Nacional

Gritan ¡Ya basta! 5 veces desde 97 en manifestaciones pacíficas

En 14 años, ésta es la quinta ocasión en la que los ciudadanos salen a las calles a repudiar violencia e inseguridad

Andrés Becerril | 08-05-2011
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CIUDAD DE MÉXICO, 8 de mayo.- El leitmotiv de las cinco manifestaciones ciudadanas contra la violencia y por la paz realizadas en México en los últimos 14 años —entre 1997 y 2011— ha sido un sonoro “¡Ya basta!” Hoy, como en las cuatro ocasiones anteriores, la Ciudad de México será sede de la protesta ciudadana.

En estos 14 años, aquel ya “¡Ya basta!” original pasó por el “¡Si no pueden, renuncien!”, de Alejandro Martí, al “¡No tienen madre!”, de Nelson Vargas, y al “¡Estamos hasta la madre!”, de Javier Sicilia.

Fue el 13 de noviembre de 1997 cuando un grupo de la Asociación de Mujeres por la Defensa de los Derechos Civiles (AMDEC ) se reunió en el parque Rosario Castellanos, cerca de Los Pinos, para mostrarle al gobierno su hartazgo por la inseguridad en las calles y la violencia.

En 1997, aquel grupo de mujeres de la AMDEC , que hoy podrían ser consideradas madres de la inconformidad ciudadana de estas manifestaciones, le dejaron una carta al presidente Ernesto Zedillo, donde decían: “Que no se olvide que es una función esencial del Estado garantizar el orden y proteger a los ciudadanos.

“Que no se olvide que los ciudadanos pagamos impuestos. Su responsabilidad es la de rescatar la garantía constitucional que tenemos todos los mexicanos para transitar y vivir sin temor.”

Dieciséis días después de ese acto público, aunque poco difundido, de la AMDEC, el 29 de noviembre de 1997, decenas de miles de personas recorrieron las calles de la Ciudad de México, para gritar el primer ¡Ya basta! masivo a los gobernantes.

Casi 14 años después la demanda sigue siendo la misma. Fue igual en la marcha de 2008, que se llamó Iluminemos México, y el mismo en la marcha de 2004.

Diferencias sociales

Una marcada diferencia entre las primeras cuatro manifestaciones contra la violencia y la actual Marcha por la Paz con Dignidad y Justicia se evidencia en los núcleos sociales que se unieron para protestar.

La inicial, la de las señoras del 97, fue un mitin dentro de un cierto círculo de confort, de mujeres sentadas y con las cabezas cubiertas con sombreros, que protestaban porque a algún familiar o amigo le robaron un Rólex o porque el Mochaorejas había secuestrado a alguien cercano.

Las otras tres, ya en las calles de la Ciudad de México, tenían un perfil parecido: gente de cierto estrato social, quizá de clase media alta hacia arriba, que había sido víctima de algún acto delictivo.

Tal fue la escala que alcanzaron esas marchas, que en 2004, cuando Andrés Manuel López Obrador era jefe del GDF, surgió la polémica de si había calificado a quienes salieron a la calle vestidos de blanco de “pirruris”.

Ese 30 de junio de 2004 se reunieron entre 350 mil y 500 mil personas. Sin embargo, en la de hoy convergen grupos de personas de la clase trabajadora que han perdido a algún familiar que se embarcó hacia Estados Unidos y en el trayecto desapareció sin dejar rastro.

O familiares de alguien que, sin deberla ni temerla, cayó abatido en el fuego cruzado entre grupos antagonistas.

Ahora, a diferencia de las de 1997, 2004 y 2008, la marcha de 2011 es apoyada por grupos guerrilleros. Primero fue el Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) y luego el Ejército Popular Revolucionario (EPR).

El 28 de abril, desde las montañas del sureste mexicano, el subcomandante Marcos anunció que llamaba a todos sus simpatizantes en México y el mundo, grupos, colectivos, organizaciones, movimientos y pueblos originarios para que, en la medida de sus posibilidades y en sus condiciones, se sumaran a la justa demanda de esta marcha.

Días después, el 3 de mayo, lo hizo el EPR, reiterando que ellos callaron la razón de sus armas para “dar paso una vez más a la razón de la palabra, sin resultado alguno hasta el momento”, y pidieron aclarar la desaparición de sus compañeros y de más de cinco mil mexicanos.

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