Logo de Excélsior                                                        
Global

Crece alerta por armas nucleares

El Organismo para la Proscripción de Armas Nucleares de América Latina y el Caribe ve con preocupación que las potencias tradicionales incrementen el poder y la precisión de sus armas atómicas

José Carreño Figueras | 14-09-2015

CIUDAD DE MÉXICO, 14 de septiembre.- A 48 años de su creación, el Organismo para la Proscripción de Armas Nucleares de América Latina y el Caribe (OPANAL) ve con preocupación que las potencias tradicionales incrementen el poder y la precisión de sus armas atómicas, aunque reduzcan su número.

Luiz Filipe de Macedo Soares, secretario General del OPANAL, dijo que las preocupaciones se amplían también a que cuatro nuevas potencias nucleares —India, Paquistán, Israel y Corea del Norte— no se hayan comprometido a respetar la única región del mundo que se comprometió a no almacenar, construir, buscar y no usar armamento nuclear.

"Es preocupante que esos cuatro países no estén en el tratado", precisó De Macedo Soares.

"Tres de ellos tienen abiertamente sus arsenales nucleares, que han hecho ensayos o tienen un cierto número de bombas, e Israel, que se considera que tiene, pero nunca ha declarado (aunque) hay un consenso internacional, las organizaciones no gubernamentales que buscan y publican información sobre ese tema dan como cierto que existen", apuntó.

De Macedo Soares señaló por otra parte que no hay planes de variar o hacer crecer las responsabilidades del OPANAL, creado por un tratado firmado en México el 14 de febrero de 1967.

"Los Estados miembros son parte en la prohibición de armas  químicas; lo que OPANAL hace, aparte de mantener la región libre de armas nucleares, es buscar tener más influencia en los debates internacionales", agregó.

De hecho, el funcionario internacional recordó que cerca ya de cumplir 50 años de existencia, "el ideal es que no tuviera 50 años más de vida en el sentido de que desapareciera el problema de las armas nucleares".

Añadió que "hay un consenso mundial de que las armas químicas, biológicas, bacteriológicas, de destrucción en masa, tenerlas y usarlas es un crimen contra la humanidad. Por eso se adoptaron tratados que prohíben ese armamento. Pero las armas nucleares son también  de destrucción en masa".

América Latina, sin embargo, renunció a ellas, conscientemente.

Cuando el tratado fue propuesto, los cínicos hacían la broma de que se trataba de "la desnuclearización de los desnuclearizados", pero omitían el que en esos años Argentina y Brasil, involucrados en una fuerte rivalidad geopolítica, tenían ya importantes programas de investigación atómica que fácilmente pudieron derivar hacia cuestiones militares.

Más aún, el OPANAL no sólo cubre las tierras continentales sino las aguas circunvecinas y de hecho es una región donde "en casi 48 años no ha habido presencia de armas nucleares, ni ensayos nucleares. Cuando hubo la negociación y la firma del tratado en esa época más para el final de los años 60 fue el auge de los ensayos nucleares”.

"En el año 68 fueron más de 100 explosiones nucleares en el mundo; entonces había ahí una sabiduría de los países latinoamericanos, que tuvieron la conciencia de preservar nuestra área, no solamente de la contaminación que crean las explosiones atómicas, pero mucho más que eso la presión política y el peligro de destrucción", puntualizó.

El propio de Macedo Soares indicó que además de adherirse al OPANAL "Brasil y Argentina, que son dos países que tienen programas de energía nuclear importantes, hicieron un acuerdo de inspección mutua y crearon una organización bilateral (única) en el mundo de dos países que se vigilan".

Eso es importante porque siempre según el diplomático la cuestión de investigación nuclear es de bases industrial y científica, que existe en la región pero al mismo tiempo, afirmó, "eso sería un desastre económico para los países de América Latina, por nuestro deseo y necesidad de desarrollo económico para el beneficio social de las poblaciones".

Recordó que uno de los momentos más tensos, o más peligrosos de la "Guerra Fría", el periodo 1948-1990 en que dos bloques —encabezado uno por Estados Unidos y el otro por la desaparecida Unión Soviética (URSS)— se disputaban la supremacía mundial, fue la llamada "crisis de los mísiles", centrada en Cuba.

Esa crisis, en octubre de 1962, se dio cuando Estados Unidos acusó a la URSS de colocar proyectiles dirigidos, armados con ojivas nucleares, en Cuba y comenzó un bloqueo naval para impedir la llegada de los barcos cargados con misiles.

"Muchos no se acuerdan, o no estaban", comentó De Macedo. "Lo que Nosotros latinoamericanos no esperábamos es que en ese año la Guerra Fría se centrara muy cerca de México, en el Caribe, en relación a la presencia de los misiles instalados por la URSS, el entonces aliado de Cuba: era una amenaza muy directa, muy cercana.

"En toda la Guerra Fría de los 40 a los 90 fue el momento más grave, más crítico, en que las dos súper potencias del mundo se acercaron a una nueva guerra mundial", relató.

Pero eso despertó en los líderes de la región una preocupación que fue inmediatamente objeto de iniciativas. Y fue la postulada especialmente por el mexicano Afonso García Robles, Representante de México en la Conferencia de Desarme en Ginebra, la que adquirió mayor tracción.

Los trabajos de redacción de un convenio comenzaron en 1965 bajo el nombre de Conferencias Preparatorias para la Desnuclearización de América Latina (COPREDAL) y culminaron el 14 de febrero de 1967, cuando el Tratado final fue puesto a firma.

El Tratado entró en vigor el 25 de abril de 1969, con dos apartados: el uno, para la firma por potencias extrarregionales con territorios en la zona cubierta por el acuerdo: Estados Unidos, Gran Bretaña, Francia y Holanda, comprometiéndose a no almacenar, fabricar o transportar armas nucleares en esas áreas.

El segundo, para potencias atómicas, con el mismo compromiso. La Unión Soviética (ahora Rusia), la República Popular de China, más los tres primeros.

Es ahí donde faltan las firmas y compromiso de India, Paquistán, Israel y Corea del Norte.

La creación del OPANAL llevó a que otras regiones del mundo buscaran también la creación de zonas libres de armas nucleares, aunque hasta ahora con éxito relativo.

En términos generales, los esfuerzos de García Robles en favor del desarme le valieron que en 1982 fuera galardonado con el Premio Nóbel de la Paz, junto con la escritora sueca Alva Myrdal.

El OPANAL en todo caso no contempla una ampliación de sus deberes de supervisión contra las armas nucleares en la región.

De acuerdo con De Macedo, ciertamente "hay un consenso mundial de que las armas químicas, biológicas, bacteriológicas, de destrucción en masa... tenerlas y usarlas es un crimen contra la humanidad. Por eso se adoptaron tratados que prohíben esas armas. Pero las armas nucleares son también armas de destrucción en masa".

Los Estados miembro de OPANAL son parte firmante en el tratado de prohibición de armas  químicas, y por tanto el papel de la organización, aparte de mantener la región libre de armas nucleares es buscar tener más influencia en los debates internacionales contra ese tipo de armamentos.

Te recomendamos

Tags

Comparte en Redes Sociales