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La danza del universo

Alonso Monroy | 13:27
https://cdn2.excelsior.com.mx/media/pictures/2018/01/30/logo_sitio.jpg Alonso Monroy

La noche es un ojo oscuro y brillante que nos obliga a mirar y a pensar qué hacemos aquí, hacia dónde vamos”, Josefina Moyrón. 

Cuando los monumentos arquitectónicos se convierten en instrumentos para medir con precisión el universo en el tiempo del año trópico, los datos obtenidos por medio de la observación del cielo dejan rastros de un mensaje muy poderoso. El monumento se vuelve una fuente de información que explica la relación que existe entre el vaivén de los astros y la filosofía de los pueblos originarios. Vaya maravilla, los templos sagrados también eran telescopios que descifraban la existencia de la vida en la tierra a partir de la danza del universo. 

Durante décadas, los investigadores han encontrado puntos en común entre la astronomía y otras ciencias sociales, con el fin de interpretar el fascinante legado de los pueblos originarios. Este estudio es conocido como arqueoastronomía y comprende un diálogo científico entre la astronomía y algunas ciencias humanas como la arqueología, la antropología, la etnografía, la lingüística, la epigrafía y la historia del arte, entre otras. Al cruzar datos astronómicos con rasgos culturales, la información se enriquece y se obtienen nuevos hallazgos. 

Así, un ejemplo de arqueoastronomía puede ser el estudio de un monumento arqueológico que fue pensado, diseñado y construido en alineación con el movimiento de los astros. Las construcciones eran observatorios funcionales que jugaban un papel clave en las decisiones de la comunidad. Todo tenía una orientación y una razón de ser. Nada estaba a la deriva. 

En Mesoamérica, los pueblos mayas fueron grandes observadores del firmamento y construyeron sus templos y ciudades tomando en cuenta los ciclos de Kin (el sol), de Uh’ (la luna) y de Noh Ek (Venus); sabían que ahí se encontraban muchas de las respuestas de su vida práctica, diaria y espiritual. Usando sus templos como instrumentos de medición y llevando registro de la cuenta del tiempo, descubrieron que los ciclos celestes se repetían y que las manifestaciones naturales tenían una temporalidad. Y todo lo fueron dejando por escrito.

De esta manera, el conocimiento estelar se transmitía entre linajes de sabiduría y representaba gran parte del desarrollo social, científico, agrícola, espiritual, político y religioso de la época. Cada nueva generación estudiaba los registros anteriores y sacaba nuevas conclusiones que eran transmitidos a la comunidad.

Así, los astrónomos advertían al pueblo de sequías, huracanes, cambios de estaciones, temporadas de lluvias, temporadas de siembra y también de grandes cambios sociales. Las famosas profecías mayas no surgieron de su imaginario, todo era en función del conocimiento del pasado y el entendimiento de los ciclos de los astros. Eran cronistas de su tiempo y su realidad, y contaban el tiempo por una poderosa razón: querían vivir mejor, querían vivir en armonía con su entorno.

Yo tuve el honor de iniciarme en este conocimiento a través de Felipe Chan Chiarqueoastrónomo empírico maya y custodio de la zona arqueológica de Dzibilchaltún. Él lleva más de 20 años realizando observaciones astronómicas a simple vista, utilizando el edifico de las 7 Muñecas y las estructuras arquitectónicas que lo conforman de una manera muy similar a como lo hacían los antiguos mayas. Conversando con él, entendimos por qué los mayas usaban los templos sagrados para estudiar los solsticios, los equinoccios, los fenómenos lunares y sobre todo el paso del sol en su camino diario.

En esa clase, también nos enseñó un instrumento que él diseñó, y que según sus estudios e interpretaciones, era la manera como los astrónomos mayas observaban el cielo hace miles de años. La estructura semi circular (que se asemeja una enorme concha) se cubre con una tela de velo de ángel que permite el paso de la luz en la oscuridad y que te permite puntear las estrellas con una tinta que va dejando el rastro de tus observaciones.

Al desdoblar el telar, y después de varias observaciones en diferentes fechas, se dibuja la danza del universo y se reproduce en la tierra el manto estelar. Algo sencillamente espectacular.

Fuentes bibliográficas:

  • La observación celeste en el pensamiento prehispánico/ Arqueología Mexicana/ Jesús Galindo Trejo.
  • Lenguaje Geométrico Arquitectónico del Espacio y Cómputo del Tiempo Mesoamericano/ Victor Hugo Ruíz Ortíz.
  • Arqueoastronomía Maya, Observadores del Universo/ Filme dirigido por Milagros Varguez, producido por Gabriel Berríos, y escrito y narrado por Josefina Moyrón.
Aclaración: El contenido mostrado es responsabilidad del autor y refleja su punto de vista.

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