanales, lo que le permite tener ingresos de 15 mil pesos al mes; sin embargo, sólo en UTP tiene prestaciones.

-Fernando Pérez / Corresponsal

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