Con algodones de azúcar reciben en frontera a desplazados de Ucrania

La guerra puede mostrar lo peor de los seres humanos, pero también lo mejor; en Siret, frontera entre Rumania y Ucrania, se recibe a los desplazados por los bombardeos rusos con mucho amor y calor humano; incluso, a los animales de compañía, los otros afectados de este conflicto.

A 50 metros del cruce fronterizo, las víctimas que huyen de Ucrania se encuentran con la carpa de la Fundación Local de las Colectividades Judías de Rumania y de la JDC, la organización humanitaria judía más grande del mundo.

“Estamos ayudando con las primeras necesidades, los primeros pasos, que es la comida, hay ropa también, cosas para bebés, etcétera; también están viniendo gente de la colectividad judía de Ucrania que quieren emigrar a Israel o quedarse en otras colectividades judías y les hacemos los vínculos para ayudarles en sus primeros pasos”, explicó Ariel, uno de los integrantes de esta organización.

El voluntario es originario de Ancor, Ucrania, una de las ciudades asediadas por las tropas rusas, pero su familia emigró a Israel hace 30 años y, ahora, tuvo que regresar a unos metros de su país natal para ayudar a sus hermanos en desgracia.

 “Cómo se siente, bueno, el corazón está explotando, el dolor de las historias personales que se escuchan de la gente, porque estamos acá y la gente queda horas, hablo con la gente y escuchar todas las historias familiares es un dolor”, comentó Ariel.

Otro integrante de esta carpa se dedica a hacer algodones de azúcar para entregar a todas las personas, pero principalmente a las niñas y niños, para endulzarles ese momento de abandonar su país y su vida, en medio de bombardeos.

Un niño Ucraniano voltea a ver el rostro de su madre, pidiendo autorización para recibir la golosina, ella, entre lágrimas, le dice que sí y el pequeño comienza a deshacer el algodón en sus labios, entre sonrisas.

Visita relámpago

El ministro del Exterior de Israel, Yair Lapid, realizó este domingo una visita relámpago a este punto fronterizo de Rumania con Ucrania, para hablar con autoridades y, principalmente, con los encargados del campamento de apoyo de la colectividad judía.

“Nos felicitó por el trabajo y preguntó si tenemos alguna necesidad”, comentó Ariel, sobre la visita del funcionario israelita, quien acudió con un fuerte dispositivo de seguridad, de 11 vehículos, entre autos de la comitiva y patrullas de la Policía rumana.

Más adelante se instaló la carpa de la organización Patrocle Casa Lui, una organización rumana, dedicada a la protección de animales de compañía, para atender a las otras víctimas de este conflicto, los perros, gatos y hasta una rata, que este domingo abandonaron, con sus humanos, Ucrania.

 “Apoyamos a perros y gatos, haciéndoles su pasaporte, documentos, dándoles comida para su viaje de inicio al oeste. Este día hemos ayudado a aproximadamente 100 perros y gatos” explicó Hamza Marian, integrante de esta organización.

En esta ocasión, se acercó un ucraniano con una rata, una gran rata blanco y negro, entre sus manos, para pedir apoyo; Hamza la tomó entre sus manos y el roedor se dejó consentir, en ningún momento se mostró nervioso.

El propietario de la rata recibió una jaula y una bolsa con semillas, y caminó con ella, como orgulloso de tener una mascota diferente.

Junto a la carpa de Patrocle Casa Lui esta estacionada una ambulancia, ésta también destinada exclusivamente para la atención de los animales de compañía.

“Tenemos un doctor aquí, que puede atender a todos los animales”, comentó Hamza.

Placer de ayudar

Por su rostro de alegría, animosidad y comida, uno de los módulos más visitados es el de la Autoridad para la Atención de Desastres y Emergencias (AFAD, por sus siglas en inglés), de Turquía.

“Aquí damos la cena tradicional de Turquía, el kebab, sopa de lentejas,  frutas, manzanas, bananas, mandarinas; tenemos aquí una camión con comida y tenemos un hospital”, explicó Celal Yesilnacar.

El grupo de 20 voluntarios ofrecen sus productos y servicios médicos a todos los que pasan, incluso a los integrantes de otros módulos de ayuda humanitaria.

“Nuestro trabajos es ayudar a las personas, sentirnos bien. No sabemos cuánto tiempo vamos a estar aquí, será lo que esto dure”, dijo Yesilnacar.

jcp