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En 10 años, se disparó la emisión de partículas suspendidas en la ZMVM

De acuerdo con estudios de Proaire, las partículas PM2.5 aumentaron un 200% y las PM10 un 43%; ambas son dañinas para la salud

Jonás López | 15-01-2022
Foto: Cuartoscuro
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CIUDAD DE MÉXICO. En 10 años, las emisiones de partículas suspendidas de 10 y 2.5 micrómetros de diámetro (PM10 y PM2.5) en la Zona Metropolitana del Valle de México (ZMVM) han aumentado 43 por ciento y 200 por ciento, respectivamente.

Durante 2018, se emitieron 34 mil 779 toneladas de partículas PM10 y 16 mil 500 de partículas PM2.5, de acuerdo con los registros del Programa de Gestión para Mejorar la Calidad del Aire en la Zona Metropolitana del Valle de México 2021-2030 (Proaire).

Mientras que, durante 2008, se emitieron 24 mil 296 toneladas de partículas PM10 y 5 mil 499 toneladas de partículas PM2.5, de acuerdo con los registros del Proaire en su edición 2011-2020.

La exposición a estas partículas es dañina para la salud porque pueden causar mortalidad prematura por enfermedades cardiopulmonares y cáncer de pulmón, alerta el Proaire 2021-2030.

La exposición aguda y crónica a PM10 puede agudizar el asma y otros síntomas respiratorios, así como causar mortalidad prematura por enfermedades cardiopulmonares y cáncer de pulmón, además de que se relacionan con síndromes metabólicos y la prevalencia de conjuntivitis. Por otro lado, las partículas PM2.5 provocan enfermedades cardiovasculares como insuficiencia cardíaca, enfermedad coronaria y, en casos graves, muertes prematuras; también se asocian con morbilidad y mortalidad prematura por enfermedades respiratorias agudas y crónicas, como la neumonía y la bronquitis crónica. A nivel mundial, cada año alrededor de 220 mil muertes por cáncer de pulmón y 3.5 millones de muertes por enfermedades cardiopulmonares son atribuidas a la exposición a PM2.5”, se indica.

Se alerta que las partículas PM2.5 representan un mayor riesgo a la salud debido a que tienen la capacidad de penetrar a regiones más profundas de los pulmones y del sistema circulatorio.

Además, se ha asociado a las partículas PM2.5 con cáncer de riñón y vejiga, embolia pulmonar, infartos de miocardio, accidente cerebrovascular, insuficiencia cardíaca, hipertensión y diabetes tipo 2; afectan la formación de hemoglobina, pueden causar un desarrollo sicomotor retardado y derivar en problemas cognitivos, tanto en niñas y niños como en personas adultas; también se relacionan con una mayor incidencia de fracturas óseas, osteoporosis y enfermedades reumáticas autoinmunes sistémicas. Otras investigaciones señalan que la exposición a partículas PM2.5 tiene efectos en la piel, causando daño y envejecimiento prematuro”, se alerta.

Las partículas PM10 y PM2.5 se componen principalmente de nitratos, cloruros, sulfatos, óxidos de la corteza terrestre, carbonatos, bacterias, polvo, polen, moho, esporas de hongos y detritos de animales y plantas.

Son tan diminutas que se miden en micrómetros, es decir, la milésima parte de 1 milímetro.

Su tamaño les permite penetrar elementos de las vías respiratorias como el pasaje nasal, laringe, tráquea, región bronquial, bronquiolos y alvéolos.

Algunas fuentes primarias que emiten estas partículas son el transporte de carga y los autobuses que utilizan diésel como combustible, la suspensión de partículas de suelo, por ejemplo, la erosión en campos agrícolas, calles no pavimentadas, la suspensión de polvo en calles pavimentadas. Otras fuentes son las actividades de construcción y demolición, la fabricación y comercio de concreto y grava y las cenizas que provienen de procesos de combustión.

El 25 de diciembre y el 1 de enero se activaron fases preventivas de contingencia ambiental en la ZMVM por partículas PM2.5 y PM10. Las autoridades ambientales indicaron que se presentó un excedente de emisiones derivadas de quema de pirotecnia y fogatas relacionadas con los festejos de Navidad y Año Nuevo.

En el Proaire, publicado por las autoridades ambientales de la ZMVM como la Comisión Ambiental de la Megalópolis y las secretarías de Medio Ambiente de la Ciudad de México, Estado de México e Hidalgo, se reconoce el incremento de este contaminante.

Existe una desaceleración notoria en la mejora de la calidad del aire, sin tendencias a la baja perceptibles en las concentraciones de ozono y partículas suspendidas en la última década. No obstante, los resultados de la gestión de la calidad del aire en los últimos años son meritorios, puesto que se ha limitado la contaminación, a pesar del crecimiento poblacional y la expansión del área urbana. Las concentraciones de partículas superan frecuentemente los límites permisibles, especialmente durante la temporada seca-fría”, se indica.

 

cva

 

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