Buick Enclave mejoró con los años

La nueva Enclave se consolida como una seria propuesta de lujo e innovación en una cómoda camioneta de tres filas de asientos con mejores acabados y equipamiento

Foto: Juan Herrera
Foto: Juan Herrera

CIUDAD DE MÉXICO.

Sentados en la segunda fila de la nueva Buick Enclave obligamos a la mente a recuperar todo aquello que nos ha pasado a bordo de ella: desde nuestro primer encuentro, en los Pier 59 Studios de Nueva York, un día antes de que la marca la develara en el Auto Show de La Gran Manzana, hasta lo que vivimos la semana previa a su lanzamiento, en la que tuvimos la oportunidad de probarla en las carreteras y caminos de nuestro país.

No, no es el lugar más común para recordar nuestras experiencias y escribir la nota, a pesar de que lo hemos hecho en los lugares más inusuales que se puedan imaginar; pero nunca a bordo de un auto en movimiento cuyo andar puede jugar en nuestra contra al momento de enfocar la atención lejos del camino.

El trayecto está lleno de cerradas curvas y larguísimas rectas, nos trasladamos del pueblo de Tequila, Jalisco, al puerto de Manzanillo.

Nuestra idea era ver si la propuesta de una camioneta ejecutiva nos permitía ponernos a trabajar en estos caminos, mientras nos presumía una tracción integral inteligente, con diferencial trasero de doble embrague activo.

¿En qué nos ayudó? Sirvió de asistente para trazar las curvas como si fuéramos sobre rieles. Sin embargo, su versatilidad radica en que, en caso de no necesitar esta ayuda, será posible desconectarla.

Además, siempre estarás conectado. General Motors se ha empeñado en poner internet a bordo de sus vehículos en México, para convertirlos en un proveedor que permite conectarse hasta a siete pasajeros. Muchas gracias, porque, además, contamos con seis conexiones USB, que nos permitieron enchufar tanto los teléfonos móviles de todos los ocupantes como la computadora, gracias a que también se incluye un enchufe de 120 voltios para electrónicos del tamaño de una laptop.

Así que aquí estamos, recordando que a casi diez años de que la Enclave se llevara a la línea de producción, la marca se decidió a presentar una segunda generación, la cual echa mano de un nuevo lenguaje de diseño que, entre otras cosas, moderniza a una de las marcas con más abolengo de la industria automotriz.

Y es gracias a estas renovadas líneas de la marca que hoy la Enclave es la prima más guapa de la familia. Y por fin pudo revelarse, pues de las tres propuestas que General Motors tiene para este segmento: Chevrolet Traverse, GMC Acadia y la Enclave, la de Buick tuvo las mejoras más significativas, consolidándola como una camioneta más atractiva, equilibrada y sobria, con tintes de Opel que definen el trazo de los faros LED al que la marca nombró Evonik Acrylite y una nueva parrilla que provoca que el resto de la carrocería asuma una estampa más estilizada.

¡Bravo! A alguien se le ocurrió la genial idea de ponerla a hacer ejercicio y mandarla a tomar clases de modales, para darle una figura más esculpida, que al interior se complementa con mejores acabados, ensambles y materiales, para dar vida a un nuevo nivel de equipamiento conocido como Avenir (que deriva de la palabra francesa cuyo significado es futuro), inspirado en un auto conceptual que la marca presentó en el Salón de Detroit de 2015.

Maletas y el equipaje de cuatro pasajeros nos acompañaban en la travesía. La directora de Comunicación de GM de México, Teresa Cid, en la tercera fila de asientos atendiendo asuntos propios de la oficina y un servidor viviendo la experiencia de redactar lo vivido.

El sistema de infoentretenimiento, con una pantalla de ocho pulgadas, nos permitió vincular el teléfono móvil sin remordimientos, pues el internet venía incluido. Pudimos echar mano de Spotify, gracias a que cuenta con Apple Car Play y, para los que no tengan iPhone, Android Auto.

A través de las diez bocinas retumbaban toda clase de sones y melodías, que hicieron más corto el trayecto, cumpliendo con el objetivo de la marca de mejorar la habitabilidad de sus productos, para elevar la experiencia de los pasajeros. La insonorización que garantiza Buick se beneficia de cristales laminados, que la verdad ayudan mucho a que los ruidos del exterior no afecten el camino. Ahí vamos.

Una noche antes, nos presumieron un sistema deionizador purificador del aire acondicionado, con el propósito de eliminar olores y proporcionar una mejor calidad del aire para los ocupantes y que hasta que no lo probamos no nos pareció tan útil. Las tres zonas del clima evitaron las peleas por las preferencias de temperatura, que variaban de pasajero en pasajero.

Pero lo mejor llegó de la mano del motor, que nos dejó disfrutar de la carretera y sortear toda clase de obstáculos, gracias a la potencia de un V6 3.6 litros de 305 caballos de fuerza que fue vinculado a una transmisión automática de nueve velocidades.

Sí, leíste bien, nueve, que estrena una palanca tipo joystick, como las de BMW.

En los más de cien rebases que ejecutamos, las 259 libras-pie de torque se lucieron en todo su esplendor, pudiendo exprimir de mejor forma la potencia del motor a través de las paletas de cambio ubicadas detrás del volante.

No nos fue posible probar ni las siete bolsas de aire ni el detector de peatones, pero ambos sistemas de seguridad forman parte de un arsenal que ubica a este vehículo como uno de los mejor equipados del segmento, incluso con asistente de cambio de carril, asistente de frenado a baja velocidad y cámaras que ofrecen visión de 360 grados y un radar que detecta objetos con los que pudiéramos llegar a chocar.

Misión cumplida, llegamos al puerto de Manzanillo, mientras este relato viaja a la redacción del periódico Excélsior para publicarse en el suplemento de hoy. Algo que hace algunos años hubiera sonado a brujería, burla o ciencia ficción, pero que hoy es parte de una nueva generación de vehículos que han llevado la experiencia a bordo a un nuevo nivel.

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