Pablo Carrillo

Pablo Carrillo
La neurona

Pérdida de rumbo

25 de Abril de 2021

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A lo largo de los siglos el ser humano se ha distinguido por sus grandes hombres, aventureros que se hicieron a la mar en la búsqueda de nuevos territorios, nuevas culturas y descubrimientos. Aún me parece muy limitado el reconocimiento que han recibido por parte de los historiadores, pues en embarcaciones muy precarias, sólo con el impulso de las velas y los remos, llegaron a miles de kilómetros de distancia en hechos que marcaron el destino de la humanidad.

En un principio, los grandes navegantes se orientaban con el sol y por las noches eran unos maestros para guiarse con las estrellas. Más adelante, comenzaron a inventar algunos artefactos para poder llevar la trayectoria y llegar sanos y salvos al destino. Cuidado de aquel capitán que perdiera en medio de una tormenta el rumbo, pues el resultado podría ser de fatales consecuencias, más aún cuando no se tenía ningún equipamiento para poder anticipar el mal tiempo.

La anterior reflexión me lleva a tratar de definir lo que ha acontecido en el equipo de la UNAM, los Pumas, que ha tenido un torneo para el olvido después de haber logrado apenas la campaña anterior haber llegado hasta la final. Mi personal análisis me lleva a pensar que a Andrés Lillini se le hizo de noche, perdió el rumbo, y la nave va a la deriva, y de ello habla la pobre cosecha de 18 puntos en 16 partidos, una cifra muy preocupante y triste. Ya ni hablar de la nula productividad de los de azul y oro, quienes sólo han logrado 10 goles, una cifra preocupante y desafortunada. Sí, 10 goles en 16 partidos, de lágrima, la peor ofensiva de la liga.

La caída es abismal, difícil de creer que la venta del goleador Carlos González, quien ahora está con los Tigres, incidiera tanto en la nula ofensiva de los Pumas. El asunto pasa más bien por el derrumbe en el futbol de media cancha hacia adelante, evidente en el desplome del futbol de Favio Álvarez, quien debió pasar gran parte del torneo en la banca, pero que ha sido impuesto por su técnico a pesar de que no rinde y no hace una jugada de peligro en la portería rival, en una clara muestra de baja de juego. Mismo caso es el de Facundo Waller, quien sencillamente no merece tantos minutos en la cancha. Ni hablar del desastre mayor de Juan Iturbe, el jugador que más cobra en ese equipo, con ingresos millonarios al mes, pero que ha sido un gran fracaso, un petardo, un verdadero mercenario, que de paso le ha faltado al respeto a toda la institución, incluido Lillini, al que ha ofendido en el vestidor sin consecuencia alguna. Personajes como ese pillo, de escasa ralea, denigran el prestigio y grandeza del representativo de la máxima casa de estudios.

Se perdió el rumbo. ¿Y los canteranos?

 

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