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La dicha de viajar

Alonso Monroy | 14:12
https://cdn2.excelsior.com.mx/media/pictures/2018/01/30/logo_sitio.jpg Alonso Monroy

 

Quizás sea la sensación de desprendimiento, de desplazamiento, de levedad. Quizás sea la búsqueda desde la lejanía y la ausencia, desde la otra realidad. Quizás sea el gusto por hacer un alto en el camino, entendiendo que el alma también necesita un respiro y le viene bien explorar. Quizás sea el hallarse en situaciones inéditas y guajiras, que derivarán en historias que siempre dará gusto contar. O quizás, sólo sea darse el lujo de parar y reflexionar.

No sé bien cómo explicarlo, pero lo cierto es que hay algo mágico a la hora de viajar.

Para muchos, viajar es dejar atrás las certidumbres y estar abiertos al cambio; soltar todo lo establecido y comenzar a fluir con el vaivén del camino. Así, viajar significa abrir y cerrar ciclos desde otra geografía y desde otra perspectiva. En el viaje nos perdemos y nos encontramos, viajamos porque queremos conocernos a profundidad.

Viajar significa transitar otros mundos, escuchar otras lenguas y observar otras formas de vivir y de pensar. Al salir de casa, se inicia el recorrido por lo ajeno y se experimenta con lo extraño, con “el otro”. En el periplo, se viven odiseas, se superan contra tiempos y se conocen personajes de novela. Al caminar, se van ganando pequeñas batallas y sobre el trayecto se conquistarán hazañas que no se olvidarán. Viajar, es escribir tu narrativa.

Pero también habrá malos momentos en el viaje, las caídas son parte del camino. Habrá días que te asaltarán las dudas y los cuestionamientos, se aparecerán fantasmas y miedos; se harán presentes los reclamos del ego. Habrá días sin comodidades, habrá días para guardarse y habrá días en los que no salga el sol. Pero eso es parte del camino, los malos ratos te ayudarán a vencer miedos y te harán más fuerte, tu viaje se cargará de una intención.

Y es que viajar es vivir tu propia aventura. Durante el recorrido, iremos soltando los pasos que van quedando atrás, pero también iremos recolectando momentos; nuestros ojos se irán llenando de recuerdos. Y es que viajar es navegar en un mar infinito de oportunidades, asombros y comienzos. Viajar te abre la mente y te despierta el espíritu. El verdadero viajero se reinventa en el camino. 

Así, para muchos el viaje es infinito. Nuestra vida es una constante travesía en la que nos saludamos y nos despedimos, en la que nos caemos y nos volvemos a levantar. Desde esta mirada, viajar es una transformación constante que se teje en espiral. Como lo dice el escritor italiano Claudio Magris, “el viaje siempre recomienza, siempre vuelve a empezar, como la existencia. Viajar tiene que ver con diferir a la muerte, porque viajamos no para llegar, sino para viajar”. 

Por eso, mientras que estemos vivos, estaremos viajando, el ser humano tiene un status permanente de viajero.

Otros dicen que el verdadero viaje de la vida, es el viaje de regreso a casa, el “viaje de regreso a Ítaca”. En este viaje, dejarás tu tierra para transitar un largo camino lleno de odiseas, pericias, romances e infortunios. En este viaje circular, lo que realmente se disfruta es el camino, un camino que se va a haciendo largo. Ese es el camino a Ítaca, cualquiera que sea nuestra Ítaca, cualquiera que sea nuestro hogar.

Bien lo dice el poeta griego Constantino Kavafis: “Cuando emprendas tu viaje a Ítaca, pide que el camino sea largo, lleno de aventuras, de experiencias y conocimiento […] Ten siempre a Ítaca en tu mente, llegar ahí es tu destino. Mas no apresures nunca el viaje, mejor que dure muchos años y atracar, viejo ya, en la isla, enriquecido de cuánto ganaste en el camino”. Porque al regresar, nuestra casa también tendrá un significado distinto, mismo que cambió al momento de viajar.

Al final, viajar es un enorme regalo; es un lujo y una dicha. Sea cual sea nuestro viaje, valdrá la pena agradecer y valorar el camino, disfrutarlo, y sobre todo, vivirlo. Porque al final, de esta vida nos iremos con las manos vacías y sólo trascenderán los momentos que fuimos recolectando mar adentro, las historias que arrojó nuestro devenir por este mundo. De mi parte, siento que toda mi vida he estado viajando, y si tuviera que elegir de nuevo, lo volvería a hacer. Siempre volvería a viajar.

Referencias:

El Infinito Viajar/ Por Claudio Magris/ 2001

Ítaca, un poema nos recuerda que el viaje es más importante que la meta/ Cultura Inquieta/2017

 
 

Aclaración: El contenido mostrado es responsabilidad del autor y refleja su punto de vista.

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