¡Que no haya cancelación!

Los Juegos Olímpicos son vida y destino de millones de atletas jóvenes. Hombres y mujeres que, desde temprana edad, han convertido la competencia y transformado la energía en entrenamientos y ensayos, en adquisición de conocimientos y técnicas, en su razón de ser, en un leit motiv de alegría, superación, con transferencia de valores a sus actividades académicas y profesionales; capaces de comunicar ingente entusiasmo en todas las células y estratos de la sociedad. El deporte como expresión de emulación de lucha, salud, energía, felicidad; juego limpio, amistad, armonía. Los últimos meses han sido difíciles para todas las sociedades del planeta. El coronavirus cambió las perspectivas de vida y las conductas; también brindó oportunidades de nuevos aprendizajes. Hace cuatro días, el gobierno japonés y el Comité Olímpico Internacional, en una atmósfera de incertidumbre global, anunciaron un mensaje firme: ¡habrá Juegos Olímpicos!

La posición es transparente en muchos sentidos. El primer ministro de Japón, Yoshihide Suga, expresó a EFE que la celebración de los JO serán una “prueba de la victoria de la humanidad contra el covid-19”. El exesgrimista alemán Thomas Bach, presidente del Comité Olímpico Internacional, que representa a más de 200 CO nacionales, tampoco ve razón para que sean cancelados. Ambas declaraciones se edifican en columnas de responsabilidad y respeto, en un amplio abanico que comprende, de manera esencial, las máximas medidas sanitarias para atletas, entrenadores, jueces, miembros de las delegaciones visitantes. Tal vez en los próximos días den a conocer aspectos relacionados con el público en los estadios y otros en materia de finanzas. El punto central es brindar el máximo de atención sanitaria a los atletas.

Se ha asentado en este espacio el rechazo del 80% de la población a la celebración de los JO, en cuanto al aspecto económico en función a la postergación o cancelación. Los japoneses no desean cerrar las puertas al deporte. Apartemos por un momento los ojos del prisma político y económico. El deporte y la competencia, en general, siguen y se desarrollan con todas las adversidades que proyecta el coronavirus en diversas partes del mundo. No han arriado las banderas el futbol americano, tenis, basquetbol, futbol soccer, balonmano, artes marciales mixtas, boxeo, lucha profesional, se presentan con luz neón en los principales escaparates internacionales al través de la pantalla de cristal. Como en el teatro, el telón sube y baja; la vida continua.

Quizá fuese conveniente que el gobierno de Japón, el Comité Organizador y el COI den a conocer los aspectos relacionados con los espectadores en los estadios, con los turistas, enfoque a transporte aéreo, hotelería, vacunación, certificados de salud.

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