Ausencias que lastiman: hace 5 años comenzó la incansable búsqueda

CULIACÁN, 31 de octubre.—Hace poco más de cinco años Alma Rosa emprendió una búsqueda incansable por su hermano desaparecido, en aquel tiempo su objetivo era encontrarlo con vida, ahora sólo  pide saber dónde quedaron sus restos para tener un lugar al cual ir a llorarle.

El 4 de julio de 2009 su hermano Miguel Ángel Rojo Medina se encontraba en la comunidad de Estación Obispo, al sur de Culiacán, en Sinaloa, acudió a dejar un garrafón de agua a una mujer con quien sostenía en ese momento una relación sentimental, llegó hasta su casa, bajó el garrafón, pero nunca entró.

Minutos después, aquella mujer salió y observó la camioneta de Miguel Ángel afuera de su casa y un garrafón de agua tirado en el piso, fue en ese momento cuando inició el tormento.

Cerca de las 10 de la noche, Miguel Ángel realizó una llamada a su casa. Quien respondió fue una de sus hijas, quien todavía ignoraba lo sucedido pero que notó un tono de voz extraño. Le preguntó que si algo malo pasaba y él respondió que no, que sólo hablaba para saber de ellos y le dijo que iría a Culiacán.

Él rara vez acudía a la capital del estado a esas horas, pero al preguntarle con quiénes, él sólo respondió que con unos amigos. La llamada se cortó y nadie volvió a saber de él desde ese momento.

Toda la noche su familia se quedó en vela, esperando que regresara, supuestamente de Culiacán, porque el teléfono celular había sido apagado. Con los primeros rayos del sol acudieron a reportar el incidente, pero las autoridades les dijeron que tenían que trascurrir 72 horas para reportarlo oficialmente como desaparecido.

Impaciente por la respuesta de las autoridades, Alma Rosa decidió comenzar a buscarlo. Recorrió todos los caminos vecinales y brechas de los alrededores, revisando cada montón de basura que se encontraba por el camino, también acudió a los medios de comunicación para que comenzaran a difundir su imagen.

Al cumplirse las 72 horas y no saber todavía nada de su paradero, regresó a la agencia del Ministerio Público en la Sindicatura de El Dorado. Explicó todo lo que había sucedido, relatando la visita a aquella mujer y la llamada que hizo a su casa.

Debido a que la noticia fue difundida en varios medios de comunicación, personal de la Procuraduría General de Justicia del Estado se comunicó con ella y ofrecieron darle todo su apoyo, a pesar de haber asignado a varios investigadores al caso, nunca lograron encontrar a su hermano o saber de los responsables de habérselo llevado por la fuerza.

Alma Rosa dejaba que las autoridades hicieran su trabajo, pero ella misma salía todas las mañanas a buscarlo, los días pasaban y la esperanza de encontrarlo con vida se alejaba.

El 5 de agosto de ese mismo año, mientras ella se encontraba en la fiscalía estatal, el agente asignado al caso recibió una llamada para informar el hallazgo de un cuerpo sin vida en la comunidad de Estación Obispo.

Las características del sujeto, quien se encontraba en avanzado estado de descomposición, eran similares a las de Miguel Ángel, pero no portaba ninguna identificación que permitiera saber su nombre.

El cadáver estaba en un cerro conocido como El Avión, luego de realizar las diligencias en el sitio los peritos de la Procuraduría ordenaron trasladarlo al Servicio Medico Forense (Semefo) en Culiacán.

Inmediatamente Alma Rosa se trasladó para intentar identificarlo, pero el cuerpo estaba muy desgastado y era prácticamente imposible hacerlo, por esa razón, se ordenó realizarle una prueba de ADN.

Los días pasaron y luego se convirtieron en meses, constantemente ella acudía a pedir informes, pero sólo le decían que estaban en espera de los resultados, seis meses después de haber tomado las muestras acudió al Semefo porque había otro sujeto con las características de su hermano, entonces logró tener acceso y uno de los peritos quien ya la conocía le dijo que las pruebas nunca se habían enviado.

Así transcurrieron los años, decenas de veces Alma Rosa se plantó en Palacio de Gobierno y en el edificio de la Procuraduría de Justicia, pero continuaba sin encontrar a su hermano.

Ya como gobernador del estado, Mario López Valdez, el procurador general de la República, Jesús Murillo Karam, programó una visita a Culiacán en abril de 2013, para discutir el tema de los desaparecidos.

Alma Rosa e integrantes de la Comisión de Defensa de los Derechos Humanos de Sinaloa, una asociación civil que la ha respaldado todos estos años, al igual que a otras personas con familiares desaparecidos, lograron ser atendidos directamente por el procurador federal,

Luego de algunas gestiones consiguió una tercera exhumación, pero que realizarían directamente los agentes del Ministerio Público de la PGR, la visita fue programada para el 23 de septiembre del presente año según le dijeron en la procuraduría local, pero una noche antes, personal de esa dependencia se comunicó con ella para cancelarle.

Desde ese momento ha intentado ser atendida en la procuraduría pero no ha logrado tener éxito, siempre que acude, le dicen que no hay nadie para hablar con ella y menos, poder informarle de los avances en la investigación.

Alma Rosa dice que estar en una exhumación es traumarte, pero puede más su deseo de averiguar qué pasó con su hermano que los fuertes olores y la sensación nauseabunda que le provoca estar encima de los cuerpos en descomposición.

“Yo estoy encima de esos cuerpos, estoy encima porque estoy queriendo reconocer en algunos de ellos, en los que están más enteros, queriendo reconocer a mi hermano, hay uno al que le noté el bigote, su pelo, la forma del cráneo, estoy encima de ellos, veo la foto de mi hermano y es la verdad muy doloroso”, manifestó.