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Asistimos al 'Roast' de Werevertumorro y esto fue lo que vimos

Como si se tratara de la apoteosis de una celebridad nacida de la frivolidad de internet, el Roast fue una celebración a lo irreverente

Guillermo Basavilvazo / Fotos: Excélsior @Guillermo Basavilvazo | 02-12-2015
Muchos de los rostizadores no eran amigos íntimos de Werevertumorro, el rostizado.

CIUDAD DE MÉXICO.

Cientos de preadolescentes y un puñado de adultos que parecían aferrarse a la idea de que ver a Werevertumorro continúa siendo considerado 'cool' en los círculos virtuales de las redes sociales, se arremolinaban alrededor de la entrada del Auditorio BlackBerry para presenciar el primer Roast de un youtuber en realizarse en toda América Latina.

Desde hacía varias semanas, las redes sociales de decenas de celebridades de internet anunciaron el evento como si se tratara de un acontecimiento imperdible y, para ser sinceros, sí lo fue, al menos para los que buscan entender esta revolución cultural que ha cambiado la forma en la que los mexicanos consumen entretenimiento desde sus smartphones, computadoras y tabletas.

Tras ingresar por la puerta principal, me di cuenta que la mayoría de los asistentes del evento por el que se cobraba de 350 a 1000 pesos por boleto, eran niños que apenas superaban los 13 años de edad que, acompañados de sus padres, reían con el humor racista y soez de Jiots, youtuber que se hizo famoso burlándose de los asistentes de conciertos y eventos en la Ciudad de México.

Después de unos minutos de antelación, el evento comenzó con una grandiosidad que sólo las productoras estadunidenses pueden lograr. Primero, el presentador de la noche, Galatzia, un youtuber de Sinaloa que suele hacer 'críticas' a los productos culturales de nuestra época, le dio la bienvenida a todos los asistentes con burlas a su estado de procedencia y posición socioeconómica como si 'ser pobre' fuera una decisión.

Entre risas, 'grandes figuras' de YouTube salieron al escenario para comenzar la rostizada, una tradición nacida en Estados Unidos que consiste en lanzar vituperios a su víctima, el rostizado, usualmente la celebridad mayor dentro de un círculo específico como el cine, la televisión o la música, a través de bromas recalcitrantes que muy pocos entenderán pues se necesitaría haber visto los cientos de videos que estas personas suben a internet cada semana para entender el contexto del cual surgen.

De todo el show, el más afectado fue un tal Mexivergas, el autoproclamado 'troll número uno de México' que, tras su breve participación en el estrado, no dejó de mostrar un semblante cabizbajo, apagado y taciturno desde su asiento en el escenario.

'¿Qué pasará por su cabeza?,' me pregunté. '¿Será que no aguanta que los youtubers se mofen una y otra vez de lo 'jodido' e 'indio' que supuestamente es? ¿No aguata el racismo y el clasismo de los compañeros que tanto critica en sus videos?'

Ninguno de los rostizadores, hipsters que se aseguraron de usar la indumentaria más extravagante que encontraron en su armario para la ocasión, paró de sugerir que la madre de Mexivergas llegaría a limpiar el escenario una vez se acabara el evento o que habría que hablarle en náhuatl para que entendiera lo que le decían desde el micrófono.

Todo esto sucedía mientras cientos de asistentes reían a carcajadas mientras sus madres intentaban entender qué era lo gracioso de burlarse de las personas que trabajan como personal de limpieza o que no pudieron terminar sus estudios por falta de recursos económicos.

Me pareció recordar que las personas que los asistentes pagaron por ver olvidaron el principio de la comedia: generar discusión sobre temas incómodos a través de un chiste bien logrado o de la mofa de una situación precaria como crítica constructiva y de autoanálisis.

Luego de un breve receso que aproveché para ir al baño y mirar cómo algunas personalidades menores de YouTube eran rodeadas por decenas de fans que les pedían 'hacerles un hijo' o simplemente tomarse una selfie con ellos, el show fue reanudado para mostrar, una vez más, los mismos chistes que, sorpresivamente, fueron escritos, no por los rostizadores, sino por alguien más que no paró de parafrasearse a sí mismo para dar la ilusión de que cada rutina había sido escrita por alguien diferente.

Tras soportar las mismas bromas repetidas una y otra vez pero con diferentes palabras, el show terminó con la antitésis de Werevertumorro, una estrella que suma casi 11 millones de suscriptores en todo el planeta y que, luego descubrí, es más humilde y afable que otras personalidades de medio pelo que he conocido en mi carrera.

Al final, todo terminó con un discurso que podría resumir en 'de no ser por mí, que les abrí una brecha en un mercado tan estadunidense para que pudieran trabajar en lo mismo que yo, nadie de ustedes estaría aquí; pero, sin embargo, yo no estaría en este escenario de no ser por ustedes, mi público'. Nada más cerca de la verdad.

Werevertumorro es producto de una revolución cultural que alejó a las audiencias cautivas de la televisión para acercarlas a la computadora, un objeto tan ajeno hace 15 años y que ahora tiene el poder de convertir a alguien sin un talento discernible en una celebridad que puede ganar cientos de pesos cada mes subiendo videos sobre lo que le gusta y lo que está de moda.

Este personaje al que rostizaron sus amigos durante la noche del 1ro. de diciembre de 2015 es el resultado de una persona que hace años hizo lo que pudo con lo poco que tenía: una cámara, una conexión a internet, una cuenta en un entonces primitivo pero prometedor YouTube y muchas ganas de decir lo que pensaba.

No busco demeritar los logros de personas como Werevertumorro, Yayo, Chumel Torres, Cid Vela, YosStoP y Wereverwero, entre otros pues, si algo es cierto, es que supieron hacerse de fama desde sus hogares, haciendo lo que les gusta y sin muchos recursos.

Esta generación y las que siguen tienen un poder nunca antes visto, el de expresarse y hacerse de seguidores sin contar con un gran carisma, demasiados estudios, un talento increíble o experiencia previa, y estas personas, las que participaron en el evento, lo han sabido aprovechar al máximo.

No obstante, ¿acaso este Roast fue contenido apto para la mayoría de su audiencia? ¿Merecen este tipo de personas hacerse de tanta fama de una manera tan súbita? La respuesta debe surgir de ti, internauta, que tiene el poder de publicar su opinión de manera libre e independiente y, además, como los youtubers más famosos, tiene el potencial hacerse famoso desde su hogar, sin necesidad de firmar contratos con alguna compañía o sufrir censura alguna.

GTB

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