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Errores comunes sobre el amor: análisis neurofisiológico

Eduardo Calixto | 21:31
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Que difícil sería decirle a la pareja, al inicio de una relación amorosa, que se tiene en promedio 1000 días para ser apasionados irreflexivos e irracionales. El enamoramiento es una conducta semejante a la adicción. Resulta complicado que esta pasión-enamoramiento perdure por más de tres años exactamente con la misma magnitud, y que eventualmente nuestros sentimientos, afectos y apego van a cambiar, se van a transformar.

No hay amor para siempre --al menos no el mismo en calidad y afectos--, no existen las almas gemelas. Ser felices para siempre es el resultado de muchos cambios neuronales debidos a procesos de reforzamiento que enlazan varias áreas cerebrales y dependen de neurotransmisores, neuromoduladores y hormonas. Los hombres no son de Marte, como tampoco las mujeres vienen de Venus; tienen  diferencias anatómicas en diversas áreas del cerebro y de ahí muchas de las diferencias conductuales en los procesos del enamoramiento y de la evaluación del amor.

El amor se identifica, se construye y se evalúa continuamente por nuestro cerebro,  tanto así que los celos, la infidelidad y el dolor asociado al placer tienen connotaciones conscientes y voluntarias, no se pueden dejar al azar. Aquí, cinco errores comunes que decimos del amor y un análisis breve de las neurociencias.

 

 

Los hombres son de Marte y las mujeres son de Venus

Las evidencias en el campo de las neurociencias indican que los hombres son en lo general prácticos, superficiales, en la evaluación conductual de los procesos afectivos y muy buenos proveedores materiales. Las mujeres asocian conductas de mantenimiento del clan familiar, cuidado y mantenimiento de los procesos afectivos-apego. El cerebro del varón tiene más grande el hipotálamo y la amígdala cerebral. Las mujeres tiene más grande el cuerpo calloso, el área tegmental ventral, el núcleo accumbens, el giro del cíngulo, el hipocampo, el cerebelo y con mayor conexión el área de Wernicke y Broca.

Conclusión: ellas tienen mejor conexión cerebral para los procesos conductuales e interpretación afectiva, hablan más palabras al día, entienden mejor el proceso de prosodia (la forma en como entonamos las palabras), los cerebros femeninos están preparados para generar proceso de afecto, odio y resentimientos con mayor énfasis. No somos de diferentes mundos, somos del mismo, con capacidades complementarias.

 

 

El amor es para siempre

La felicidad se trasforma a un estado de menor intensidad con procesos cognitivos y de asociación y se busca una fuente nueva que libere con la misma intensidad que el cerebro aprendió a sentir con la pareja, pero en otra(s) persona(s). 

El amor es un proceso que depende a nivel neuroquímico de la liberación de dopamina, adrenalina, serotonina, acetilcolina, b-endorfina, óxido nítrico, anandamida y factor de crecimiento neuronal. En especial, los receptores de estos neuroquímicos decaen en el tiempo (tres años), así como la taza de liberación por las neuronas es menor en el trascurso de una relación de pareja. El cerebro, en especial el sistema límbico, va exigiendo cada vez más neuroquímicos para sentir la felicidad en el enamoramiento, como si fuera una droga; este evento decae y quedan farmacológicamente dos procesos al descubierto: la felicidad se trasforma a un estado de menor intensidad con procesos cognitivos y de asociación y se busca una fuente nueva que libere con la misma intensidad que el cerebro aprendió a sentir con la pareja, pero en otra(s) persona(s). 

Conclusión: el enamoramiento no es para siempre, es un proceso de aprendizaje que capacita al cerebro para amar a la pareja, es un proceso proyectivo de lo que se quiere reflejado en el otro(a). El amor es un proceso de reforzamiento positivo, de apego que mantiene la unión y comprensivo de la magnitud de la pareja. Si todo marcha bien, el enamoramiento evolucionará a un amor compasivo, en el cual se modifican varias conductas también con el tiempo.

 

Solo se puede amar a una persona a la vez

El cerebro tiene la capacidad de amar a dos o más personas al mismo tiempo. Su capacidad de interactuar, procesar y aprender en dualidad siempre esta presente en la corteza prefrontal. Sin embargo, siempre va a jerarquizar el cariño, la manifestación y la expresión de los afectos.

Conclusión: el proceso de apasionamiento y de relacionarse con dos parejas simultáneamente es posible para el cerebro. El factor psicológico y social han hecho un cerebro monógamo por necesidad y para éxito social.

 

 

Entre el amor y el odio solo hay un paso

El amor es un proceso límbico y prefrontal a nivel anatómico. Por neuroquímica depende en su etapa más feliz de dopamina y oxitocina, es hedónico, placentero. La persona es irreflexiva y evalúa poco las consecuencias de una mala decisión. El odio es un proceso de asociación de eventos aprendidos, se activan casi las mismas áreas cerebrales entre el amor y el odio. Las diferencias estriban en que el proceso emotivo del amor dura más tiempo y es incluso benéfico para el sistema inmunológico y cardiovascular. El proceso de odio-enojo son evaluados por el giro del cíngulo, dependen de mucho cortisol y disminución de serotonina.

Conclusión: El amor y el odio comparten estructuras anatómicas y químicas, son parte de un proceso común, de expresión distinta. No es un paso reversible entre ellos, es un proceso dual, el cual directamente proporcional a la capacidad de liberación de dopamina, madurez neuronal y de aprendizaje que se tiene. Es común evaluar amor sin odio en una adecuada salud mental, en contraste, es relativamente más frecuente identificar el odio sin amor en trastornos de la personalidad. La antítesis del amor no es el odio, es la indiferencia.

 

El amor es ciego

Ser ciego es una alteración a nivel ocular o en la corteza occipital. Un ciego aprende, tiene una gran capacidad de plasticidad neuronal, tiene una mayor sensibilidad auditiva y táctil. Memoriza en menor tiempo una serie de números por ejemplo. El enamoramiento es el proceso irreflexivo, intransigente, violento e irreal de un proceso en construcción que puede llevar al amor compasivo. A esto se puede atribuir el no ver o entender la realidad. Este mito tiene más connotaciones en el psicoanálisis e incluso mitológicas que fisiológicas.

Conclusión: negar la realidad no es un proceso de ceguera, es un proceso por momentos voluntario y por momentos de inmadurez neuronal y psicológica. Mucha dopamina nos emociona y nos disminuye el análisis objetivo de la cotidianidad. Nada más objetivo que el proceso de la visión, la cual incluso, identifica plenamente a la persona amada entre muchos rostros en 300 mseg.

En el campo de las neurociencias se tienen tres factores para evaluar el amor compasivo o verdadero. El que se construye después de tres años de enamoramiento. El que pudo evolucionar y  trascender en el tiempo.  Los factores son: 1) La pareja debe ser admirada (inteligencia y con sentido del humor) 2)  La pareja debe de gustarnos (simetría de cara, cuerpo, etc.) y 3) La pareja debe tener reconocimiento social (desarrollo económico y posición a su entorno social). Por ello, en el enamoramiento, decirle a alguien que es el amor de tu vida, es una evaluación arriesgada y que puede llevar a conflictos. Creerlo sin evidencias puede llevar a realizar elecciones equivocadas, prematuras y arriesgadas.

Parafraseando a Aute, no existen amores perdidos, son almas que jamás se encontraron, así como tampoco amores no correspondidos admitamos que son amores no merecidos.

 

Neurosalud con Eduardo Calixto en www.salud180.com

 

@ecalixto

 

Aclaración: El contenido mostrado es responsabilidad del autor y refleja su punto de vista.

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