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Expresiones

Tejen puente hacia Virginia Woolf

Dos nuevos títulos representan “una descarada invitación a los lectores para tomar una postura radicalmente activa en la recepción” de la obra de la autora británica

Virginia Bautista | 18-03-2018

CIUDAD DE MÉXICO.

Los grandes escritores no son intocables o incuestionables. De esta premisa parte la creadora Anaïs Abreu para intervenir la imagen y re-escribir algunos textos de la narradora británica Virginia Woolf (1882-1941) y establecer así un diálogo, una discusión, a través de dos libros artesanales.

Invita a no temerle a una de las más destacadas figuras del modernismo anglosajón del siglo XX y del feminismo internacional, evocando la obra de teatro ¿Quién teme a Virginia Woolf? (1962), del célebre dramaturgo estadunidense Edward Albee.

Me interesa recuperar la discusión como herramienta, que se ha perdido en el mundo actual. Las discusiones nos ayudan a profundizar en nuestras ideas y a ver si estamos equivocados o no. Debemos derrumbar los mitos de que los grandes autores o autoras son intocables”, afirma la editora en entrevista.

Explica que estas iniciativas editoriales son resultado del replanteamiento que se ha hecho sobre la idea de la escritura como algo que se gesta desde la individualidad, el aislamiento y el silencio.

En realidad, creo que cuando escribimos estamos haciendo algo colectivo, pues recreamos citas de lo que hemos leído. No es un plagio consciente, pero esa información entró de alguna forma y se quedó ahí. Este año he decidido utilizar este mecanismo de manera más consciente en mi proceso creativo”, agrega.

La directora del sello La Dïéresis confiesa “una profunda necesidad personal de crear vínculos, diálogos, reflexiones, discusiones, escrituras, desde un lugar mucho más colectivo y salir del aislamiento que el sistema impulsa cada vez con más descaro”.

Destaca que los volúmenes Against (En contra) y Diálogo con Virginia Woolf han sido motivados por un periodo intenso de reflexión. “Sobre todo a partir de estos momentos de crisis, en los que muchas personas nos encontramos ansiosas, deprimidas, perdidas, enojadas, frustradas; pero en los que también podemos mirar y sentir una inercia creativa-propositiva por cuestionar y explorar la identidad y la comunidad desde otros lugares”, añade.

Anaïs Abreu detalla que el de Woolf es el segundo título de la colección Diálogos, que se inició en 2016 con Un soplo de vida, la última indagación literaria de la brasileña Clarice Lispector (1920-1977) y, quizá, su más intensa meditación sobre el sentido de la vida y del acto de escribir libre de toda atadura.

La propuesta de esta serie —nuestra piedra arrojada al mar— es invitar a quienes adquieran estos libros, libretas o piezas inacabadas, a entablar un diálogo escrito (formal o informal) con una autora o autor que, desde nuestro punto de vista, lo permite e incluso pareciera pedirlo”, indica.

La también escritora asegura que La Dïéresis se ha estado replanteando desde una postura de género. “Queremos publicar más mujeres que hayan hecho de la escritura su reflexión. Pero para dialogar no sólo con mujeres lectoras, sino también con hombres. Es interesante ver qué tienen que decir ellos sobre los temas que nos preocupan”, señala.

De hecho, advierte, “se trata de analizar hasta dónde la estructura del pensamiento de la escritura que hemos aprendido es masculina, la forma de escribir. Los hombres imparten las clases, ellos determinan qué temas nos interesan, el ambiente literario sigue siendo muy masculino, y nuestros temas son ninguneados en ocasiones. Debemos revisar qué pasa con todo esto”, prosigue.

Reescritura y diálogo

El título Against, del que se imprimieron sólo diez ejemplares, incluye tres intervenciones. “La primera es una fotografía, bastante conocida, de Virginia Woolf que se desvanece. Deseo dejar constancia de una invisibilización o de una desaparición que se va generando de manera sutil, pero dramática”, narra Abreu.

La segunda, aclara, es más bien desde la gráfica (lápiz de color e hilo de algodón). “La sensación inmediata es de algo que se reduce. Un espacio que podría ser aire o una habitación que comienza a hacerse cada vez más estrecha. Hay un hilo rojo (una vida/ una sangre) que atraviesa esa asfixia. Ese ‘alguien’ sugerido se ve atrapado, tal vez, en su propia mente, en una emoción o en una búsqueda, que, al no encontrar respuesta, se vuelve un atrapamiento”.

Y la última intervención viene desde la escritura o, mejor dicho, desde la reescritura. Se reproduce el último fragmento de la novela Las olas (1931) que, también, es el epitafio que yace en la tumba de Woolf.

Por medio de la extracción de palabras cuestiono el ‘significado real’ de ese párrafo y lo llevo a la misma zona de las otras dos intervenciones: una desesperación humana frente a la vida y al vínculo que tenemos con ella”, apunta.

Explica que primero lo reproduce tal cual, luego le va quitando palabras. “Así que es Woolf, pero a la vez ya no, pues yo metí mi cuchara reinterpretando. Es como una forma de escribir conjunta. Este párrafo habla de cómo arrojarse a las olas, es una frase muy tormentosa”.

Respecto al segundo título, describe, cuya edición consta de 30 ejemplares, reproduce unos segmentos del famoso ensayo Una habitación propia (1929), de la integrante del grupo de Bloomsbury.

Sugiero un diálogo entre sus palabras y las de los lectores y las lectoras que se asomen a sus páginas, para también intervenir aquellas que se han dejado en blanco: cada espacio vacío espera una intervención”, dice.

No sé si resulte muy optimista pensar que, en el caso de esta edición, nuestra muy admirada Virginia Woolf estaría esperando —allá lejos, en el mundo en el que habita o en el mundo que es habitado por ella— esta propuesta de conversación.

Sin embargo, creo que muchos textos, sin importar el género al que pertenecen, no sólo exigen una lectura minuciosa, sino que nos permiten entrar en ellos, de tal manera que resulta imposible no impregnarse de sus esencias y cambiar, modificar, construir, ahondar, mover, e incluso hacer nacer, puntos de vista, opiniones y discusiones”, comenta.

Abreu concluye que “se trata de una descarada invitación a los lectores para tomar una postura más radicalmente activa en la recepción de esta obra”.

 

cva

 

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