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Expresiones

El Castillo de la Codicia; desarrollan turismo de aventura

En la búsqueda del oro de la Nueva España, los jesuitas aislaron la fortaleza sobre la que, se dice, pesa una maldición

andrés guardiola | 07-04-2024
La estructura fue levantada en el municipio de Victoria, durante el siglo XVII, para explotar la mina al borde de una cañada. Fotos: Andrés Guardiola

VICTORIA, Guanajuato.– Cavaron tan profundo y tan lejos en las montañas para encontrar oro y plata, que quedaron aislados. La codicia llevó a un puñado de frailes jesuitas a, literalmente, edificar un castillo horadando la roca en uno de sus patios hasta crear un túnel; al cual, hoy, ninguno de los pobladores indígenas de alrededor se atreve a penetrar, porque, aseguran, está maldito.

Es tal el rechazo popular a esta fortaleza, que no existe un camino para llegar a la antigua construcción localizada en el municipio de Victoria, en la entrada a la Sierra Gorda de Guanajuato.

De hecho y de forma increíble, pareciera que nunca hubo un camino para el tránsito de carretas o algún vehículo, para así sacar el producto de la mina, conocida como Águila de Oro. Simplemente ha sido borrado, porque es casi imperceptible.

La estructura fue levantada durante el siglo XVII para explotar la mina al borde de una cañada, en cuyo fondo corre un arroyo. Así como ésta, se cavaron minas en Xichú y en Mineral de Pozos, buscando imitar la bonanza que a la fecha han dado las vetas en la ciudad de Guanajuato.

De la fortificación poco se sabe. Los restos de la estructura, con muros de unos 50 centímetros de grosor, muestran cinco habitaciones que pudieron tener diferentes usos, tres torres en pie, un acceso y un patio interior; en éste destacan unas escaleras descendentes de mampostería que llevan a una galería con arcos perfectamente estructurados y, metros más adelante, se interrumpen con un hoyo, una boca de mina.

 

Espíritus y lamentos

De acuerdo con los pobladores de Victoria, sobre el castillo pesa una maldición, porque seres extraños surgen del hoyo escarbado por indígenas y religiosos católicos.

Esos no son mis territorios. Allá no bajamos”, reveló con recelo la guía Esther Luna, conocida en la comunidad como La Tía, quien refirió que el túnel llega hasta el lecho del arroyo.

Según la comunidad indígena de la zona, habitada por chichimecas y otomíes, la codicia de los jesuitas desató el enojo de la Madre Tierra; así como el que “malos espíritus” se apoderaran del castillo y de la mina, sin contar que mucha gente murió en ese lugar, porque todos querían el oro. No se sabe cuándo el fuerte fue abandonado.

Quienes se aventuran a visitar el castillo aseguran que, entre el silencio del lugar, se escuchan murmullos provenientes de la mina, algunos de estos devienen en lamentos. Otros más han atestiguado figuras humanas o, definitivamente, sombras que deambulan entre las ruinas.

Casi nadie viene para acá. A la gente sí le da miedo y no hay nada a qué venir, porque se aparecen cosas”, comentó La Tía.

Y es que llegar hasta el Castillo de la Codicia no es fácil. Se trata de 15 kilómetros en línea recta desde Victoria; y el sendero que lleva hasta la fortificación es tortuoso, por lo que pueden ser al menos cinco horas a pie.

Sin embargo, para el alcalde de Victoria, Diego Ramírez Rincón, el castillo es una gran oportunidad para desarrollar el turismo de aventura; por lo que buscará hacer un trabajo en conjunto con la Secretaría de Turismo de Guanajuato, para establecer capacitación para guías, referencias históricas y, sobre todo, para promover el destino.

 

 

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