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Madonna, el pecado original

Carlos Meraz | 10:02
https://cdn2.excelsior.com.mx/media/pictures/2017/06/06/play_logo.jpg Carlos Meraz

Es mejor vivir un año como un tigre, que cien como una oveja”, Madonna.

Según las sagradas escrituras en su libro del Génesis, el pecado original fue concebido en el jardín del Edén por Eva, al desacatar mandatos divinos dejándose llevar por la curiosidad y la seducción, condenando también al débil y sumiso Adán, y a la postre a toda la humanidad, a ser expulsados del paraíso celestial, olvidándose de la juventud a perpetuidad, de la inmortalidad y del infinito gozo para vivir en libre albedrío tentados por placeres mundanos, lejos del amparo del Creador.

Acá, en la Tierra, la mujer por siglos ha estado estigmatizada por las religiones, no sólo por la judeocristiana, como un personaje secundario cuyo valor es, a veces, casi nulo, estando destinada exclusivamente a la procreación y cuidado de los hijos. El sexo débil, como algunos aún le llaman o "la hembra", como la denominan los animales.

Pero hace 60 años llegó al mundo, en los suburbios de Detroit, una mujer atrevida, audaz y poderosa que con el “pecado” ha construido su propio paraíso terrenal, y no es el Anticristo ni un emisario del Apocalipsis, sino tan sólo una celebridad del showbiz, pero, eso sí, con millones de fieles seguidores a lo largo y ancho del planeta. 

Madonna Louise Veronica Ciccone se ha dedicado a criticar a las religiones que atan y no liberan al ser humano, aquellas en las que todos sus feligreses se obsesionan por ser buenos, pero no por la bondad misma sino condicionada, pues así tienen el “derecho” de señalar al pecador, de ser jueces e imponer el castigo. Ella vive libre de culpas y si se autoflagela no es por penitencia, sino por mera satisfacción sexual.
 
Ninguna otra cantante ha vendido tantos álbumes como ella: 300 millones de copias desde su debut discográfico, en 1983, con su elepé homónimo, hasta 2015, con su más reciente Rebel Heart.
 
Pero no siempre Madonna fue una mujer emprendedora, transgresora, exitosa e innovadora como alguna vez lo confesó en público, al recibir el premio a la Mujer del Año, en la gala anual de 2016 de Billboard Mujeres en la Música, en un discurso que se convirtió en toda una declaración de principios, previo al movimiento mundial del #MeToo, donde recordó que en sus inicios solían denominarla “zorra” y “bruja”.
 
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“Recuerdo un momento en mi vida donde deseaba tener un par femenino a quien admirar para que me apoye. Camille Paglia, la famosa escritora feminista, dijo que retrasé al colectivo femenino por haberme cosificado sexualmente a mí misma. Entonces pensé: ‘Ah, si eres feminista no tienes sexualidad, la tienes que negar’. Entonces dije: ‘A la mierda todo, soy otro tipo de feminista, soy una mala feminista’”.
 
A Nueva York, la gran Babilonia del Siglo XX, llegó con apenas 19 años y 35 dólares en el bolsillo en busca de concretar sus sueños a costa de pesadillas. Ella también fue objeto de los males que azotan a las mujeres: acoso sexual, violación, humillación, sumisión y desigualdad, antes de dejar el infierno de la miseria para labrarse la gloria a un ritmo de música pop que factura millones de dólares.
 
La música la vio nacer artísticamente con sus primeros sencillos, los bailables temas Everybody y Holiday, pero no sería hasta su segundo disco Like a Virgin que empezaría a escandalizar las “buenas conciencias” con la provocadora canción alusiva a la Inmaculada Concepción.
 
El álbum y el single dejaron claro que Madonna no era otra estrella efímera del pop con un one hit wonder, sino un fenómeno de ventas para las próximas décadas. En 1984 en la primera edición de los MTV Video Music Awards ofrecería una de las más memorables actuaciones televisivas saliendo de un pastel de bodas, vestida como una insaciable novia, que lascivamente se sacudía en el piso sin perder su cinturón cuya hebilla tenía con la frase “Boy toy”.
 
De ahí en adelante el amasiato de la chica material y el canal consagrado al culto del video fortalecería su cambiante imagen y estilo musical, con polémicos clips por su carga religiosa y sexual como los de 1989: Like a Prayer, en donde bajo en sonido dance y góspel desvela su fantasía de tener sexo con un santo en plena iglesia, ganándose la condena del Vaticano; y Express Yourself, toda una apología al empoderamiento femenino.
 
Con los videos de Vogue, de 1990, refinaría al pop dándole un himno a la comunidad gay y con Rain, de 1993, ofrece una metáfora extendida de la eyaculación. En 2005 otra vez volvería a invitar al mundo a las pistas de baile con el tema Hung Up, que contiene un sampler de Gimme! Gimme! Gimme! (A Man After Midnight), éxito del grupo sueco ABBA.
 
Nadie sabe con certeza que el Edén existe, ningún ser vivo ha ido y vuelto para relatar sus maravillosas bondades. Pero lo cierto es que Madonna tiene fondos de sobra en su cuenta bancaria (un estimado de 520 millones de dólares) para comprarse cualquier paradisiaca isla de algún archipiélago del orbe y, por qué no, hasta alquilarse 72 Adanes —en alusión a las 72 vírgenes que promete el Corán en la otra vida a los varones mártires de la yihad— y edificar ahí su propio resort, con un letrero en la entrada: Eva de vuelta al paraíso.
 
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Aclaración: El contenido mostrado es responsabilidad del autor y refleja su punto de vista.

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