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Nacional

Denuncian extorsión a magueyeros; acusan a policías

Productores en Hidalgo señalan que los reducidos rangos autorizados para el transporte de sus productos han provocado chantajes de los agentes

Emmanuel Rincón / Corresponsal | 09-08-2016

SINGUILUCAN, Hgo.

Productores de maguey en Hidalgo aseguran enfrentarse a una doble amenaza: el bajo precio que se paga por el aprovechamiento de los productos y las extorsiones policiales.  

Hasta hace tres décadas, la Comisión de Agricultura del Congreso local estimó que en Hidalgo se contaban con una población superior a 200 millones de plantas de maguey, repartidas en 36 mil hectáreas. Actualmente, sólo se tienen diez mil hectáreas y 20 millones de esta cactácea.

En relación con las extorsiones, el presidente de la Comisión de Agricultura del Congreso local, Héctor Pedraza, afirmó que la Ley para el Manejo Sustentable del Maguey de 2011 ha sido aprovechada por las autoridades policiacas, particularmente municipales, para que “lejos de vigilar la protección del maguey, estén extorsionando, aplicando multas sin sustento y quitando la mercancía a los productores”.

“Lo que los productores nos han referido es que en cuanto la policía detecta su carga son detenidos y, aunque demuestren que cuentan con su permiso de aprovechamiento del maguey, como la ley no considera grandes volúmenes en el transporte del producto, las policías aprovechan este recurso y los amagan no sólo con llevarse la carga, sino también con detenerlos si no le entran con una mochada”, comentó.

Hermann Jesús Cortés Blobaum, ingeniero agrónomo y productor de maguey en Singuilucan, expuso que la Ley debe ampliar los márgenes del transporte, ya que, por ejemplo, no se pueden movilizar más de cinco litros de pulque, y  “para una fiesta particular, por ejemplo, el pedido de consumo es de 40 litros”.

Aseguró que “una extorsión puede ir de los 100 a 200 pesos para un preparador de barbacoa que es sorprendido transportando pencas, sin embargo puede alcanzar los 15 mil pesos por un camión torton que transporte entre mil a dos mil plantas, que fueron legalmente producidas y de las que se tiene permiso para su aprovechamiento”, dijo.

Puntualizó que estas prácticas se presentan “en la región del Altiplano, en Apan, Tepeapulco, Zempoala, también en Singuilucan, un poco la parte de Actopan. Mientras que en Ixmiquilpan y Alfajayucan por el momento no tenemos problema”.

Apuntó que los productores temen realizar denuncias debido a que los policías son de sus localidades y temen represalias si los acusan.

“Se deben subir los estándares, pues actualmente el margen es muy pequeño, así como dar una credencialización de productores, para que se nos reconozca, no se nos extorsione y los rateros sean metidos a la cárcel”.

 Consideró necesario el establecimiento de un padrón que señale quiénes son los que tienen autorización, para que así, a los que están robando los productos como la penca, el chinicuil y mixiotes, los metan a la cárcel y sean castigados.

Héctor Pedraza apuntó que fue por estas denuncias que se convocó a los productores de maguey, para discutir y aportar modificaciones que plantear a la Ley para el Manejo Sustentable del Maguey de 2011.

“Es necesario proteger a quienes se dedican a las actividades del maguey. Ninguna autoridad puede sancionar de forma económica a los productores, esto porque no hay reglamento por parte de los ayuntamientos para ejercer dicha penalidad”, puntualizó.

 

Señalan crisis en venta de pulque en la región

Durante su periodo de esplendor, en la época del Porfiriato, la producción de maguey y pulque fue uno de los detonantes que incidió en la construcción de la primera línea ferroviaria del país del Ferrocarril Mexicano que comunicó a la Ciudad de México con Apan, aseguran desarrolladores de esta planta en la región.

En la actualidad, productores como Clara Mendoza, de la comunidad de San Rafael Amoluca, Singuilucan, apenas subsisten con la producción del pulque.

De pequeña estatura y canas visibles, comenta que “apenas cinco pesos es lo que vendemos por litro de pulque, y es muy bajo”.

Mientras extrae con el acocote el aguamiel de uno de los magueyes de su plantación, la mujer comparte sus conocimientos del agave.

“Hay distintos magueyes. Al ayoteco le podemos extraer hasta 500 litros de aguamiel en seis meses; hay otros como el xhaxhimi, que si les sacas 200, es un logro”.

Con el aguamiel en el acocote encamina al tinacal que seis productores de maguey comparten; cada uno aporta tandas de aguamiel de 30 magueyes, que son raspados dos veces al día, durante un promedio de seis meses.

“Antes las tandas eran hasta de 100, pero han bajado mucho”, comentó.

“Desde los diez o 12 años que tomo pulque. Mi papá nos enseñaba a ‘tomarlo fuerte’, porque ya no fermenta dentro, no se te sube al cerebro y no te duele la cabeza. Mi papá fue y vivía de ser tlachiquero”.

Doña Clara comentó que ya en el tinacal vierte el contenido del ococote en una tina de fibra de vidrio, donde tiene su semilla, que no es otra cosa que las bacterias en que fermentará el aguamiel extraído al maguey. Durante tres días se estará alimentando con aguamiel hasta fermentarse.

“Los curados ya es otro producto del pulque, no son licuados como la gente cree.

“Se debe dejar la naranja reposando dentro del pulque durante tres días para que tenga ese sabor. Hay de lo que se pueda imaginar, de frutas, de nescafé, de los más populares son los de menta, tuna, platano, nopal, avena, mamey”, concluye
doña Clara.

 

Identifican saqueo de gusanos de maguey

De acuerdo con productores, los gusanos de maguey son considerados un platillo exótico, sobre todo en Europa, que posee una considerable demanda de paladares y que incluso es costoso, pero cuyas utilidades están siendo aprovechadas por saqueadores que han aprovechado cualquier descuido de
los productores para apropiarse de los insectos conocidos popularmente en la región como  chinicuiles, aseguró el ingeniero agrónomo, Hermman Cortés.

“Una bolsa que vende esta gente a pie de carretera te puede llegar
a costar hasta 50 pesos, con cuatro o cinco gusanos.

“Si hablamos de un bote de un litro, te puede llegar a costar cerca de 800 pesos”, estimó el también productor de gusanos de maguey, Hermann Cortés, quien, además, aseguró que las utilidades de este insecto no llegan a los productores, ya que el gusano es hurtado.

“Los productores no los estamos vendiendo, es gente que llega a las parcelas y se los roba”, aseguró.

Ante esta situación, señaló que se inició un esquema entre productores, con el cual se pretende producir gusanos en condiciones controladas.

“Es a través de casas malla-sombra donde estamos liberando las palomillas para que depositen en los magueyes sus huevecillos y se desarrollen los gusanos, para que ahora sí podamos aprovechar sus utilidades”, dijo.

Actualmente, Hidalgo cuenta con dos casas  malla-sombra en las que se ha puesto en operación este proyecto.

Una se ubica en Mineral del Chico y la otra en la región del valle del Mezquital, en la localidad de Tepa, del municipio Francisco I. Madero

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