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La caza, toda una tradición en las monarquías

Felipe V, Carlos III y Lady Di son algunos de los personajes de la realeza que practicaron y defendieron la cinegética como necesidad

Giovanna Alfieri / Especial | 21-04-2012
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CIUDAD DE MÉXICO, 21 de abril.- La tradición cinegética en las monarquías data de hace más de tres siglos. Los reyes solían practicar la caza en sus residencias de campo, donde además realizaban caminatas reales y paseos a caballo.

“No es una actividad de hoy, sino de muchos años atrás. Es una tradición más que un simple capricho”, afirmó Santana Garza Lares, embajador del turismo cinegético.

Muchos de estos palacios estaban en Aranjuez, municipio al sur de Madrid, donde los reyes tenían jornadas vacacionales en las que practicaban la caza.

Se levantaban desde temprano para atender los asuntos reales en sus habitaciones, para después, terminados los temas de Estado, salir a respirar aire libre y a cazar jabalíes, venados y aves.

“La caza es un deporte tradicional asociado a una buena posición social y económica”, aseveró María Gutiérrez Menéndez, la directora general de E-TECMA LEARNING del Parque Tecnológico de Asturias, en el principado de Asturias, en entrevista con Excélsior.

Personajes de la realeza como Felipe V, primer Rey Borbón cuyo gobierno empezó en el siglo XVIII tras la Guerra de Sucesión contra Carlos de Habsburgo, disfrutaban salir de cacería.

Felipe V, quien a menudo huía de la capital madrileña para refugiarse en la naturaleza, aprovechaba sus salidas para
realizar este deporte y la pesca, a la cual también tenía gran afición.

Otro personaje que también se interesaba por la caza desde hace más de 200 años, fue Carlos III, quien en 1759, cuando subió al trono, la comenzó a practicar frecuentemente, pues creía que esto lo mantendría saludable y libre de enfermedades.

España no era el único país acostumbrado a esta actividad, en las monarquías británicas también lo hacían.

El matrimonio de Lady Diana, conocida como Lady Di, y el príncipe Carlos de Gales,fue propiciado por una sesión de cacería, durante la cual se conocieron cuando ella tenía 16 años.

En 1980, tres años después de la primera cacería, Lady Di fue invitada a una semana de caza en la finca de Sandringham, donde por primera vez se encontró al príncipe Carlos sin su hermana, y pudo establecer lazos más cercanos con él.

Actualmente esta práctica sigue siendo una actividad realizada por los Monarcas, en especial en España, donde la cacería provee tres millones de euros y 30 mil empleos al año, según el Ministerio de Agricultura.

“La caza es un elemento generador de rentas para diversos agentes, desde el sector turístico hasta la Administración, además de ser una manera de controlar poblaciones de ciertas especies”, dijo Menéndez.

Las especies que cuentan con un número limitado de miembros, e incluso están en peligro de extinción, son cuidadas en reservas de los mismos cotos de cacería, como Rancho La Paloma, una de las reservas más importantes de nuestro país, donde también se usa la inseminación para la reproducción animal adecuada.

“Siempre se acompaña a los cazadores con un guía de la reserva para que no toquen estas especies, que están separadas de los demás animales’’, puntualizó Garza Lares.

A pesar de los cuidados que los cazadores y expertos en el tema aseguran se les brindan a los animales, en la actualidad hay muchos enemigos de la actividad, como los cientos que criticaron al rey Juan Carlos, de España.

El escándalo surgió tras un viaje que el monarca hizo a Botsuana, África, en el que participó en una cacería de elefantes. En ese el rey sufrió un accidente que terminó en una operación de cadera.

“El que se cacen elefantes, ya sea el rey o quien sea, no me parece mal cuando, como es el caso en Botsuana, hay una superpoblación de paquidermos que amenaza con devastar la vegetación del lugar y puede llegar a causar hambrunas en una zona ya de por sí muy castigada en ese aspecto”, aclaró Ernesto Abad, redactor del diario español especializado en cinegética Club de caza.

“La caza de elefantes en este caso ayuda a evitar esto y además es una fuente de ingresos para la zona y de alimentos para la población indígena”, agregó.

En el sur del continente africano esta especie ha excedido los 300 mil. En el caso específico de Botsuana, la especie ha tenido un crecimiento de 20 mil a más de 100 mil.

Para cazar, ya sea elefantes o cualquier otra especie, hay diferentes técnicas, una de las más conocidas es mediante la visualización y el disparo, que puede ser con rifle, escopeta, arco o ballesta.

“Su utilización está supeditada a la licencia correspondiente a su legislación, la cual también regula los elementos de caza no autorizados, como cepos, lazos, alambres, etc.”, apuntó Menéndez.

Sin embargo, la actividad es más difícil de lo que parece, pues no sólo implica el hecho de perseguir y atrapar un animal.

En algunos cotos pasan todo el año creando y manteniendo las condiciones adecuadas para que los animales estén bien alimentados y cuidados.

“En dónde cazo sólo podemos salir con armas una media de 12 días de la temporada, de nueve a 14 horas. El resto del año sembramos parcelas, abastecemos bebederos y comedores para animales, y fabricamos refugios para que éstos se puedan defender de los depredadores”, señaló Abad.

Lo que se intenta en este tipo de lugares es crear un equilibrio con los predadores para que no se dispare la población animal, pero que tampoco se toque a la que está en extinción.

Entre las personas que se pronuncian en favor de la cacería está el famoso director, guionista y productor de cine Guillermo Arriaga, quien escribió el guión de la película
Amores Perros.

“Es lo que le ha dado y le seguirá dando sentido a mi vida. No quiero sentir que pierdo esa relación con la naturaleza”, afirmó Arriaga respecto de su afición.

En su cuenta oficial de Twitter el famoso responde diariamente a quejas de sus fans y otras personas, respecto de su pasión por la actividad que él describe como  “honesta”.

Afirma que los vegetarianos también son responsables de la muerte animal, pues queman montes con animales adentro para sembrar.

“Los actos humanos derraman crueldad.”

El escritor de la película 21 gramos dice así mismo que su simpatía por la cacería no tiene nada que ver con la diversión.

“Cazo porque es un rito que me acerca a misterios más hondos que mi vida cotidiana. Nunca diversión”, aseguró.

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