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Retrato hablado: Los milagros de Jorge Fons

El director mexicano, reconocido en el extranjero por filmes como Rojo amanecer y El callejón de los milagros, cumple 75 años el próximo miércoles

Redacción | 20-04-2014
Ilustración: Julio Grimaldo
Ilustración: Julio Grimaldo

CIUDAD DE MÉXICO, 20 de abril.- Apasionado, rebelde, brillante y entrañable. Así es como muchos de sus colaboradores, los cuales terminó convirtiendo en sus amigos, definen al cineasta Jorge Fons, nacido en Tuxpan, Veracruz.

Formó parte de la primera generación del Centro Universitario de Estudios Cinematográficos (CUEC), de la UNAM, egresada en 1967, que infructuosamente buscaba entrar en una industria fílmica blindada por sindicatos corrompidos que no permitían la entrada a nuevos miembros a menos que tuvieran un largometraje filmado.

Fons y otros de sus compañeros como Tito Novaro y Manuel Michel lograron debutar gracias a Trampas de amor (1968), dividido en tres episodios o cortometrajes, cuyo resultado (él dirigió La sorpresa) le permitió a Fons ser contratado para dirigir en 1969 El quelite, para Cima Films, de Gregorio Walerstein, uno de los productores más prolíficos de la época.

Todo ello lo combinó con su otra gran pasión: el teatro, donde comenzó como asistente y se refugió durante los años de vacas flacas en el cine.

La película no recibió las críticas esperadas, pero comenzó a moldear el oficio de un director que se convertiría en pieza clave de la cinematografía nacional.

En 1970 dirigió otro episodio de la serie Tú, yo, nosotros, un año después adaptó junto con Eduardo Luján y José Emilio Pacheco, un cuento breve de Mario Vargas Llosa: Los cachorros, que le mereció los primeros elogios a su trabajo. Su consagración en el formato del cortometraje llegó con el tercer episodio de Fe, esperanza y caridad (1972), otra película dividida nuevamente por episodios, gracias a la cual consiguió nominaciones al Ariel en las categorías de Mejor Película y Mejor Director, ambas a pesar de solamente dirigir uno de los episodios, aunque también hay que recordar que fue un momento en que la producción fílmica del país comenzó a escasear.

La vida política y económica del país empezó a incidir —y a mermar— en muchas industrias nacionales, entre ellas la cinematógrafica, aunque para esas fechas el talento de Fons ya era indiscutible y le permitió rodar Cinco mil dolares de recompensa (1974) y Los albañiles (1976), escrita por Vicente Leñero y seleccionada en la competencia oficial del Festival de Berlín. En él, que aún conserva su prestigio como uno de los mejores del mundo, Fons se alzó con el Oso de Plata a la Mejor Dirección.

Durante ese tiempo también exploró el documental, con La ETA,  El hombre mono, Diego Rivera; vida y obra y Templo mayor, todos ellos durante la década de los 80, cuando el cine mexicano solamente filmaba y proyectaba películas de ficheras, narcos y traileras.

En ese tiempo Fons miró hacia la industria televisiva, con la que empezó a coquetear mientras trabajaba junto a Guadalupe Ortega y Xavier Robles el guión de Rojo amanecer.

Con ese libro cinematográfico, Fons concretó un regreso soñado al séptimo arte y selló para siempre su ingreso en el olimpo de los realizadores no sólo mexicanos, sino de todo el continente.

La película rodada en 1989 se convirtió en la primera obra artística en poner en la pantalla grande la matanza estudiantil del 2 de octubre de 1968 en Tlatelolco y en un evento clave para la historia de la cinematografía mexicana reciente.

Esa cinta, levantada de manera independiente y protagonizada por una pléyade de intérpretes encabezados por Héctor Bonilla y María Rojo (también están los jovencísimos Demian y Bruno Bichir, Eduardo Palomo y Roberto Sosa), marcó a toda una generación y sobre todo, alentó a los nuevos cineastas que luchaban por materializar sus ideas
en la pantalla.

Rojo amanecer se estrenó en 1990 dentro de la Sección Oficial del Festival de San Sebastián, España, donde fue galardonada con el Premio del Jurado, trofeo que sumó a los nueve premios Ariel otorgados por la Academia Mexicana de Artes y Ciencias Cinematográficas, de la cual años más tarde el propio Fons sería su presidente de 1998 a 2002.

La primera parte de los 90, el realizador concentró sus esfuerzos en las producciones televisivas (que ya había experimentado en 1988 con La casa al final de la calle) y dirigió Yo compro esa mujer (1990), El vuelo del águila (1994) y Si Dios me quita la vida (1995), que, si se analizan con detenimiento, se descubrirán como algunas de las propuestas más genuinas y rigurosas de la televisora
de San Ángel.

Pero el corazón de Fons siempre ha estado en el cine —aunque también en el teatro y la docencia—, al cual decidió volver en 1995 para llevar la novela de Naguib Mahfouz adaptada por Vicente Leñero: El callejón de los milagros, otra de las joyas de la cinematografía mexicana moderna, con la cual, de paso, descubrió al mundo del cine a Salma Hayek, quien ya buscaba en Hollywood su internacionalización.

El éxito del largometraje, que nuevamente lo llevó a concursar en la Berlinale (donde se hizo con una mención especial), además de otros festivales como el de La Habana, Guadalajara, Toulouse, Chicago y el Goya (que también ganó), lo consagró a
escala internacional.

Su más reciente trabajo en cine fue en 2010, con El atentado, basada la novela El expediente del atentado, de Álvaro Uribe, que se convirtió en una costosa producción sobre un intento de homicidio a Porfirio Díaz, que apenas recaudó en taquilla una parte de su inversión y fue maltratada por la crítica especializada.

 

PARA SABER

Jorge Fons perteneció, junto con figuras como Jaime Humberto Hermosillo, Arturo Ripstein, Paul Leduc y Felipe Cazals, a una generación de cineastas que cambió la manera de hacer cine nacional, además de la temática, en los años 70 y 80.

Incluso, fue de esos cineastas independientes que trabajaron con guiones cinematográficos del premio Nobel Gabriel García Márquez como María de mi corazón (Hermosillo) y  El año de la peste (Cazals) o con los del escritor, dramaturgo y periodista Vicente Leñero en Cadena perpetua (Ripstein) o Los albañiles (Fons).

 

HOMENAJES

  • 1993: La Sociedad Mexicana de Directores le otorgó la Medalla al Mérito por sus 25 años de trayectoria.
  • 1998: El Houston Pan-Cultural Film Festival le rinde un homenaje y Ancestral Films le otorga un reconocimiento por su Contribución al Desarrollo del Arte Cinematográfico.
  • 1999: Se inaugura la Sala de Cine “Jorge Fons”, en la Universidad de las Américas, Cholula.
  • 2000: En el marco del II Festival Iberoamericano de Cine de Santa Cruz se le rinde un homenaje en Bolivia.
  • 2005: Homenaje en el XX Festival Internacional de Cine en Guadalajara, donde recibió el Mayahuel de plata en reconocimiento a su carrera fílmica de más de 35 años.
  • 2006: Es reconocido por su contribución cinematográfica en el 21 Festival de Cine Latino en Trieste, Italia.
  • 2008: Cine documental y ficción Una mirada social XX Feria del libro de antropología e historia, le rinde homenaje.
  • 2009: Recibe la Cruz de plata del Festival Internacional de Cine de Guanajuato, Expresión en corto y la Medalla de la Filmoteca de la Universidad Nacional Autónoma de México.
  • En 2011, por su entrañable obra fílmica y su relevante contribución al desarrollo de la cinematografía nacional, reconocido como uno de los más significativos realizadores de cine contemporáneo de México y el mundo, la Academia Mexicana de Artes y Ciencias Cinematográficas, en su 53 Entrega, otorga el Ariel de Oro a Jorge Fons.

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