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Expresiones

Devuelven vida a mural de Pablo O´Higgins en Museo de Antropología

Está por concluir la intervención al mural Luchas del pueblo Tarasco, lo que incluyó resanar fisuras causadas por vandalización

Sonia Ávila | 18-07-2014

CIUDAD DE MÉXICO, 18 de julio.- Primero con una brocha de pelo suave y luego con un hisopo húmedo, se limpió centímetro por centímetro el mural Luchas del pueblo Tarasco, de Pablo O´Higgins que ocupa una pared de la sala Culturas del Norte en el Museo Nacional de Antropología. Y un equipo de seis restauradoras termina la reintegración cromática de la obra de casi cuatro metros de ancho por nueve de largo.

Así se prevé para la próxima semana concluir la intervención al mural que también incluyó resanar fisuras provocadas por los sismos y por los visitantes que vandalizaron la pintura con rayones e incluso rasgaduras.

La restauración del mural que data de 1964 es parte de los trabajos de mantenimiento al acervo pictórico del Museo Nacional de Antropología (MNA) en el marco de 50 aniversario que festeja en septiembre próximo. Al terminar las labores en esta pieza, se trabajará en los murales Paisaje Tarahumara y Boda purépecha, también de O´Higgins.

A decir de Gilda Salgado Manzanares, restauradora del Laboratorio de Conservación del MNA, Luchas del pueblo Tarasco requería una intervención pronta ante su elevado grado de deterioro en comparación con el resto de la obra mural dentro del recinto, que también se contempla trabajar en el transcurso del próximo año.

“En 2010 el museo recibe la declaratoria de patrimonio artístico de la nación y entonces nos avocamos a hacer un diagnóstico de los elementos arquitectónicos y también de la pintura mural, y nos dimos cuenta de que la pintura contemporánea en el museo necesita una intervención. Este año empezamos con esa labor haciendo el diagnóstico del acervo y según su estado de conservación le dimos prioridad a aquello que está más afectado”, refirió Salgado Manzanares.

Si bien el mural no presenta ningún desprendimiento o daño irreversible, su deterioro era notorio por el polvo acumulado y por las fisuras; además del maltrato directo de la misma gente: “El daño es propio de la técnica de manufactura que es el fresco, los materiales no son muy plásticos y al no ser plásticos cualquier movimiento sísmico ocasiona fracturas o grietas en su superficie, pero otro de los mayores daños era el vandalismo del público que rasca o lastima de alguna forma el mural”, dijo en entrevista.

Proceso de cuatro semanas

Tras una investigación documental y un análisis de su composición química, se propuso un proceso de intervención en cuatro etapas: limpieza superficial por aspirado y brocha; limpieza en húmedo; resane de fisuras, y reintegración cromática.

A la par de las pruebas técnicas a cargo de las restauradoras, José Luis Ruvalcaba, investigador del Instituto de Física de la UNAM, realizó un estudio de los elementos químicos de la capa pictórica para determinar si ésta soportaría la intervención. Salgado Manzanares detalló que este análisis consiste en observar la pintura con aparatos ópticos a través de luz UV y luz infrarroja.

Una vez que se tiene el diagnóstico, inició la limpieza con aspirado que consistió literalmente en absorber el polvo superficial para dar paso al lavado húmedo en el cual se utiliza agua destilada y un hisopo para lavar el muro completo.

“Luego se decidió que se tenían que eliminar las intervenciones anteriores que estaban fuera de tono, eran pocas las secciones con cierta disgregación del material, pero en las capas que están ligeramente disgregadas se decidió agregar una capa de agua de cal. Por último se resana con una pasta de cal y se reintegra con acuarelas en la técnica del puntillismo; se busca que se diferencie ese puntillismo de la pincelada original, pero a la vez debe ser imperceptible”.

Con la supervisión del Centro Nacional de Conservación y Registro del Patrimonio Artístico Mueble (Cencropam) del Instituto Nacional de Bellas Artes, se pretende que ésta sea la mayor intervención al mural para luego realizar una limpieza general cada seis meses a manera de prevención, y entonces asegurar su estado óptimo por varios años.

La investigación, explicó la restauradora, arrojó que se trata de obra al fresco y que para realizarla O´Higgins viajó al norte del país para recrear la escena: “Entrevistamos a la viuda del pintor y nos decía que no se daba el lujo de inventar, sino que hacía su trabajo de campo como un etnólogo; también nos permitió ver sus apuntes y ahí se ven sus anotaciones de hasta el color de las cosas, así los naranjas de la obra no son un invento, fueron reales”.

A decir de Salgado Manzanares los murales del museo no presentan un deterioro grave en el sentido de que se desconoce si fueron restaurados de manera íntegra durante sus 50 años de vida, pero también gracias a que se produjeron desde su origen en bastidores que luego se montaron sobre el muro; con ello la capa pictórica se aisla de la humedad de las paredes.

El equipo de restauración ya prepara el mural Paisaje Tarahumara que es la siguiente obra que se intervendrá; la última de esta tanda será Boda purépecha.

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