Pandemia financiera en los deportes; huella imborrable de la cuarentena por el COVID-19

La crisis sanitaria global azota al mundo deportivo, acostumbrado a la bonanza económica

Desde marzo se apagó la actividad deportiva en el orbe ante la pandemia. Foto: Reuters
Desde marzo se apagó la actividad deportiva en el orbe ante la pandemia. Foto: Reuters

CIUDAD DE MÉXICO.

El paso de la pandemia por el nuevo coronavirus dejará una profunda marca en las finanzas de la esfera deportiva, que puede tener como recuerdos aquellos anuncios de jugosos contratos multimillonarios de su época de bonanza.

El eurodiputado francés Daniel Cohn-Bendit publicó en una columna que el joven ariete Kylian Mbappé, estrella del Paris Saint Germain tasada en 200 millones de euros el valor de su traspaso antes de la crisis sanitaria, tendría ahora un valor de alrededor de 40 millones de euros debido a la comprometida posición financiera que se vislumbra cuando se supere la crisis de salud.

El impacto en el valor de Mbappé puede ser un ejemplo de un grueso número de astros cuyo valor en sus traspasos irán a la baja ante las comprometidas posiciones de los equipos. El noruego Erling Haaland y el inglés Jadon Sancho, delanteros del Borussia Dortmund, también han dejado sus valores de 100 millones de euros ante la incertidumbre que abraza al futbol mundial.

Richard Masters, presidente de la Liga Premier inglesa, informó que el monto de las mermas de su competencia rondaría los mil millones de euros de no retomarse la temporada y junto con las pérdidas económicas irían de la mano entidades que se declararán en quiebra.

Ante el estado de emergencia que ha tenido sin juegos de futbol a casi toda Europa desde marzo, poderosas entidades como el Barcelona y el Real Madrid, en España, la Juventus y la Roma, en Italia, y el Bayern Múnich, en Alemania, han pedido a sus plantillas ajustes salariales ante la dura situación financiera para mitigar el pago de más empleados.

La compleja realidad en la que se cerró el flujo de ingresos por conceptos de transmisiones de televisión, taquillas y publicidad hizo estallar una burbuja de exorbitantes pagos salariales. Ahora las ligas estadunidenses más afectadas sopesan medidas radicales ante la inactividad.

La NBA fue la primera liga en Estados Unidos en suspender sus actividades el 11 de marzo, al saberse del primer positivo por COVID-19 en el centro francés Rudy Gobert, del Jazz de Utah. Su primer anuncio fue que la suspensión sería por 15 días.

A más de un mes del paro, con el que dejaron de realizarse los últimos 259 partidos de la fase regular, los ejecutivos de la NBA y el sindicato de jugadores llegaron a un acuerdo para que a partir del 15 de mayo los ingresos de los basquetbolistas se vea reducido 25 por ciento debido a la crisis financiera que trajo consigo la pandemia por el virus SARS CoV-2.

El estelar guardia Stephen Curry, quien apenas ha jugado cinco partidos esta campaña debido a las lesiones, es el mejor pagado en la temporada con 40.2 millones de dólares, en una liga en la que los ingresos fueron escalando hasta que en la actualidad 51 jugadores cobran más de 20 millones de dólares por temporada y 124 de los 545 registrados perciben más de 10 millones de dólares.

El futuro de los contratos supermax (en los que los basquetbolistas estelares firmaban por cinco años a cambio de más de 200 millones de dólares) queda en el limbo ante la nueva realidad que afronta la NBA, obligada a promover ajustes y recortes en gastos.

El beisbol de las Grandes Ligas también ve comprometida sus finanzas con cada día que no puede anunciar el inicio de su temporada 2020, el cual fue imposible de realizarse el 26 de marzo.

A finales de 2019 el agente Scott Boras consumó tres acuerdos en dos días con los que quedó en el umbral de los mil millones de dólares cuando Stephen Strasburg renovó por siete años con los Nacionales a cambio de 245 millones de dólares, Garret Cole se unió a los Yanquis por 324 millones de dólares por nueve años y Anthony Rendon se fue a los Angelinos por 245 millones.

Ahora, esos símbolos de la bonanza de las Ligas Mayores, junto con el resto de los peloteros, están en vía de rebajar sus percepciones ante la latente posibilidad de que la temporada se realice sin aficionados y en una sola sede para evitar riesgos de contagios, como dijo Jeff Wilpon, presidente de los Mets.

La incertidumbre abraza al mundo del deporte, que aguarda para afrontar una realidad económica distinta cuando por fin puedan retomarse los juegos. Pero luce difícil pensar en volver a ver los estratosféricos contratos después de que se contengan los contagios del COVID-19 con un tratamiento antiviral efectivo o la distribución de una vacuna.

 

cva

 

 

 

Temas relacionados:

COMPARTIR EN REDES SOCIALES

SÍGUENOS

Te recomendamos