Sebastián Luri

Sebastián Luri
El futbol y sus alrededores

La pelota no se mancha

28 de Noviembre de 2018

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Hoy arranca la fiesta grande del futbol mexicano con dos apasionantes duelos entre Cruz Azul versus Gallos y Santos contra Monterrey.

La Máquina ha sido el equipo más regular del torneo. No sólo por los 36 puntos obtenidos, sino porque salvo en alguna jornada puntual, dejando de lado gustos y estilos, mostró un funcionamiento fiable. Desde mi perspectiva, e independientemente de lo que suceda en la liguilla, la transformación que han tenido los cementeros en los últimos meses ya vuelve este proceso en un éxito. La conciliación con su afición es el mejor de los ejemplos.

Gallos se mete en la liguilla in extremis, pero es un merecido premio al trabajo de Rafa Puente, un entrenador joven que en su corta carrera ya ha experimentado las mieles y los sinsabores de esta volcánica profesión. Quizá es el duelo con un candidato más claro, pero sobran los ejemplos de que cuando arranca la liguilla los antecedentes no pesan.

Regios y Laguneros componen una llave con pronóstico reservado. Santos siendo de nuevo protagonista, y sin querer desmerecer el buen trabajo realizado por Dante Siboldi, demuestra que no hay persona más importante que una institución. Un club con una estructura bien cimentada es la base para obtener buenos resultados de forma recurrente.

Rayados tuvo un torneo, desde mi perspectiva, injustificablemente turbulento. Hace un tiempo que se viene abriendo una grieta entre la parcialidad de la Pandilla y los dirigentes del club. Esta situación, de la que Diego Alonso no tiene ninguna culpa, tensó la cuerda desde la jornada uno y vistió de una carga emocional a cada partido de local que envolvió al equipo en una presión por momentos nociva. Lo que pase en estas finales, seguramente, será determinante para el futuro cercano del Monterrey.

En Argentina se volvió a vivir un hecho esperpéntico que rebasó el 38 a 38 de la votación de las autoridades de la AFA de hace un par de años. Si bien es cierto que el futbol argentino perdió una extraordinaria oportunidad de lucirse ante el mundo, afirmar que lo que sucedió en las adyacencias del Monumental es un problema del futbol de ese país es un diagnóstico miope y carente de profundidad. Lo que aconteció es una muestra precisa de que la sociedad argentina se alimenta del enfrentamiento y la dicotomía constante; radicales y peronistas, River y Boca, Ford y Chevrolet. Sí, aunque parezca surrealismo mágico, en las carreras de carros también se han enfrentado a trompadas las parcialidades. 

Así como en algunos lugares de México tristemente existe una narcocultura, en Argentina prevalece una cultura barra brava que abarca transversalmente la sociedad en su conjunto. Ni políticos ni dirigentes ni gremialistas ni futbolistas y ni la gente común, cuando se dejan llevar  por la irracionalidad del fanatismo, escapan a ello.

Lo que pasó en Buenos Aires no es putrefacción futbolística, es una muestra elocuente de un mal endémico incrustado en la sociedad argentina. “La pelota no se mancha”.

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