Decepción

El viernes, durante la emisión de Palabra del Deporte, Pablo Carrillo y su servidor hablamos de los grandes eventos deportivos del fin de semana y, sin pretender decir que el duelo de la fecha 11 del Clausura 2024 entre América y la U de Nuevo León estaba a la altura del gran Premio de Arabia Saudita o del GP de San Petersburgo de la Indy o, incluso, cerca de los partidos que se disputarían en Indian Wells durante sábado y domingo o que se acercaba a la importancia del choque en la cima del futbol inglés entre Liverpool y Manchester City, sí mencionamos la relevancia que el partido que se disputaría el sábado en el estadio Azteca tenía.

Al analizar el compromiso entre Águilas y los Tigres llegué a mencionar que, aun sin ser considerado un clásico, el duelo ya había alcanzado una enorme trascendencia a nivel local, y que el interés que despierta entre la afición en todo el territorio nacional es indudable; es uno de los partidos que se marcan en el calendario de la Liga MX. Cuando hablamos de esas dos instituciones, estamos hablando de las dos que mayor número de partidos importantes han disputado desde hace poco más de una década, incluyendo la última final de liga.

No pretendo compararlo con el clásico nacional ni con los tradicionales clásicos capitalinos que América disputa con Pumas y Cruz Azul; tampoco quiero equiparar la relevancia que para los aficionados de Tigres tiene el duelo del cuadro universitario con el Monterrey, pero el alcance de esta creciente rivalidad es evidente. Ambos clubes cuentan con dos de los mejores planteles, repletos de estrellas, tanto nacionales como extranjeras, razón por la cual, cuando se ven las caras, la expectativa es grande entre quienes siguen la Liga MX.

Eso es exactamente lo que despertaba el duelo sabatino, pero como ya lo he externado en varias ocasiones, la liga local está devaluada y, para muestra, lo sucedido en el Azteca. Poco antes del silbatazo inicial, nos enterábamos de que los onces iniciales no serían siquiera parecidos a lo que habitualmente nos presentan. André Jardine con las Águilas y Robert Siboldi con la U de Nuevo León; en cambio, nos tuvimos que conformar con los titulares en la banca, restándole valor al compromiso.

Es evidente que para ambos entrenadores la fase regular no importa tanto. Es como si el domingo, en Anfield, tanto Pep Guardiola como Jürgen Klopp hubieran decidido jugar con suplentes para guardar a los estelares para la FA Cup del fin de semana siguiente; obvio, ambos estrategas le dieron el valor que se merecía el partido, el sistema de competencia de la Premier no minimiza el valor de los partidos de su liga. Aquí, gracias a que no hay descenso y ascenso, y a que califican más del 50% de los equipos, lo que ocurre en las 17 fechas ha perdido importancia. Qué decepción que lo que pudo haber sido el mejor juego, se pareció más a uno de pretemporada, lleno de suplentes.

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