El cambio de mentalidad; Fernando Quirarte y México 86

El defensa que anotó dos veces en ese mundial, siente que jugaron sin complejos

Fernando Quirarte en el partido ante Irak en el que anotó el del triunfo. Foto: Mexsport
Fernando Quirarte en el partido ante Irak en el que anotó el del triunfo. Foto: Mexsport

 

Fernando Quirarte era de esos jugadores que nunca daban marcha atrás.

La historia lo retendrá como un duro defensa todo corazón de las Chivas que se entregaba por igual en la Selección Mexicana.

Su premio vino en el Mundial de 1986 cuando anotó un par de veces, en el estreno ante Bélgica, “cuando corrí con las manos en alto en memoria de mi padre que cuatro meses atrás había fallecido”, y ante Irak, “en el cierre de grupo que obligaba al Tri a ganar para aspirar al primer sitio.

Era una jugada preparada por Bora Milutinovic en la que entrabamos como vagones de tren, uno tras otro por número, a veces era el uno u otras el cinco, esa vez pude ingresar por detrás de todos y le pegué con toda mi fe, tanto que le doblé la mano al portero”.

A propósito de eso, considera a través de todos estos años, que el pacto de la mentalidad ganadora del futbolista mexicano fue impuesto por Bora, “dicen que fue con Menotti, ¡ni madres!, el señor Bora Milutinovic nos dio la mística. Esa selección de 1986 le peleó a todos sin miedo incluyendo a los alemanes a los que les debimos ganar”.

Otra vuelta de tuerca en la sórdida y reciente historia del Tri. Este equipo fue el último en jugar un quinto partido al clasificarse a cuartos de final.

Ni nuestros directivos pensaban que íbamos a pasar. Lo ideal hubiera sido jugar toda la fase final en el estadio Azteca”, comenta Quirarte.

Pese a todo, Monterrey no desmereció, “recuerdo el recibimiento en el aeropuerto. El presidente Miguel de la Madrid nos prestó un avión del gobierno para trasladarnos y al llegar, fue increíble cuántos carros y gente nos apoyaban”, recuerda emocionado. Hubo 41 mil personas alentando en una tarde tan espesa y caliente que es difícil olvidarla pues quedó transversal en el corazón como una daga al perder en penales, “no estaba ni Hugo Sánchez ni Tomás Boy para disparar; yo en cambio me sentía en las nubes, estaba seguro de meter un tercer gol en el Mundial, pero Schumacher la sacó con la punta del pie”.

Rebaja el incendio de esa eliminación Fernando Quirarte acordándose de la fiesta completa que fue el mundial cuando un año antes un terremoto azotó el país.

El mexicano se levanta cuando hay adversidad, en eso somos chingones. Supe en ese tiempo que las autoridades estuvieron a punto de claudicar, porque obviamente estabamos muy tristes por la muerte de miles de personas, pero la grandeza del mexicano sacó a flote la Copa”.

Lejos de ponerse nervioso, Fernando Quirarte recuerda que estaba animado por jugar el Mundial, sobre todo por el colorido en las tribunas y el apasionamiento de los aficionados que los contagió en la cancha.

La gente necesitaba una alegría. Ese equipo tuvo mucha empatía con ellos tan es así que en el debut ante Bélgica se dejó de escuchar el himno mexicano a los pocos segundos, pero la gente tan ávida de fuerza, empezó a cantar a viva voz, para nosotros eso fue una vibra tremenda”.

 

cva

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