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Expresiones

Desaparecen murales de la zona arqueológica de Mitla

La pintura mural donde fueron narrados los mitos fundacionales de este sitio, se han borrado u oscurecido y resulta muy difícil su restauración in situ, por lo que se buscan otros métodos o soportes para recuperarlos dentro del recinto

Juan Carlos Talavera | 04-08-2014

CIUDAD DE MÉXICO, 4 de agosto.- Se ha perdido casi la totalidad de los murales de la zona arqueológica de Mitla, donde fueron narrados los mitos fundacionales de este sitio y, por tanto, no se cuenta con la información completa de su historia, revela a Excélsior el arqueólogo Bernd Fahmel, quien a lo largo de los últimos tres años se ha ocupado de su estudio a través de los dibujos realizados, en 1888, por el viajero y antropólogo alemán Eduard Seler.

Sin embargo, asegura que es una tarea obligada para el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) salvar lo que queda de estos murales, llevar a cabo trabajos de limpieza y realizar estudios detallados de sus colores, dado que estos permitirían conocer una gran cantidad de detalles sobre la historia del sitio, el abandono de Monte Albán y la formación del señorío de Teozapotlán, donde se combinaron tres culturas: zapoteca, mixteca y náhuatl.

“Si uno va ahora al sitio, sólo se aprecian manchas oscuras y restos de trazos de las incisiones que sirvieron para bosquejar los diseños; son muy pocos los lugares donde se aprecia el diseño e incluso se ven varios tonos de rojo”, asegura el investigador en entrevista.

Por ahora, sólo se puede ver una escena donde Ehécatl se enfrenta a Xólotl, su gemelo, y el Templo del Guajolote, ubicados en el dintel norte del patio “A” en el Grupo de la Iglesia.

“Por eso es hora de que se realice una buena revisión de los dinteles, con el apoyo de la tecnología existente, y los expertos adecuados, partiendo de que muchos diseños fueron realizados con base en incisiones antes de aplicar el trazo a color, por lo que en el estuco que recubre la piedra se podrían descubrir nuevos diseños”, explica.

Y aunque en su opinión es imposible reponer los murales de Mitla in situ, una idea plausible sería su reproducción sobre micas para ser colocados en la parte exterior de los palacios, en lugar de pintarlos. “El problema es que ya no se pueden cubrir los originales, porque los dañaríamos mucho más. Pero sí se podrían hacer copias de los registros en algún material y colocarlas frente a los edificios”, añade.

Por ahora, el registro más completo que existe de lo que fueron los murales de la zona arqueológica de Mitla, son los dibujos de Eduard Seler, quien en 1888 copió lo que aún se conservaba de aquellas pinturas. Tiempo después, Nicolás León dio a conocer en México una copia de los dibujos de Seler.

“Todo el mundo se asombra de que para entonces existieran esos murales, pues entre 1540 y 1550 los palacios fueron ocupados por los españoles, época en la que las pinturas debieron sufrir varios deterioros. Sorprende que sobrevivieran casi 300 años en un entorno en el cual vivían los animales del sacerdote, entre malos olores y la podredumbre... sin duda fue un proceso natural de deterioro”, detalla el también investigador de la UNAM.

Así que Seler copió con su esposa lo que aún se podía apreciar. “Pero una vez que su hallazgo fue del conocimiento público, muy posiblemente los visitantes las empezaron a dañar, pues claramente el deterioro se aceleró.”

En 1926 inició un gran proyecto arqueológico que duró varios años, bajo la idea de dar mantenimiento a la zona de monumentos, pero ya era muy poco lo que quedaba de aquellos murales. En 2005 el Instituto de Investigaciones Estéticas de la UNAM publicó los dibujos de lo que se conservaba a principios de los años 30 en los tomos sobre la Pintura Mural Prehispánica de Oaxaca.

A mediados de los años treinta, de forma desafortunada, se colocó una serie de micas para “proteger” lo que quedaba de los murales, comenta el investigador. Pero no fue una buena idea, porque los hongos empezaron a proliferar y la pintura mural se deterioró aún más. “Después quitaron las micas y lo poco que quedó fue consolidado con el apoyo de una pasta especial, pero lo cierto es que después de 80 años este material contrasta fuertemente con la pintura original”, reconoce.

Sobre la importancia de Mitla –sitio de menores dimensiones que Monte Albán–, Fahmel detalla que ésta se debe a que sus vestigios permiten entender mejor el proceso de abandono de Monte Albán, sus formas de gobierno y administración, aunque reconoce que se trata de una zona poco explorada.

Lo que sí se sabe es que hacia la época final de Monte Albán, el sacerdocio zapoteco se fue a Mitla y empezó a construir algunos basamentos, pero fue tras el abandono de la antigua capital que inició el gran proyecto de los palacios, momento en el que llegaron los toltecas y se desarrolló el estilo posclásico internacional.

“Fue entonces cuando los sacerdotes debieron llevar a Mitla la arquitectura de tipo Monte Albán, y un poco de la iconografía nueva para mantener cierta línea y paz religiosa con los mixtecos, combinando todos los elementos para crear una nueva ciudad que dio continuidad a los logros culturales de los zapotecos.

Narración mural

Uno de los fragmentos más completos e ilustrativos de los murales de Mitla, detalla el investigador,  es aquel donde aparece el encuentro entre los dioses Ehécatl y Xólotl, quienes discuten sobre cómo enfrentar al señor del Mictlán, que tiene el control de la vida. Uno representa la estrella de la mañana y el otro la estrella de la tarde y en la escena se les ve cómo se están preparando.

Otro fragmento interesante del mural es aquel donde aparece Ehécatl, quien enfrenta a Mic-tlantecutli, el señor del Mictlán, que presenta algunos elementos simbólicos de Tezcatlipoca, que diferencia a la cultura zapoteca de la náhuatl.

En estos murales también existe un detalle que nadie ha sabido interpretar, comenta Fahmel, pues hasta ahora no se ha encontrado algo similar. Y se trata de dos personajes que bajan del cielo y que están jalando al sol. 

“La propuesta es que cada uno lo quiere llevar a su lado. Y, en la escena, hay un gran jaguar que representa una montaña, mientras que el sol surge entre dos escalinatas ubicadas sobre la espalda del jaguar. Así que es una que bien podría estar relacionada con Monte Albán, dado que a este lugar también se le nombra Cerro del Jaguar”, detalla.

Por último, refiere que aún existe una discusión muy fuerte en torno a si en la iconografía de los murales aparece el dios Tláloc, pues aparentemente el Tláloc de Teotihuacán no es el mismo que el de los zapotecas.

Son obras zapotecas

De acuerdo con el arqueólogo la influencia cultural va más allá de un estilo generalizado.

Uno de los pendientes aún por confirmar en la zona arqueológica de Mitla es la interacción que existió entre la cultura zapoteca y la mixteca, dice Bernd Fahmel, aunque por el otro lado, según los elementos arquitectónicos y la narrativa de la zona, recientemente fue confirmada la influencia directa del Altiplano en Mitla.

“Se sabe que fueron los nonoalca-chichimecas quienes llegaron hasta La Cañada, e incluso se ha comentado que llegaron por la zona norte de Oaxaca, pero aún faltan más respuestas, pues aunque Mitla aceptó la presencia de elementos foráneos, el debate actual es si solamente hubo una especie de influencia intelectual o si realmente ambas culturas interactuaron.”

“Pero este problema no se podría resolver con sólo referir la existencia del famoso ‘estilo posclásico internacional’ –que es como el inglés de hoy–, en los murales de Mitla, ya que éste fue aplicado por distintas culturas para comunicarse.

“No olvidemos que éste fue un estilo caligráfico utilizado por mixtecos, zapotecos, nahuas, chichimecos, mayas y  tarascos. Así que no podría estar asociado a un grupo étnico en particular”, explica. Y añade: “Por eso sugiero que los murales de Mitla son pinturas zapotecas que contienen elementos nahuas en su narrativa, y elementos mixtecos en su
iconografía”.

“En mi opinión hay suficientes evidencias de que Mitla y sus pinturas son zapotecas, con ingredientes foráneos. Así que ese es el planteamiento que hago y que se podría discutir si a alguien le interesa”, asevera.

Otra de las incógnitas que prevalecen sobre la zona arqueológica de Mitla es el uso de sus palacios. “Ese es otro problema. Si vemos la arquitectura como un derivado de la arquitectura de Monte Albán, podemos decir que son edificios de gobierno, que no son residenciales, pues la casa típica o el palacio típico de Monte Albán no lo encontramos en Mitla, quizá porque se destruyó y sólo quedaron los grandes palacios. Aun así será muy difícil de resolver esta duda”.

Otra incógnita que muchos sostiene, recuerda, es la idea de que la cultura zapoteca fue militarista. “Aunque eso no es tan difícil de demostrar. Estoy seguro que en Oaxaca realmente nunca se llegó a un militarismo como en otras regiones; y partimos de que hay muy poca evidencia sobre guerras y conquistas en esta zona. Incluso se tienen muy pocas puntas de proyectil que avalen esa teoría”, pues en Monte Albán se han encontrado menos de 100 puntas. “Para mil 300 años de ocupación eso no es nada; seguro hubo pleitos de fronteras en esta zona, pero no guerras”.

Por último, se refiere a las famosas grecas de Mitla y considerado que muy posiblemente éstas fueron estuvieron inspiradas en el mundo Puuc. “Lo más curioso es que dentro de la pintura mural no existe elemento algún que haga referencia a las grecas; sólo están los edificios pero nada de las grecas en la iconografía”.

¿Entonces de dónde salieron las grecas de Mitla?, se pregunta. “Sigue siendo un misterio. Pero tengo la idea de que muchos de sus diseños son idénticos a los del mundo Puuc de Yucatán”, concluye.

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