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Nacional

CEU: semillero de políticos; el movimiento estudiantil del 86

Varios de los líderes que frenaron la reforma de Carpizo encontraron apoyo en el PRD

Leticia Robles de la Rosa | 12-09-2016

CIUDAD DE MÉXICO.

Considerado por expertos como el movimiento estudiantil más exitoso después de la conquista de la autonomía, porque sin violencia ni represión frenó una reforma, el Consejo Estudiantil Universitario (CEU) fue también un semillero de políticos, el brazo juvenil que dio origen al PRD y durante 13 años un actor influyente en la vida interna de la UNAM, hasta que el radicalismo del CGH lo desapareció.

Aunque oficialmente el CEU nació el 31 de octubre de 1986, lo cierto es que sus raíces surgieron los mismos días 11 y 12 de septiembre de hace 30 años, cuando los consejeros universitarios estudiantes Imanol Ordorika y Antonio Santos levantaron la voz en medio de la votación mayoritaria oficial, en contra de la reforma promovida por el rector Jorge Carpizo, para engrandecer las fortalezas y superar las debilidades de la UNAM.

Consumadas las reformas a la estructura jurídica de la UNAM para fijar nuevas reglas en materia de ingreso y permanencia de los estudiantes, así como para mejorar la calidad académica de los docentes e investigadores, el 24 de septiembre se realiza la primera asamblea estudiantil en la Facultad de Filosofía y Letras, donde Imanol Ordorika y Antonio Santos informan de las decisiones tomadas por el Consejo Universitario.

Así empieza la historia del movimiento estudiantil que generó consensos mayoritarios entre prácticamente la totalidad de los estudiantes de  escuelas y facultades, para comenzar con una marcha de antorchas en  Ciudad Universitaria, en octubre; hacer otra en diciembre, del Parque Hundido a la Rectoría, y salir, por fin, a las calles, desde el Casco de Santo Tomás al Zócalo capitalino, para exigir la derogación de las reformas.

Un movimiento que acabó con la inmovilidad estudiantil, consecuencia de las represiones de 1968 y 1971, que fue el primero en no ser reprimido y que logró sentar en un diálogo público a los representantes de la Rectoría, que provocó la derogación de la reforma de Carpizo y logró la aprobación del Congreso Universitario como un mecanismo de transformación interna consensuado.

Por esos elementos, el movimiento del CEU ha sido catalogado como un movimiento estudiantil exitoso, pero que durante los 13 años que tuvo la hegemonía de la representación estudiantil y académica incurrió en excesos que lo llevaron a ser repudiado por la generación del Consejo General de Huelga (CGH) en 1999-2000, por la relación de sus dirigentes con el PRD y los incipientes gobiernos de izquierda.

Los nombres de Imanol Ordorika, Antonio Santos, Óscar Moreno, Carlos Ímaz, Rosario Robles, Salvador Martínez Della Rocca y Claudia Sheinbaum pasaron de ser famosos por su activismo universitario a ser famosos por su activismo en el PRD.

De hecho, el CEU fue el brazo juvenil de la fundación del PRD, fue la fuerza juvenil que impulsó la candidatura del expriista Cuauhtémoc Cárdenas. Fueron ellos quienes llevaron a Cárdenas a Ciudad Universitaria y lo convirtieron en el candidato de la UNAM, con mítines masivos en la explanada de la Rectoría; fueron ellos quienes a huevazos y empujones, con capuchas y descalificaciones, corrieron de CU a otros candidatos que quisieron hablar ahí no sólo en 1988, sino en 1994, cuando además hubo agresiones contra el panista Diego Fernández de Cevallos.

El éxito del CEU, en 1986-1987, fue rodearse de académicos, para que lo asesorara, y levantar una huelga estudiantil cuando logró la derogación de la reforma; la integración mayoritaria de estudiantes impidió que ganaran las votaciones las expresiones radicales, aunque ello le valió ser catalogado como vendido.

Aunque hubo resistencias entre algunos sectores de la Rectoría, en 1990 los ceuístas lograron el Congreso Universitario, del cual salieron decisiones que permitieron la transformación de la institución, como los Consejos Académicos de Área y los programas de estímulos que permitieron la mejora considerable del salario de los académicos.

Fue el rector José Sarukhán el que debió conducir a la UNAM en un contexto de poder ceuísta.

De los 13 años que imperó en la organización de movimientos estudiantiles, ocho correspondieron a Sarukhán, pero a diferencia de Carpizo, le tocó un activismo estudiantil abiertamente ligado con el PRD y con sus puestos de poder, ya sea con diputados federales, delegados en la Ciudad de México y en el gobierno capitalino, desde donde salían apoyos a los jóvenes.

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