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Comunidad

El otro Tepito, en la resistencia cultural

A través del arte buscan salvarse como barrio y mostrarse lejos de la violencia sin razón

Arturo Páramo | 29-06-2013

CIUDAD DE MÉXICO, 29 de junio.- La Unidad Habitacional Plan Tepito está rodeada de murales. En una pared se plasma cómo la ciencia puede salvar a la humanidad. Del cuerpo de un hombre en posición fetal surge la propia naturaleza. En otro extremo del edificio, un muro muestra a un hombre manipulando un corazón humano y uno artificial, se llama Medicina. Más allá se mira a una niña presenciando el momento de la concepción; su título: Biología.

Los murales son parte del proyecto cultural, Tepito Arte más Acá, creado por jóvenes pintores del barrio para presentarse a sí mismos en un ambiente alejado de la violencia irracional que invade su entorno.

Los comanda, Luis Arévalo, zapatero de oficio y uno de los promotores culturales de Tepito que sobreviven a la falta de presupuesto, al paso de la fiebre del movimiento cultural Tepito Arte Acá que se plasmó en muros de vecindades del barrio, y a la escasa atención de las autoridades a la gestión cultural. Por ello, junto con artistas del barrio más jóvenes que él se ha dado a la tarea de pintar algunos muros de la unidad habitacional.

“Éste se llama La Ciencia, queremos que los jóvenes vean que la ciencia se puede agarrar, ahí está, y que cambie la actitud; si lo logramos vamos a ser una buena ciudad, porque el arte humaniza y eso no se puede transformar de rápido.

“No es con presencia policiaca, es con educación, cultura y arte que se logrará”, señala Arévalo, de 73 años, y muestra recelo de la etiqueta de “barrio bravo” que se le ha dado a Tepito. “Un perro bien educado no es bravo”, asegura e insiste en la necesidad de brindar más cultura y menos presencia policíaca en esa zona.

Arévalo planea, junto con los pintores jóvenes, “llenar el barrio de murales. Que aparezca el rostro de nuestra gente”.

Evoca el recuerdo de Daniel Manrique, creador, junto con otro grupo de artistas plásticos del colectivo Tepito Arte Acá.

En 1951, el Instituto Nacional de Bellas Artes decidió echar a andar un proyecto de galerías populares. Una bodega del INBA en la calle Peralvillo fue transformada en la José Clemente Orozco. Su primera exposición fue una colectiva con el trabajo de Diego Rivera, Juan O’Gorman, Dr. Atl, David Alfaro Siqueiros, Rufino Tamayo y José Clemente Orozco. En 1962 cambió de nombre a José María Velasco.

El 28 de septiembre de 1973 fue inaugurada la muestra Conozca México, visite Tepito compuesta con obra de Daniel Manrique, Julián Ceballos Casco y Gustavo Bernal. De esa exposición amenizada por el Sonido La Changa, surgió el colectivo Tepito Arte Acá que mostró que no todo en el barrio era fayuca.

El movimiento crecería hasta lograr alcances internacionales, invitaciones a los pintores a realizar residencias en Europa, y se enriquecería con Alfonso Hernández, actual cronista tepiteño.

En 1985 Tepito Arte Acá expuso en el Museo de Arte Moderno de la Ciudad de México y participó en el proceso de reconstrucción de su barrio, plasmando su trabajo en las vecindades reconstruidas.

El trabajo de Manrique, sin embargo, permanece alejado de la vista de los turistas, se plasma en muros y corredores de las unidades habitacionales, evoca el pasado prehispánico de Tepito, su vida cotidiana, sus personajes (zapateros, talabarteros, comerciantes, sastres, etcétera).

En 2009 pinta  Historial de Tepito, una especie de códice prehispánico, sobre los muros del segundo piso de la unidad habitacional conocida popularmente como Los Palomares, uno de los sitios más violentos del barrio. Su legado, dicen, sigue siendo el más representativo. Manrique murió en 2010.

Un año después murió Julián Ceballos Casco. Su actividad estuvo más enfocada a la pintura de caballete, y acababa de exponer en la galería José María Velasco.

En sus lienzos utilizaba “colores limpios, bonitos, brillantes”, para reflejar la “experiencia social del barrio” de asumir “una posición militante ante la vida”, algo indispensable en un barrio violento. Su obra, en gran medida reflejaba sus dolores físicos, la violencia de Tepito y la muerte. Su fe en la Santa Muerte fue retratada en el documental La Niña Blanca, de Pepe Guevara.

Religión y muerte

En los muros de Tepito se plasman el mundo religioso y el violento. La Virgen de Guadalupe es la más retratada y le siguen las imágenes de Cristo crucificado. Un grupo de figuras humanas han sido pintadas con la vestimenta usual del barrio: jeans, zapatos deportivos, chamarras negras, tatuajes, paliacates en el pelo, cachuchas, cadenas colgando del cuello.

Se trata, explicó Arévalo, de retratos de las personas que han sido asesinadas en Tepito. Las efigies se pintan en el mismo lugar donde cayeron acribilladas o apuñaladas, o donde murieron o fueron recogidos por una ambulancia para morir camino el hospital.

 

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