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Expresiones

Hoy se cumplen 125 años de ‘El retrato de Dorian Gray’

La famosa y polémica novela del escritor irlandés —que apareció por primera vez el 20 de junio de 1890— es en realidad un libro que anticipó el destino de su autor

Rafael Miranda Bello /Especial | 20-06-2015

CIUDAD DE MÉXICO, 20 de junio.- En marzo de 1895, Oscar Wilde (1854-1900) demandó judicialmente por difamación al marqués de Queensberry, conocido por haber establecido las leyes que rigen el boxeo amateur y por ser padre de lord Alfred Douglas, un poeta y estudiante de Oxford con quien Wilde mantenía una relación amorosa, a consecuencia de lo cual tuvo que enfrentar un proceso bajo acusación de prácticas homosexuales, y luego de dos juicios en contra, fue sentenciado en los tribunales londinenses a cumplir dos años de trabajos forzados en la prisión de Reading.

Durante uno de los interrogatorios del proceso, El retrato de Dorian Gray, la única novela que Wilde publicó, fue utilizada como prueba de su inmoralidad y el autor tuvo que encarar la acusación defendiendo “la superioridad del arte sobre la vida y la moral mundana”.

Cuatro años después de recuperar la libertad, Wilde falleció en un hotel de París a causa de una meningitis contraída en prisión, tenía 46 años. Repudiado y en la bancarrota, ocultaba su identidad con el sobrenombre de Sebastián Melmoth y en su agonía, renunció a la religión anglicana para convertirse a la fe católica. Había nacido en Dublín cuando Irlanda formaba parte del Imperio Británico, era hijo de la poetisa Speranza y del Dr. Wilde, reconocido especialista “en males de la vista, el oído e inventor de la operación para las cataratas”, ambos férreos partidarios de la independencia irlandesa.

La novela del juicio

El retrato de Dorian Gray apareció por primera vez el 20 de junio de 1890, como pieza principal de la edición de julio de la Lippincott’s Monthly Magazine, una revista literaria con sede en Filadelfia, EU, pero que también se distribuía en Inglaterra. De inmediato recibió el vituperio y la condena de los críticos y censores británicos, que la consideraron inmoral y peligrosa.

Reinterpretación moderna del mito de Fausto, en la que el protagonista “vende su alma a cambio de la eterna juventud”, como el mismo Wilde afirmaba, era la recuperación de una de las “ideas más viejas en la historia de la literatura”. La novela tiene influencia de los clásicos de la literatura simbolista francesa, de Baudelaire a Verlaine, y está emparentada con Al revés (À rebours) de Huysmans y El extraño caso del doctor Jekyll y el señor Hyde de Stevenson; además, asume la concepción del “arte por el arte” divulgada por Gautier, defiende el hedonismo, el culto a la belleza y a la juventud, y proclama “la obtención del placer por encima de la felicidad”.

En la historia de Wilde, Dorian Gray es un personaje de tremenda belleza que goza de la juventud permanente y sin mancha, mientras su vida disipada y corrompida hasta el crimen, al influjo de un dandi “cínico y brillante”, se ve reflejada en el proceso de envejecimiento de un retrato que recibió como regalo de un amigo artista. La tragedia en que desemboca la novela, anticipa la propia vida del autor, “poniendo de relieve la dimensión profética y anticipadora del arte”, que de acuerdo con el historiador de la cultura Richard Tarnas avala, de modo profuso, una de las famosas sentencias del irlandés: “La vida imita al arte en mucha mayor medida que el arte imita a la vida”.

Una herencia recuperada

Además de ser un extraordinario conversador (Winston Churchill llegó a decir que era la persona a quien le hubiera gustado “conocer y escuchar por toda la eternidad”), Wilde fue un poeta y ensayista notable, un crítico que de rebote aconsejaba con ingenio: “Nunca leo un libro que debo reseñar; me predispone demasiado al prejuicio”, y sus artículos, como apunta el traductor mexicano Roberto Frías, “son un magisterio sobre cómo medir la temperatura artística de un tiempo, y cómo hacer de la prosa periodística literatura”.

También publicó las colecciones de cuentos El Príncipe Feliz (1888) y La casa de las granadas (1891), y como dramaturgo presentó las exitosas “comedias divertidas para gente seria”: El abanico de Lady Windermer (1892), Una mujer sin importancia (1893), Un marido ideal (1895) y la obra que, ante la imposibilidad de una mejor interpretación, ha sido traducida como La importancia de llamarse Ernesto (1895), “la farsa más brillante de la lengua inglesa”, en opinión del crítico cultural Jacques Barzun, y en la que, como recordaba el escritor José Emilio Pacheco, se burla del “adjetivo victoriano por excelencia”, el intraducible earnest, “formal, respetable, serio, eficaz, sincero, virtuoso, enérgico, diligente, de buena fe: todo a la vez”. Mientras estuvo encerrado escribió la carta a Douglas que lleva el título de Epístola in Carcele et Vinculis (De profundis), sólo publicada íntegramente en 1962, y durante una estancia que pasó en la población de Bernebal-le-Grand, Francia, compuso La balada de la cárcel de Reading, que ha sido considerado su mejor poema.

A pesar de que su herencia literaria estuvo un tiempo ensombrecida por el escándalo de connotaciones sexuales del juicio en que lo condenaron, sus obras han recuperado el aprecio que merecen debido a que, más allá del “mito del dandi”, supo mantener hasta el final el apego a sus convicciones e ideales porque “al final, el socialismo, el feminismo, el homosexualismo, pero también el hedonismo y el esteticismo de Wilde”, en palabras de Frías, “no son sino representaciones del mismo dios, su lucha contra el rigor de una sociedad secuestrada por la moral, el machismo y la avaricia”.

El retrato de Dorian Gray prevalece como un clásico de la literatura, y su legítimo mérito puede aseverarse con uno de los magistrales epigramas que el autor irlandés incluyó en el prefacio de la versión definitiva de 1891 (añadiendo siete capítulos a la publicación original que hizo la revista Lippincott’s, y que se ha convertido en la edición canónica del libro): “No existen tales cosas como libros morales o inmorales. Los libros están bien escritos o están mal escritos. Eso es todo”.

www.paracaidismos.wordpress.com

rafamirandabello@gmail.com

 

 

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