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Londres revisa a los muralistas; exposición reúne 120 obras

La Royal Academy of Arts presentará en julio próximo la muestra México: una revolución en el arte, 1910— 1940, con 120 obras de Rivera, Orozco y Siqueiros

Sonia Ávila | 26-02-2013

CIUDAD DE MÉXICO, 26 de febrero.- Para la primera revisión sobre arte mexicano posrevolucionario en la Royal Academy of Arts, en Londres, el curador Adrian Locke consideró pertinente dimensionar los alcances de la pintura nacionalista, en particular el muralismo, y sus protagonistas en México para entender su proyección en el extranjero.

Pues se puede afirmar que de 1910 a 1940 el país vivió un “renacimiento cultural” a través de la pintura de artistas como Diego Rivera, José Clemente Orozco y David Alfaro Siqueiros, quienes además de impulsar una identidad nacional en la sociedad posrevolucionaria, establecieron un diálogo con artistas de otras latitudes, consideró el curador en entrevista con Excélsior.

A fin de comprender este periodo, Locke trabaja en la curaduría de la exposición México: una revolución en el arte, 1910-1940; un recorrido por estas tres décadas de arte mexicano con 120 obras, entre pintura y fotografía, procedentes de colecciones como la del Museo de Arte de Phoenix y la del Museo de Arte Moderno de Nueva York.

Con obras como Barricada (1931), de José Clemente Orozco, Mujeres mayas (1926) de Roberto Montenegro o Carnaval en Huejotzingo (1939), de José Chávez Morado, la exposición se enfoca en la interacción estética entre creadores mexicanos y extranjeros a partir del concepto de la pintura nacional, y cómo ésta sirvió de espejo de los cambios políticos y sociales del país.

“En la Royal Academy es la primera vez que se presenta un estudio del arte de México de principios del siglo XX, entonces es muy importante históricamente para la institución porque se captura un momento de gran optimismo en la historia de México que nos permite ver por qué significó tanto para la cultura de este siglo, y hay que reparar qué más hubo en este tiempo”, dijo quien busca un diálogo entre obra mexicana e internacional.

Si bien es sabido que tras la Revolución Mexicana José Vasconcelos, entonces secretario de Educación Pública, empleó el arte de los muralistas para generar un sentido de pertenencia entre los ciudadanos, Locke propone en la exhibición que este arte también generó una corriente en otros artistas que incluso se exiliaron en México.

“La idea es ampliar el canon del arte para mostrar que México fue un centro que contribuyó al desarrollo del arte del siglo XX y no fue un centro de aislamiento. Fue un periodo de grandes figuras culturales que crearon un centro vibrante y diverso del arte. México fue un semillero de talento e intercambio cultural durante este periodo”, refirió a propósito de la muestra que se exhibirá a partir de julio próximo.

El historiador del arte explicó que al referirse a un periodo de renacimiento habla de los alcances de la producción mexicana que  atrajo a creadores como Edward Burra, Philip Guston, Paul Strand y Henri Cartier-Bresson, de quienes en cierta medida su obra cobró importancia a partir de su estancia en México.

Paul Strand, por ejemplo, llegó en 1932 a la Ciudad de México, donde se encontró con la pobreza del campo, la crueldad de las calles y el colorido de las costumbres mexicanas; entonces se apropió de la mirada social como lenguaje propio. Incluso, el fotógrafo neoyorquino se integró a las labores de la Secretaría de Educación Pública.

Similar es el caso de  Philip Guston, pintor neoyorquino de la corriente expresionista abstracta que entre 1934 y 1935 viajó a México, donde trabajó por un breve lapso como asistente de David Alfaro Siqueiros en su taller. A su regreso a Los Ángeles inició el proyecto para pintar un mural.

Pero Locke también se refiere a la dinámica cultural dentro del país, donde personajes como Rivera, Kahlo, Siqueiros y Orozco promovieron un ambiente estético, social y político, con un lenguaje propio, reconocido y aceptado por la crítica extranjera.

“Se revela un entorno dinámico y a menudo turbulento cultural que incluyó algunas figuras seminales del siglo XX. En la exposición se reflexiona sobre la interacción entre uno con otro y sus respuestas respecto al mismo sujeto: México”, acotó quien también mencionó a Henrietta Shore, Leon Underwood, Tina Modotti y Edward Weston como artistas afectados por la corriente mexicana.

Además de la mirada social, los muralistas plasmaron su arte de una visión de denuncia con carga ideológica para emplearlo como herramienta de promoción de una nueva identidad nacional, principal objetivo de Vasconcelos.

“El programa de arte público y lo que el país tuvo que ofrecer en términos de diversidad étnica, la cultura precolombina y colonial, el paisaje, el estilo de vida, etcétera, tuvo una influencia clara que se podrá ver en la selección de trabajos para la exposición. Esto también nos permite ver cómo México produjo un sentido extraordinario de creatividad y un grado de introspección”, añadió.

Lo que pone sobre la mesa el análisis de la función del arte como agente de cambio dentro de una sociedad, al ser obra con cometidos muy específicos, como reflejar la realidad del país y, sobre todo, apoyar en la enseñanza a una sociedad.

“Es la intensidad del país sobre su gente lo que reflejan en sus obras con un impacto poderoso y capturan el verdadero sentido de optimismo de una  sociedad alternativa, en la cual la gente y artistas son iguales”, concluyó.

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